La violenta agresión sufrida por un vecino de Zaragoza queda finalmente impune

La memoria traicionó a la víctima, a la que rompieron la mandíbula de un fuerte puñetazo, pero que fue incapaz de identificar al acusado como su agresor en el juicio. 

Ambulancia entrando en Urgencias del Hospital Miguel Servet de Zaragoza
Imagen de archivo de una ambulancia entrando en Urgencias del Hospital Miguel Servet de Zaragoza, donde fue operada la víctima.
Toni Galán

Un vecino del barrio zaragozano de Santa Isabel caminaba junto a su pareja paseando al perro cuando se encontraron con un grupo de “siete u ocho chavales”. En el momento en el que se cruzaron, uno de ellos se giró y le lanzó un fuerte puñetazo, con tan mala suerte que le rompió la mandíbula y tuvo que pasar por el quirófano. La víctima y su mujer identificaron como presunto autor de la agresión a A. P. P., para el que solicitaron una condena de dos años de cárcel. Sin embargo, de forma inesperada, el día del juicio retiraron los cargos. No hizo lo mismo la Fiscalía, que, aunque sorprendida por la reacción del matrimonio, decidió mantener la petición de un año de prisión por un delito de lesiones.

Los hechos se produjeron sobre las 23.00 del 29 de julio de 2021 en la avenida de Santa Isabel. Al día siguiente, cuando denunció el ataque, la víctima no parecía tener dudas sobre la autoría. Sin embargo, dos años y medio después, al agredido y a su esposa les traicionó la memoria. Porque cuando el titular del Juzgado de lo Penal número 2 les preguntó por lo sucedido, estos dijeron que no estaban seguros de que fuera A. P. P. quien soltó el puñetazo.

Durante su declaración en la vista, el denunciante explicó que esa misma tarde había mantenido un enfrentamiento con el encausado en el exterior del bar Kilómetro 0, por lo que sospechó que ambos incidentes podían estar relacionados. Y de la misma forma se justificó su mujer, quien añadió que todo sucedió “muy rápido”. Contó también que el ataque se produjo instantes después de que se cruzaran con el grupo de siete u ocho jóvenes, cuando ya les habían dado la espalda, de tal forma que no pudieron ver quién propinaba el puñetazo.

El acusado no solo negó la autoría de la agresión en el juicio, sino que presentó una coartada y a un amigo dispuesto a corroborarla. A. P. P. admitió que aquella misma tarde tuvo “un incidente con empujones” con el denunciante y algún familiar. Sin embargo, este aseguró que luego se fue con un su amigo a Belchite, localidad donde reside. El testigo explicó que cenaron en un bar del pueblo y luego, sobre las doce de la noche, se fueron a dormir.

Una sorpresa para la Fiscalía

El Ministerio Público podía prever la versión exculpatoria del investigado, ya que durante toda la fase de instrucción negó ser el autor de la agresión. Lo que no esperaba es que la acusación particular terminara retirando los cargos contra el encausado en el juicio. Convencida de que existían pruebas para mantener la acusación, la Fiscalía solicitó cárcel para A. P. P., pero también que se le obligue a indemnizar a la víctima con 2.670 euros por los casi tres meses que tardó en recuperarse tras ser operado.

Finalmente, la sentencia ha sido absolutoria. Porque, como indica el juez, al no identificar el denunciante ni su mujer al agresor, aunque hay pruebas de las lesiones, no las hay suficientes para determinar la autoría. Contra el fallo todavía cabe recurso de apelación ante la Audiencia de Zaragoza.

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