Decoración

Muebles 'vintage' que sobreviven al modernismo

Los sillones, el mobiliario de lavabo y las estanterías, entre otros, se han reinventado para no verse  abocados a su extinción.

Un ríncón de La Prendería.
Un ríncón de La Prendería.
Francisco Jiménez

Los más nostálgicos recordarán cómo era una costumbre acudir al mueble bar para coger cualquier botella (de alcohol la mayoría de ocasiones) y ofrecerle un 'shot' a un invitado, fuese un familiar o alguien que solo revisara el número del contador. Este mobiliario ya es historia, como el bidé o, en un futuro, la bañera. Pero hay otros supervivientes 'vintage' del modernismo de los hogares que también merecen su mención.

El deseo por lo antiguo y el empeño en su recuperación ha hecho que muchos de estos muebles todavía no hayan sucumbido tras una llamada al 010 para su recogida. Muestra de ello son negocios como La Prendería, de Jorge Espa, que ahora tiene una nave industrial en Cuarte de Huerva donde guarda todo tipo de joyas mobiliarias: desde mesas de comedor de mármol a sillas de roble. "Lo que todavía demanda mucho la gente es una pareja de sillones de los años 60 o 70, de estilo nórdico", explica este zaragozano.

Lo cierto es que esta tendencia propia de países del norte de Europa se ha adueñado de los hogares más modernos, y su impronta se traslada también a los muebles. "Ahora eso es lo que está de moda. Lo 'isabelino' o 'alfonsino' ya no se lleva entre los jóvenes", dice Espa. Así, los muebles que encastan el lavabo, por ejemplo, todavía se llevan, pero con las líneas sencillas que marca el estilo nórdico, ya sean cómodas o consolas. "También nos piden mucha mesa de comedor y sillas", asegura el dueño de La Prendería. 

Un ríncón de La Prendería.
Un ríncón de la antigua tienda de La Prendería.
Francisco Jiménez
Un sillón 'vintage'.
Un sillón 'vintage'.
La Prendería
Mesitas de mimbre.
Mesitas de mimbre.
La Prendería
Una lámpara 'vintage'.
Una lámpara 'vintage'.
La Prendería

La metamorfosis del interior de los hogares ha hecho mella en el mobiliario más anticuado. Nadie quiere saber nada del secreter, las familias jóvenes ya no preguntan por el mueble bar y los biombos, "aunque siguen gustando", pero no todos han salido perdiendo. Por ejemplo, con la moda de abrir la cocina al salón, parecía que la mesa de comedor podía ser sustituida por una isla. Pero no ha sido así. La mesa sobrevive, pero en dimensiones más reducidas, y las mesas industriales actúan como separador de ambientes entre una estancia y otra. "Mucha gente viene en busca de muebles de trabajo o bancos de carpintero, que hacen como isla", asegura Espa.

Las que no reblan para nada son las lámparas. Lejos de desaparecer, muchas se reinventan y, con un pulido en un taller artesano, están listas para una segunda vida. "Se pide de todo. De techo, de pie, flexos...", añade Jorge Espa. Especialmente, destacan lucernarias que cuelgan del techo para estancias como el salón, pero más simples que antaño. Un toque 'vintage'.

Gran parte del culpable de la 'muerte' de los muebles es el espacio. El aumento del coste de la vivienda y, como consecuencia, la reducción de los metros cuadrados en su interior hacen que las familias quieran aprovechar esos huecos que el bidé o la mesa del comedor pueden dejar. De ahí que la palabra secreter ya ni siquiera se escuche entre las generaciones más jóvenes. "La gente ya no se sienta con los ordenadores a trabajar en una mesa. El despacho del abuelo, con una mesa y sus sillas, ya no cabe", asevera Espa. Pero en las casas más viejas, las que todavía tienen pasillos, todavía se colocan librerías o estantes donde las obras cogen polvo. 

Sillas de estilo nórdico.
Sillas de estilo nórdico.
La Prendería
Una mesa de comedor.
Una mesa de comedor.
La Prendería

La arquitecta María Arilla recuerda cómo, en casa de sus padres, una vitrina exhibía una vajilla 'exclusiva' que tan solo se utilizaba en las cenas de Navidad. "Este mueble dejó de utilizarse pero ahora, en las casas más grandes, se sigue demandando", dice. Ahora ya no están solo en el salón, en ocasiones, con nuevas funciones, bien para guardar libros, la ropa de casa o, por supuesto, lucir esos platos artesanales.

Con la tendencia de lo natural por bandera, las típicas mesitas hechas de mimbre también han cobrado más protagonismo en la vivienda. "Es cierto que ahora se hacen con formas menos ostentosas, más minimalistas, pero con la misma esencia de naturalidad, la comodidad que ofrecen estos materiales para trabajarlos y la cantidad de diseños posibles", comenta Arilla.

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