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Análisis del cambio del Real Zaragoza: Velázquez tiene efecto

La mano y el estilo del nuevo entrenador han despertado al Real Zaragoza en apenas 15 días. El equipo se ha levantado en un contexto difícil, con bajas clave y un calendario duro

Partido Espanyol-Real Zaragoza, jornada 19 de Segunda División
Partido Espanyol-Real Zaragoza, jornada 19 de Segunda División
Carlos Gil Roig - Prensa 2

Las hojas de notas, los cuadernillos, las carpetas, los portafolios y las pizarras portátiles que siempre acompañan a Julio Velázquez y que se han instaurado ya como un elemento más del paisaje del club contienen muchos de los secretos de la recuperación, restauración, crecimiento y mejora del Real Zaragoza. El equipo es otro porque para cambiar las cosas no hay que hacer siempre lo mismo. Se ha transformado, así, en apenas 15 días en un bloque con valores competitivos, una identidad reconocible y, lo más importante, resultados. Los cuatro puntos sumados frente a Leganés y Espanyol cuando el Zaragoza estaba desangrado tras caer en Albacete han resucitado al equipo y lo han devuelto al carril del rendimiento solvente y el fútbol prometedor.

Nadie diría que el mismo conjunto inhóspito, desencajado y enfermo que perdió en Albacete hace un par de semanas es el mismo que le ató las manos al líder Leganés y tuvo contra las cuerdas al poderoso Espanyol en su estadio. Pero el Real Zaragoza es otro porque su entrenador ha repensado, ensayado, desarrollado y propuesto cosas distintas. No solo en lo táctico. No solo es cuestión de anotaciones en una cuartilla o las flechas y mapas proyectados en las pizarras tácticas. También es un giro en la mentalidad colectiva. El Zaragoza tiene otro espíritu. Se ha contagiado del temperamento pasional, la energía visceral y la arrolladora actividad de su entrenador. Su fútbol, más allá de las cuestiones más geométricas, ha comenzado a reflejar esa personalidad. Y los jugadores han respondido: han absorbido y aceptado el mensaje. 

Puede decirse, con todas las letras, que Velázquez le ha traído al Zaragoza soluciones. De eso se trataba. Respuestas que no parecían sencillas. Menos aún ante un calendario retorcido por Leganés y Espanyol, con la plantilla plagada de bajas elementales como su portero, sus dos laterales izquierdos y sus dos delanteros centro, y con un vestuario derruido en ánimos y confianza. El efecto provocado por la mano y el estilo de Velázquez ha superado ese contexto de adversidad, lo que refuerza el papel desempeñado por el entrenador en esa transformación y acentúa su impacto.

Las claves del cambio

  1. Una nueva mentalidad. Los jugadores del Real Zaragoza exhiben hambre, compromiso, energía, implicación, intensidad y pelea donde hace un par de semanas solo había miedos, desconfianza, ansiedad e inseguridades.
  2. El cambio de sistema táctico. El flexible y polivalente sistema 3-3-3-1 (5-4-1 en defensa) con el que Velázquez ha reorganizado al equipo es coherente con las características de la plantilla y se ha asimilado a toda velocidad. El Zaragoza es más ofensivo, propone, quiere la pelota y busca el campo contrario. La versatilidad del modelo le permite ser eficaz defendiendo arriba o replegado, y atacar iniciando desde los centrales o buscando segundas jugadas en largo. 
  3. La resurrección defensiva. El crecimiento se ha asentado sobre las premisas defensivas. La mejor organización del equipo ha robustecido su escudo: el líder Leganés no le remató a portería y el Espanyol le marcó en su único disparo entre los palos. En Albacete, el Zaragoza recibió, solo ese día, 18 remates. En los dos últimos encuentros, Leganés y Espanyol han sumado 13 entre ambos. 
  4. El ataque: el punto de mejora. Aunque el Zaragoza ha incrementado sus acciones de ataque; su margen de crecimiento principal está en esta faceta. Ha pasado de rematar 8 veces por partido entre los duelos frente a Huesca y Albacete a hacerlo 10 veces contra Leganés y Espanyol. Sin embargo, su índice de peligro apenas ha crecido: de 0,5 goles esperados ha pasado a 0,8.
  5. Los futbolistas crecen. Las decisiones y métodos de Julio Velázquez han tenido un impacto directo en el rendimiento de varios jugadores, devueltos así cerca de sus mejores versiones: Gámez, Mouriño, Toni Moya, Marc Aguado, Valera, Francho, Francés... Todos han estirado sus prestaciones y han arrastrado, con esa optimización individual, el crecimiento del equipo. Causa y consecuencia.
Partido Espanyol-Real Zaragoza, jornada 19 de Segunda División
Partido Espanyol-Real Zaragoza, jornada 19 de Segunda División
Carlos Gil Roig - Prensa 2

Lo más difícil parece hecho. El Zaragoza vuelve a tener brújula y vuelve a competirle a cualquiera. Varias cuestiones han fijado el punto de inflexión después de Albacete. Con más tiempo de análisis, Velázquez detectó mejor las carencias del equipo y las posibilidades de lo que tenía entre manos. Así, concibió una nueva fórmula y unos nuevos fundamentos. Un manual de instrucciones hecho a la medida de la plantilla a mano y que le ha dado al grupo las herramientas, mecanismos y conceptos que mejor encajaban en él: así, el técnico, en un ejemplo de clínica adaptabilidad, le ha entregado una idea táctica coherente con las naturalezas y las esencias de esos futbolistas. El versátil sistema de los dos rombos (3-3-3-1 o 5-4-1 en función de la fase del juego) es la guía que estructura y organiza al equipo, pero la clave de todo es el enfoque nuevo que ha habilitado Velázquez en sus jugadores: les ha incentivado una mayor libertad posicional. Dentro de un orden y unas funciones, pero con licencias para saltar líneas con conducciones y desmarques de apoyo, para ofrecer líneas de pase, para acercarse a la pelota… Es un Zaragoza menos encorsetado, con una mayor consciencia espacial. Varios jugadores, de repente, han multiplicado su nivel porque juegan a aquello a lo que mejor saben.

Abrigado por esa arquitectura, el Zaragoza ha recuperado su solvencia defensiva (solo ha recibido un remate a puerta en los dos últimos partidos). Pero, con su nuevo sistema, también juega en más alturas y en más carriles. Hasta cinco o seis alturas tiene ahora en el campo y cinco zonas en el plano horizontal ocupan sus jugadores (los tres centrales, además de en defensa, le han mejorado en ataque). Está más organizado. Eso ha aumentado la precisión y el control, el tiempo en campo rival, la progresión del fútbol, los mecanismos de salida de balón..,

Aún faltan agregar mejoras, ganar continuidad y alimentar una evolución. El equipo tiene el margen que aún le ofrecen sus jugadores lesionados. Tiene que crecer varios puntos más con la pelota y en la producción ofensiva. Pero ya sabe cómo hacerlo. El objetivo ahora de Velázquez es que su efecto no quede en estado gaseoso y se instaure como un patrón estable, duradero y ganador.

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