Comienza en Zaragoza el juicio por la extraña muerte de un hombre a manos de su pareja

La Audiencia juzga desde este lunes a la mujer, que se enfrenta a una condena de 15 años. Ella insiste en que fue una muerte accidental, pero la Policía no lo cree.

Una policía entra en el edificio de la avenida de Madrid de Zaragoza donde se ha producido el homicidio.
Una policía entra en el edificio de la avenida de Madrid de Zaragoza donde se produjo el homicidio.
José Miguel Marco

La Audiencia Provincial de Zaragoza alberga desde este lunes y a lo largo de otras cinco sesiones más el juicio con jurado por el crimen de la avenida de Madrid del 5 de febrero del año pasado en el que falleció Sliman Guiz, un joven de 26 años. Para la Fiscalía y la acusación particular, ejercida por el abogado Alejandro Giménez, la culpable fue la que era su novia, Natala Ch., que se enfrenta a una condena de hasta 15 años. La defensa, que corre a cargo del letrado Juan Carlos Macarrón, entiende que la muerte fue accidental y que lo único que hizo su clienta fue defenderse de una agresión.

La autopsia que se le practicó al cadáver de Sliman Guiz, que permaneció durante tres meses en una cámara frigorífica del Instituto de Medicina Legal de Aragón, reveló que falleció a consecuencia de una cuchillada en el corazón. Además, también se concluyó que la víctima no presentaba lesiones compatibles con un forcejeo en manos y antebrazos.

La herida mortal fue asestada en el hemitórax izquierdo. Le alcanzó el corazón y le hizo caer al suelo. No obstante, la agonía se calcula que duró unos cinco minutos, lo que tardó en llenarse de sangre el saco pericardio. En su llamada al 112, una hora después, Natalia Ch. comunicó que su pareja se había caído y "pinchado” con algo. Concretamente, apuntó a una pieza de un patinete eléctrico.

Fue el trágico final para una madrugada en la que ya antes de la muerte la Policía Nacional había visitado el domicilio ocupado del número 273 de la avenida de Madrid en el que vivía Sliman Guiz. Los agentes acudieron por primera vez sobre las 3.49 tras recibir la llamada de los vecinos, alertados por los gritos que se oían.

Antes de que llegase la Policía, Guiz se escondió en un patio interior. La encausada reconoció entonces que habían mantenido una discusión, pero la identidad que dio de su novio fue falsa. Guiz regresaría sobre las 5.49 y hasta la 8.30 aparentemente en la vivienda hubo calma. A primera hora de la mañana comenzó la disputa final. Los vecinos dejaron de escuchar ruidos después de un golpe seco en el suelo.

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