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García-Abrines, poeta y pintor dadaísta que 'dormía' en un sarcófago, recordado en Azuara

Se cumple un siglo del nacimiento del profesor y musicólogo zaragozano, amigo de Luis y Alfonso Buñuel, de Manuel Derqui y la pianista Pilar Bayona

Luis García Abrines, con una boina que le enviaron desde Zaragoza, y su esposa Marie Branchini.
Luis García Abrines, con una boina que le enviaron desde Zaragoza, y su esposa Marie Branchini.
Archivo familiar/Clemente Calvo.

El pasado 24 de junio la villa de Azuara (Zaragoza) inauguraba una exposición en honor de uno de sus azuarinos más conocidos y, quizá, de los más originales y extravagantes: Luis García-Abrines Calvo (Zaragoza, 1923-Conneticcut, Estados Unidos, 2016), profesor de lengua y literatura españolas, musicólogo, pintor y poeta. “No era exactamente azuarino, pero sí lo era su familia materna, los Calvo, y él se sentía entrañablemente vinculado con el pueblo. Gracias a la Asociación de Amigos de la Villa Romana de la Malena (Aviroma), que ha decidido recuperar el patrimonio material e inmaterial de la localidad, se le rinde un homenaje: hemos dado una charla para  que la gente del pueblo sepa mejor quién es y hemos expuesto muchos materiales del archivo familiar, vinculados al pueblo, que podrán verse sábados y domingos, de 11.00 a 13.00, hasta el 13 de agosto”, explica su sobrino Clemente Calvo (Zaragoza, 1964), poeta y artista, hijo de un primo hermano de Luis García-Abrines. Aviroma está coordinada por Isabel Soriano, Teresa García, Elena Laporta y Marina Martínez.

“Tuvimos bastante relación desde que en los años 80 le envié mis poemas. Me animaba siempre. Me decía que siguiese escribiendo y en una ocasión me dijo que le iba a pasar mis textos a José Antonio Labordeta para las ‘galeradas’ de ‘Andalán’. Se fue a París en 1952 y, en 1954, a los Estados Unidos. Volvió en varias ocasiones: en el verano de 1968, a la muerte de su padre; fue entonces cuando rodó la visita a Fuendetodos, Azuara y Letux con Miguel Labordeta; en 1974; en 1982 cuando le hicieron Hizo Predilecto de Zaragoza; en 1990, cuando vino a las Jornadas Surrealistas de Teruel, donde estuvo provocador y divertidísimo, y en 1992, que acudió a la Exposición Universal de Sevilla. Recuerdo que, entonces, mi padre le llevó una guitarra de parte de su amigo Mariano Gracia”, explica su sobrino. Le concedieron en 2000, el año en que se celebraba el centenario del nacimiento de su gran amigo Luis Buñuel, el Premio Santa Isabel de Portugal, pero lo recogió su hermano Joaquín. “Él estaba ya algo delicado de salud”, dice su sobrino.

Clemente Calvo: "Me decía que siguiese escribiendo y en una ocasión me dijo que le iba a pasar mis textos a José Antonio Labordeta para las ‘galeradas’ de ‘Andalán’. Se fue de Aragón en 1954, a Estados Unidos"

“Nuestra relación epistolar fue intensificándose con el paso del tiempo. Tengo muchas cartas suyas donde me anima a escribir y me habla de sus amigos: Pilar Bayona, Alfons o Buñuel, y otros”, recuerda. Luis García-Abrines fue uno de los enamorados de la pianista, con la que se llevaba más de un cuarto de siglo: asistía a todos sus conciertos y, en las sesiones dominicales de Radio Zaragoza, la veía tocar oculto tras las cortinas de terciopelo. “Mi tía Paquita y otros familiares me contaban que los veían muy a menudo pasear desde la casa de la pianista en Independencia (ella vivía en el 8 y el en el 12), a veces hasta el Pilar. Iban discutiendo de música con muchos aspavientos, ja ja ja. Luis García-Abrines, creo que gracias a Pilar y a su curiosidad porque fue autodidacta, aprendió mucho de musicología y por eso discutían tanto”, cuenta Clemente Calvo. 

Luis García Abrines, ante Antonio Mingote, abraza al alcalde Ramón Sainz de Varanda al ser designado Hijo Predilecto de l Zaragoza en 1982.
Luis García Abrines, ante Antonio Mingote, abraza al alcalde Ramón Sainz de Varanda al ser designado Hijo Predilecto de l Zaragoza en 1982.
Archivo familiar/Clemente Calvo.

Cuando falleció Pilar Bayona en 1979, tras ser arrollada por un coche, Luis García-Abrines recibía una carta de  Luis Buñuel, donde le decía: “Me llamó usted por teléfono. Le oía mal pero imaginé que el objeto de su llamada obedecía a comunicarme la muerte de nuestra queridísima amiga Pilar Bayona. Como buen zaragozano estuve enamorado de ella cuando tenía catorce años, y ello duró hasta los dieciocho. Después tuve una sincera amistad y admiración por su maravilloso arte. Sé que aproximadamente los mismos sentimientos ha tenido usted por ella. Que no descanse en paz en nuestro recuerdo, que siga siempre vivo”.

Acerca del vínculo de Pilar Bayona y Luis García-Abrines, han contado su sobrino Antonio Bayona y su compañero Julián Gómez, que cuidaron y ensancharon el legado de la intérprete hasta que lo cedieron al Gobierno de Aragón: “De cosas de Luis García-Abrines estaba llena la casa de Pilar Bayona. Desaparecieron el hueso de oliva tallado, la sombrerera con el interior dividido en cuadrantes, y en cada uno de ellos una escena de ‘La boîte à joujoux’ (Debussyana), con sus muñecos, pero queda una pequeña maqueta del rincón de los pianos de la casa del Paseo de la Independencia, con una espléndida caricatura de Pilar, que hace de retrato en la pared, sus sorprendentes y provocadoras cartas, un cuadro, y más cosas”, y recuerda que Abrines encontró entre sus materiales una grabación que había hecho en súper-8 de Miguel Labordeta.

“También hablaba de Luis Buñuel, del escritor Manuel Derqui y de Alfonso Buñuel, que era homosexual y alguna vez se le insinuó, y eso, decía Luis, lo violentaba un poco, lo incomodaba”

“Miguel Labordeta fue muy importante para él. Eran muy amigos. Y José Antonio igual porque le publicó en el sello Orejudín su primer libro, ‘Así sueña el poeta en sus palabras’ (1960. Sería reeditado en 2000). Clemente Calvo tiene un ejemplar del libro dedicado por el autor en 1983, que "es el primer libro de 'collages' editado en España, con fragmentos de unos evangelios que, en realidad, más que poemas, eran ocurrencias suyas". La madre de los Labordeta, Sara Subías Bardají, era de Azuara y eso los unió mucho. Me mandó la grabación para que se la pasase a su hermano José Antonio. A él le gustaba mucho grabar en súper-8”, insiste Calvo, que ha hecho un inmenso trabajo de rescate de materiales muy diferentes de García Abrines. “También hablaba de Luis Buñuel, del escritor Manuel Derqui y de Alfonso Buñuel, que era homosexual y alguna vez se le insinuó, y eso, decía Luis, lo violentaba un poco, lo incomodaba”, cuenta Clemente, que estuvo en dos ocasiones en su casa de Nueva Haven, en 1994 y en 2001.

Pilar Bayona, Luis García Abrines y Alfonso Buñuel en un viaje que hicieron en la posguerra por Sevilla.
Pilar Bayona, Luis García-Abrines y Alfonso Buñuel en un viaje que hicieron en la posguerra por Sevilla.
Archivo Pilar Bayona.

Se solía contar que Luis García Abrines tenía un sarcófago como Drácula y que a veces dormía en él, hasta que lo ocultó debajo de la cama, según narró Ildefonso-Manuel Gil. “Yo no lo vi. Creo que ya estaba un poco cansado del sarcófago. Por lo visto el colectivo hispano de New Haven se lo pidió varias veces para sus manifestaciones. Él era juez de paz. Era todo un personaje”, señala. Luis García-Abrines perteneció al grupo de la Peña Niké y tenía fama divertido y excéntrico. Era tan sorprendente que podía aparecer por el café de la calle Requeté Aragonés (hoy Cinco de marzo) con un niño extraviado y lloriqueando, diciendo que lo había encontrado en la calle. Practicaba el ‘happening’ y se convertía en un actor improvisado que narraba historias que sorprendían a los compañeros de tertulia. 

“Para mí es alguien que se atrevió a ser él mismo. No le importó otra cosa, se desarrolló en varias facetas. Fue un poeta experimental, hizo buenos ‘collages’, sus estudios musicológicos sobre Gaspar Sanz o Juan del Valle y Caviedes son muy apreciados. Fue un buen profesor y manejó varias lenguas. Al leer su poesía fonética se nota que era músico. Para mí más que surrealista fue dadaísta, y no hay más que ver sus acciones callejeras. En pintura estaba más bien cercano a Joan Miró”, añade Clemente Calvo.

Tras probar suerte en el piano, sin éxito, se fue a Madrid y se licenció en Filología Románica. Se casó en Madrid en 1954 con Margaret Jounakos (que aparece en los textos de Miguel Labordeta como personaje transfigurado), con quien tendría un hijo, David. “Nunca se entendieron y se separaron pronto. Años después se casó con Marie Branchini, profesora de origen italiano, con la que tuvo dos hijas mellizas, con las que vino a Teruel: Linda y Alicia, con las que vino a Teruel” -dice Clemente Calvo.

Uno de los últimos 'collages' que realizó Luis García Abrines.
Uno de los últimos 'collages' que realizó Luis García Abrines.
Archivo Clemente Calvo.

En Estados Unidos siguió escribiendo: en 1980 publicó el libro ‘Ciudadano del mundo’, donde había poemas tan divertidos como este, dedicado a su amigo Alfonso Buñuel: “La poesía es una ciencia exacta / puesto que la integral de de Marilyn es ella misma / y no hay poema más perfecto que una mujer cojonuda / como, por ejemplo, Gina Lollobrigida”. Ese mismo año también apareció ‘Crisicollages para Luis Buñuel’ (Pórtico), que le editó con mimo y exquisitez su amigo José Alcrudo. En 1988, Ildefonso-Manuel Gil, profesor también en Estados Unidos durante años y luego director de la Institución ‘Fernando el Católico’, le publicó ‘Variaciones sobre la donna e mobile. Solo -de gaita – para hombre’, un libro de gran formato que ofrecía una meditación acerca de la misoginia en la historia.

“La poesía es una ciencia exacta / puesto que la integral de de Marilyn es ella misma / y no hay poema más perfecto que una mujer cojonuda / como, por ejemplo, Gina Lollobrigida”, escribió Luis García Abrines

Clemente Calvo tiene la cortesía de enviarnos un retrato de García-Abrines con boina y el que quizá sea su último ‘collage’. “La boina le gustaba mucho llevarla y, según me dijo su esposa Marie, que aún vive, murió con la que yo le encargué a la medida, que le quedaba estupendamente. Una de las veces que me quiso enviar dólares para pagar los envíos y encargos que yo le había hecho, le sugerí que me hiciera un ‘collage’. Me contó que no encontraba la materia prima que a él le gustaba para hacer sus obras, que eran los grabados de  ‘La Ilustración Ibérica’ y otras publicaciones similares de fines del XIX y comienzos del XX. Yo tenía algunos tomos desvencijados de esa antigua revista y se los mandé a New Haven. Al cabo de poco tiempo me envió un estupendo collage que guardo como gran tesoro”, recuerda Clemente Calvo.

La exposición, con muchos elementos de la familia, de la vida y del arte de Luis García-Abrines, se podrá visitar en el Espacio San Juan los sábados y los domingos, de 11.00 a 13.00, hasta el 13 de agosto. El Ayuntamiento de la villa ha colaborado con Aviroma y con el propio Clemente Calvo.

Uno de los últimos retratos de Luis García Abrines.
Uno de los últimos retratos de Luis García Abrines.
Archivo familiar/Clemente Calvo.
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