Pilar Domené: "¡Nombrarme Grullera Mayor! Pero si yo solo sé escribir y pintar"

La enfermedad llevó a esta mujer, nacida en 1970 en Teruel a escribir. Sus cuentos de grullas han marcado un antes y un después en Gallocanta.

Pilar Domené, con una grulla de trapo, en un parque de Teruel
Pilar Domené, con una grulla de trapo, en un parque de Teruel
Antonio García/Bykofoto

Sus dos cuentos infantiles sobre grullas han disparado la afluencia de visitantes a la Laguna de Gallocanta. ¿Está contenta?

Sí, por supuesto, pero mi mensaje es que hay que respetar a estas aves, porque ellas viven allí y nosotros vamos a su casa. Si no lo hacemos, se irán y nos quedaremos sin el privilegio de verlas. Tienen miedo y son huidizas.

De hecho, la Asociación Amigos de Gallocanta la nombró en 2020 ‘Grullera Mayor’. ¿Le gustó?

Lloré de emoción como una loca. Pero hay personas que saben tanto y nos enseñan tanto... Fue en ese acto donde oí que los pollitos de grulla tienen la cabeza parda, marroncita, y me quedé con la copla. Pero ¡hacerme Grullera Mayor! Si yo solo sé escribir y pintar.

Empezó a escribir como terapia contra su enfermedad, ¿le ha funcionado?

Pues sí, aunque además de escribir los cuentos y dibujar las ilustraciones, hago muchas más cosas que me distraen un montón, como pintar, leer, tejer a ganchillo y otras muchas manualidades que me encantan.

¿Y qué tal se encuentra?

Fenomenal, porque hace casi un año y medio me cambiaron de tratamiento y me dieron otro que acababa de salir. Fue pasar de la noche al día. Yo no podía subir escaleras y estaba tumbada todo el día y ahora hago vida casi normal.

También han funcionado las ventas: más de 2.000 ejemplares del primero, ‘Cuento de grullas’, y el segundo, ‘Una grullita zarrapastrosa’, va por el mismo camino. ¿Dónde está la clave?

¡Ay! pues no lo sé. Los niños se enganchan a ellos de forma espontánea. En las presentaciones de ambos pensé que iba a estar en ‘petit comité’ y se llenó todo de gente. Se forman hasta colas para que les firme ejemplares.

Entrega todos los beneficios a la Asociación Española Contra el Cáncer. ¿Faltan recursos para investigar sobre esta patología tan complicada?

La investigación es muy cara. No solo eso, mis medicinas y las pruebas diagnósticas valen muchísimo. Yo no podría pagar todo lo que recibo. Cuando me dijeron que tenía cáncer, decidí que todo mi potencial creativo lo dedicaría a luchar contra la enfermedad.

¿No debería ser el Gobierno el que asumiera todos los estudios para combatir el cáncer?

La Administración debería preocuparse de todo esto, pero ¿y si no lo hace? Alguien debe hacerlo. La Asociación aporta psicólogos y cuidados paliativos que son necesarios.

¿Por qué es una grulla la protagonista de sus cuentos?

A veces, me lo pregunto. Me hablaban de las grullas de Gallocanta antes de ponerme mala y yo como el que oía otra noticia. Cuando enfermé, mi marido y yo empezamos a hacer senderismo y fuimos a ver las grullas. Quizá me gustan porque son cíclicas. Me despido de ellas cuando se van como si ya no las fuera a ver y cuando vuelven las saludo y hablo con ellas. En la cultura japonesa son símbolo de buena suerte y creo que me aferro a ello.

La amistad y el amor a la naturaleza son el hilo conductor de sus cuentos. ¿Se cultivan lo suficiente hoy en día estos valores?

Las redes sociales y las pantallas de los móviles hacen muy poco favor a la juventud en este sentido. Por eso quiero que mis cuentos sirvan para que la gente se enganche a la naturaleza y que actúen como un elemento intergeneracional, que los padres y los abuelos lean los libros a los niños.

¿Había escrito antes?

No, nunca. Se me ponen los pelos de punta al pensar en las fotos que me envían de niños que se quedan dormidos leyendo mis cuentos o mensajes de voz de los pequeños diciéndome que me quieren mucho o dándome los buenos días. La protagonista, Luneta, soy yo, y así me llaman mis lectores.

¿Habrá un tercer cuento?

Sí, ya estoy cogiendo apuntes. Los cuentos de grullas son complicados. Estas aves están un tiempo con nosotros y en verano se van al norte. Debo ser cautelosa.

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