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“Estés donde estés, escóndete”, advirtió a su novio la acusada de matarlo con un cuchillo en Zaragoza

Natalia Chiguachi se enfrenta a una pena de hasta 15 años de prisión por el asesinato de su pareja en un piso de la avenida de Madrid el año pasado.

Natalia Chiguachi, en la primera sesión del juicio en el que está acusada de matar a quien era su novio.
Natalia Chiguachi, en la primera sesión del juicio en el que está acusada de matar a quien era su novio.
Guillermo Mestre

“Estaba en shock, no me di cuenta de la gravedad de lo que le había pasado hasta que la policía dijo que no respiraba”. Al margen de defender que ella no fue la culpable y de que él no tenía intención de suicidarse, Natalia Chiguachi no tiene una explicación clara para lo sucedido a primera hora de la mañana del 5 de febrero de 2023. Aquel día, tras una madrugada plagada de discusiones y desencuentros con quien era su pareja, Sliman Guiz, éste falleció a causa de una herida de arma blanca en el corazón. Ella llegó a alegar el día de la muerte que había sido él quien se había golpeado con un patinete en una caída en el pasillo de la casa, aunque las evidencias apuntaban y apuntan al único cuchillo de cocina que había en el piso en el que ocurrieron los hechos. “Se ha pinchado con algo”, explicó aquel día en su llamada al 112 para pedir ayuda.

Más allá de eso, los audios amenazantes que horas antes le había mandado ella al teléfono móvil en respuesta a los mensajes vejatorios previos de él, resultaron premonitorios. “Estés donde estés, escóndete”, le había dicho Chiguachi.

La Audiencia Provincial de Zaragoza albergó este lunes la primera sesión del juicio con jurado por la muerte de Sliman Guiz, de 26 años, ocurrida en una vivienda del portal 273 de la avenida de Madrid hace poco más de un año y en el que Natalia Chiguachi, de 32, es la acusada. Ella, su hija de dos años fruto de una relación anterior, y el fallecido eran los únicos presentes en la casa aquella madrugada. La Fiscalía entiende que lo que sucedió es constitutivo de un delito de homicidio con la agravante de parentesco y solicita una pena de 14 años de cárcel. La acusación particular, ejercida por el abogado Alejandro Giménez, eleva el castigo a 15 años de prisión. Su defensa, a cargo del letrado Juan Carlos Macarrón, expone que no existe ningún delito imputable a su representada y, en el caso de que el jurado aprecie que sí, plantea que concurren las eximentes de legítima defensa, miedo insuperable y arrebato u obcecación.

En su declaración ante el tribunal, presidido por la magistrada María Soledad Alejandre, Natalia Chiguachi fue poco clara en algunas de sus explicaciones. La acusada no escondió que la relación que mantenía desde el verano con Sliman Guiz estaba marcada por las discusiones y que incluso habían llegado a las manos. “Estaba enamorada”, afirmó. “Era una buena persona y cariñoso”, comentó. Según ella, las complicaciones llegaban cuando consumía drogas y alcohol.

Tras haber estado con una amiga y haber acudido después al piso de un amigo, aquella madrugada Chiguachi, como acostumbraba los fines de semana, marchó con su hija pequeña a la casa okupada en la que residía Guiz, aún a pesar de los mensajes previos marcados por los celos. La pareja se encontró en la calle, comenzó a discutir y la disputa continuó en el piso.

“Al entrar me pegó y me preguntó qué dónde había estado”, expuso la acusada. En el único momento en el que la voz se le quebró, también contó que a lo largo de la madrugada el fallecido la había empujado, insultado e incluso clavado un tenedor en un labio. Los forenses hallaron tres marcas compatibles con un pinchazo con el cubierto, así como equimosis en el mentón y en un párpado. Ninguna de las heridas entrañaba un riesgo vital.

A las 4.39, alertada por un vecino que había oído gritos, se personó en el piso una patrulla de la Policía Nacional. Antes de que Chiguachi abriese la puerta, Guiz saltó por una ventana a un patio interior. “Me dijo que no diese su nombre, que si no alguien le haría daño a mis hijas”, contó ella para justificar que identificase como su presunto agresor a un amigo de su novio. Los agentes le ofrecieron ayuda y llamaron a una ambulancia. Sin embargo, rechazó cualquier tipo de atención. “No quería que se lo llevarán”, afirmó.

Cuando la Policía se fue, Sliman Guiz regresó y reanudaron la discusión. La tensión se elevó hasta que, según la acusada, él regreso de la cocina esgrimiendo un cuchillo. “Me dijo que me iba a matar”, expuso Chiguachi. “Nos caímos al suelo, me puso una mano en el cuello y en la otra llevaba el cuchillo, lo empujé, se puso de pie y se volvió a la cocina”, narró. Al rato, añadió, Guiz la llamó pidiendo ayuda. A preguntas de la fiscal, indicó que se encontró a su novio sentado en una silla y le dijo que se encontraba mal. “Se levantó la camiseta y llevaba un pequeño corte”, aseguró. Más allá de en la ropa, no vio más sangre. “Lo llevé al salón y se quedó en el sofá”, relató. “Quería ayudarle, no sabía que se había muerto”, afirmó.

Natalia Chiguachi contó que para hacer la llamada a urgencias tuvo que buscar su móvil y el de Guiz porque él los había escondido, lo que habría retrasado su aviso. Aunque los agentes se encontraron la casa recogida y el cuchillo limpio, ella afirmó que solo había limpiado tres gotas de sangre del suelo de la cocina procedentes de la herida de su labio. Tampoco encontró explicación a que su novio tuviese la camiseta vuelta del revés con el corte del pinchazo en la espalda.

En el arma blanca se encontraron restos biológicos del fallecido y de la acusada. Además, la herida es compatible con su filo. El cuchillo penetró en su cuerpo casi dos centímetros y medio hasta alcanzar el corazón y le produjo una hemorragia interna que le causó la muerte en un lapso de cinco minutos, según los forenses.

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