gastronomía

Las croquetas de África fascinan a los infanticos

En la cocina de este colegio se elaboran recetas caseras, "las de toda la vida", con productos que vienen directamente del Mercado Central de Zaragoza.

La cocina de los infanticos de Zaragoza: música y recetas de siempre.
La cocina de los infanticos de Zaragoza: música y recetas de siempre.
Francisco Jiménez

Uniformados se sientan a la mesa. "Son buenos comedores", definen a los alumnos de la Escolanía Infantes del Pilar, los infanticos de Zaragoza. Un comedor de azulejos es el punto de encuentro donde comparten, bendicen y también se educan. "Es una oportunidad transmitir la cocina", incide África Lancina, la cocinera del colegio desde hace 8 años. Los menús vienen determinados, como en el resto de colegios, por Educación, pero en esta cocina las recetas son tradicionales. "Son las de toda la vida, las que aprendí de mi madre, Feliciana", cuenta Lancina, de Serunion.

El éxito de que los infanticos rebañen el plato –alaban las salsas– y de que quieran repetir también es de la calidad de los productos que vienen del Mercado Central. "Apostamos por los productos frescos, de temporada y cercanía, porque también es una forma de educar. Es un lujo, les llamo o les mando un whastapp y nos lo traen en el mismo día", cuentan en el colegio. Entonces suena el timbre, es el pedido de la pollería.

"¡Hola, Afri!", dicen uno tras otro mientras van a su sitio para almorzar. A la mesa se sientan los 15 alumnos –de 6 a 12 años– junto a algunos profesores. "Somos como una segunda familia y esto es un hogar, por eso también la comida es casera sin ningún precocinado", asegura.

El día de la visita el menú era brócoli con patata cocida –cuando toca verdura cocina 3 kilos– y pechugas empanadas. Si un día hacen caldo, es posible que al día siguiente haya croquetas con la carne. Precisamente, estas son un éxito. Cuando se les pregunta cuál es su comida favorita, no lo dudan: "¡Las croquetas!". De hecho, incluso los exalumnos de la escolanía hacen visitas en busca de este sabor. También triunfa la clásica pasta con tomate. "Aquí se come muy bien", asegura uno de los infanticos, que a su corta edad ya ha probado doce comedores escolares diferentes.

Conocen los gustos de todos ellos y ya saben cuándo la comida les va a "pinchar" más o menos. "Si la verdura no les gusta demasiado, les ponemos más ensalada, que comen muchísimas", cuentan. Además, el origen de los infanticos permite que sentarse a la mesa sea un momento para conocer más culturas culinarias del mundo, ya que hablan de las comidas típicas de sus países. Y es un punto donde no se pierde el legado musical: acompañan las comidas con música.

A pesar de la disciplina también hay días que optan por algo de "morro". "A veces acompañamos el plato con patatas fritas, pero las pelamos y freímos aquí", explican. Otros días es un bizcocho. El Día del Pilar, por ejemplo, es especial, ya que cenan y duermen allí para ir a misa de infantes. "¿Se puede repetir?", vuelven a pedir, sea de capricho o no

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