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Condenado por agredir sexualmente a una joven en un portal junto a una discoteca de Zaragoza

La engañó para que la acompañara cerca de la sala Garden y cuando tuvo la oportunidad la metió de un empujón en un portal y la agredió.

El acusado, Bilal Magoouz, el día que fue juzgado en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
El acusado, Bilal Magoouz, el día que fue juzgado en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
M. G. C.

Cinco años de cárcel es la condena que la Audiencia Provincial de Zaragoza considera adecuada para Bilal Magoouz por agredir sexualmente a una joven durante la madrugada de un domingo de noviembre en un portal de la calle de Corona de Aragón cercano a la sala Garden. El tribunal declara probado que el acusado, de 21 años en el momento de los hechos, logró mediante engaño que la chica, de 22, lo acompañase a un lugar un poco apartado de la entrada de la discoteca para, valiéndose de su superioridad física, meterla por la fuerza en un portal y abusar de ella.

La agresión se produjo el 21 de noviembre de 2021. La joven estaba con un grupo de amigos en la Garden y, cuando se disponía a salir con una amiga a la calle para fumar un cigarrillo, Bilal Magoouz, a quien conocían solo de vista, se les acercó y entabló una breve conversación con ellas. Mientras la amiga se entretenía en saludar a otra conocida, el acusado le dijo a la víctima que quería hablar con ella en privado. La chica, confiada, accedió y él la cogió de la mano y caminaron juntos el corto tramo que hay hasta la calle de Corona de Aragón.

Pero, nada más doblar la esquina y al pasar por el primer portal, Magoouz la empujó con fuerza hacia el interior, la obligó a subir un pequeño tramo de escaleras y en el rellano se abalanzó sobre ella, la tiró al suelo y comenzó a tocarle por todo el cuerpo. La joven intentó quitárselo de encima y comenzó a gritar que la dejara, pero él no solo no paró sino que intentó quitarle a tirones el pantalón, unos vaqueros que no cedieron por estar sujetos con un cinturón y que él terminó rasgando por debajo de la cremallera.

La prenda de vestir fue exhibida durante la vista oral celebrada en la Audiencia y se podía apreciar claramente un enorme roto que el agresor aprovechó para meter la mano y alcanzar la zona genital de la víctima e introducirle los dedos en la vagina. La providencial llegada de un vecino llevó al acusado a interrumpir el ataque y permitió a la víctima quitárselo de encima. Como recoge la sentencia, la joven salió del portal asustada y sollozando y regresó a la discoteca visiblemente descompuesta y con el pantalón roto. 

Tras contar lo ocurrido a su amiga, esta llamó al entonces novio de la muchacha y muy poco después se presentaron en el cercano Hospital Clínico. Desde allí se avisó a la Policía y al Juzgado de Guardia y fue atendida por la ginecóloga de guardia y el médico forense, que apreciaron una erosión sangrante y signos físicos y psíquicos plenamente compatibles con la agresión sexual que acababa de sufrir.

No obstante, a pesar de que las pruebas corroboraron luego que todo sucedió tal y como declaró la víctima, el acusado lo ha negado siempre y, desde su punto de vista, no ocurrió nada más que una relación “consentida”. Según Bilal Magoouz, acordaron “liarse” y la chica fue al portal con él “voluntariamente”; luego volvieron a la Garden y cada uno siguió tomando copas tranquilamente con su cuadrilla de amigos.

Para el tribunal de la Sección Primera, la prueba incriminatoria en este caso es suficiente y bastante para desvirtuar la presunción de inocencia del acusado. Destaca, además, la especial afectación psicológica que supuso la violenta vivencia para la joven, que sufrió un fuerte impacto emocional y alteraciones en todos los ámbitos de su vida. El estrés postraumático sufrido le ha dejado secuelas por las que el acusado deberá indemnizarla con 10.000 euros y con otros 10.800 euros por las lesiones.

A la hora de fijar la pena, que para este delito va de 4 a 12 años de cárcel, los magistrados se han inclinado por establecerla en 5 una vez valoradas las circunstancias personales de Bilal Magoouz y enumeran su juventud, su situación personal de inmigrante sin recursos, sus "dificultades de adaptación" y su "impulsividad". También argumentan que la penetración existió aunque “brevemente” y quedó “interrumpida”, lo que hace que no sea equiparable a una “penetración y satisfacción sexual plena violenta”.

Respecto a la expulsión del país que solicitaron tanto la Fiscalía como la acusación particular, la sala acuerda que el condenado cumpla dos tercios de la pena en prisión y, una vez que la sentencia sea firme, puesto que puede ser recurrida y aún no lo es, el tribunal se pronunciará sobre la expulsión. 

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