¿Recuerda su infancia como una época feliz?Sí.

¿Qué le hizo reír por primera vez?Recuerdo preguntarle a mi madre, al ver una foto mía de pequeña riendo, de qué me reía y mi madre responder: "No sé hija, te reías mucho". Reía a carcajadas leyendo el Pirata Garrapata, Astérix o Tintín.

¿Qué era en el patio del colegio?Era la de las gafas y el parche (tenía un ojo vago: era estrábica). Eso no me impedía ser también atolondrada e impulsiva. Rompí varias gafas corriendo y chocándome con cosas y siempre llevaba los leotardos remendados por los tomates que me hacía jugando y cayéndome.

¿Se sentía rara, especial?
No especialmente.

¿Recibió algún castigo que le dejara huella?En 1º de EGB me expulsaron del colegio. Fue, más que nada, una llamada de atención por parte de mi profesora y fueron sólo unas horas, pero me marcó. Recuerdo estar asustadísima y llorar sin parar.

¿Qué es lo que más le gustaba hacer cuando no estudiaba?Me gustaba mucho pintar y dibujar.

¿Tenía algún complejo que le amargara?Las gafas y el parche, luego la nariz, mis pechos cuando crecieron, que me parecían muy grandes… Los complejos iban cambiando o añadiéndose, pero siempre había.

¿Cuál fue la calle de su infancia?Miguel Servet, la calle del Matadero.

¿Qué es lo que más y lo que menos le gustaba de Zaragoza?Los veranos los pasaba en Dévanos, el pueblo soriano de mi padre. Como allí estaba en la calle todo el día, en Zaragoza, echaba de menos esa libertad. A cambio tenía el cine Roxy al lado, me encantaba ver películas.

¿Echa de menos haber hecho algo en su infancia?Viajar, salir de España. Conocer lo desconocido, lo diferente.

¿Tenía mucha conciencia política?No en mi infancia. En casa no se hablaba, pero la fui adquiriendo fuera. En el instituto y en el cole. Recuerdo a Sor Carolina, mi profesora de mates de 6º, preguntarnos cuántos impuestos debían pagar los ciudadanos y, al responder varias que todos por igual, exclamar: ¡Eso es lo más injusto, porque no todos tenemos lo mismo! El que más tiene, más debe aportar. Creo que ahí nació mi conciencia política.

¿Era religiosa?Claro, fui a un colegio de monjas hasta los 14.

¿De qué modo le hizo sufrir el sentido del pecado?Terriblemente. A la hora de confesarme, cosa que hacíamos periódicamente en la preparación a la comunión o después, no recuerdo bien, me sentía enormemente avergonzada de tener que exponer mi intimidad a un desconocido y culpable tanto de lo que contaba como de lo que ocultaba.

¿Hasta qué punto influía en su conducta el peso del 'qué dirán'?Influía mucho, especialmente en el pueblo, que era muy pequeño y todo se sabía. Era un factor, tanto si me rebelaba como si me comportaba.

¿Cuál fue su primer contacto con la muerte?Cuando murió mi abuela materna. Apareció el miedo a perder a mi madre o a mi padre.

¿Cómo ganó su primer dinero?Como camarera durante la universidad y recogiendo peras un verano en Frula, un pueblo de Huesca.

¿Cuál fue la primera estrella de cine que le fascinó?Marilyn Monroe, Grace Kelly y Paul Newman. Amaba el cine y veía todas las películas que ponían en la segunda cadena.

¿Cuál fue la primera canción que memorizó?Una nana que me cantaba mi madre con letra inventada y música de vals, ‘¿Por qué te vas?’ de Jeanette, estaba obsesionada con ella y con ‘Estalla la tormenta’ de Yuri.

¿Qué libros o películas le deslumbraron?'Una temporada en el infierno' de Rimbaud, 'Werther' de Goethe, 'El ángel exterminador' de Buñuel y 'Días de vino y rosas' de Blake Edwards. Vi las dos películas cuando era demasiado pequeña para poder entender su complejidad, pero dejaron en mí una huella profunda.

¿Qué personalidad fue para usted una referencia poderosa?Me fascinaban personajes que sentía cercanos por haber nacido en el mismo contexto geográfico, pero que habían llegado a lo más alto por su talento artístico como Buñuel y Goya.

¿Quiénes fueron sus grandes amistades?Amigas del cole, del pueblo, mis vecinas del 6º con las que crecí como si fueran hermanas. Recuerdo la complicidad, las risas y descubrir todo juntas.

De todo lo que le enseñaron sus padres, ¿qué caló en usted con más fuerza?¡No dejarme nada en el plato! La comida siempre ha sido un tema importante en mi casa. ¡Me encanta comer y me gusta todo! También el sentido de la responsabilidad y el esfuerzo por hacer las cosas de la mejor manera posible.

¿Qué o quién le desató la vocación que le ha marcado?Supongo que todas las películas que vi cuando era niña.

¿En qué momento pensó a qué dedicar su vida?
En el instituto sentí las ganas de hacer teatro y empecé al iniciar la universidad. Ahí comprendí que eso era lo que quería hacer en mi vida.

¿Hay algún defecto o debilidad que detectara en su infancia y que aún no ha logrado superar?Sí, soy terca y también indecisa, le doy muchas vueltas a las cosas… Y todo eso sigue ahí.

¿Cuál fue su gran tristeza?Nunca tuve un perro. Tuve muchos animales más pequeños, pero jamás me dejaron tener perro. Me hacía fotos con todos los perros con los que me encontraba.

Si pudiera viajar en el tiempo y regresar a sus primeros años durante un día, ¿a qué día volvería?A un domingo tras una excursión organizada por el colegio para alumnos y familias. Había un atasco enorme y estábamos completamente parados. Algunos coches nos salimos de la carretera, sacamos las mesas, sillas, la música y la comida que quedaba y continuamos la fiesta en el campo hasta bien entrada la noche. Volvería a esa velada imprevista, a la música, a mis padres en su plenitud bailando y cantando, a mis vecinas y a mí jugando cuando debíamos estar ya durmiendo.