"Mi piso está bien, pero desde la ventana veo cascotes de la casa contigua hundida"

Los desalojados de casas cercanas tienen 10 minutos para recoger lo más necesario.

Varios vecinos entran en la finca colindante con la del derrumbamiento para recoger ropa y enseres personales
Varios vecinos entran en la finca colindante con la del derrumbamiento para recoger ropa y enseres personales
Antonio García/Bykofoto

Carmen, una de las primeras personas desalojadas por el derrumbamiento de la finca del número 21 de la calle San Francisco que pudo regresar este miércoles a su casa para recoger lo más necesario, explicó que su piso, situado en un edificio contiguo al que se hundió, está "perfecto" y no presenta ninguna secuela por el siniestro. Entre sus deseos y la realidad, manifestó su confianza de "volver a casa pronto porque todo está bien".

Esta mujer tuvo 10 minutos para recoger ropa y medicamentos, fundamentalmente. Accedió a su vivienda acompañada por un bombero, como el resto de las personas que pudieron volver momentáneamente a las viviendas de las seis fincas evacuadas -tres en los números precedentes al edificio que se hundió y otras tres en los posteriores-.

 Cuando el piso de Carmen fue desocupado, ella estaba trabajando y no disponía más que de la ropa que llevaba puesta. A la espera del ansiado regreso, vive en la casa de una amiga.

Elena, propietaria de un piso de alquiler en un edificio desalojado, quiso visitarlo para asegurarse de que no había sufrido desperfectos. Tras una rápida inspección pudo comprobar que el piso está "perfecto". Su marido, Adrián, explicó que el único indicio de la catástrofe registrada en la finca contigua eran "los cascotes que se podían ver desde la ventana".

Ángel accedió a uno de los inmuebles desalojados en la calle San Francisco, pero por el acceso orientado al Camino de la Estación. Tampoco encontró desperfectos en su vivienda. Volvió porque salió de casa pensando en pasar solo una noche fuera. "He cogido ropa para un par de días. Pensaba que iba a estar una noche fuera de casa y cogí un pantalón, el pijama, una camisa y una muda. Hoy me he llevado lo necesario para dos o tres días y, si se arruga, ya lo plancharé".

Aunque no detectó ningún daño en su hogar, no sabe cuándo podrá volver a ocuparlo. "Me han dicho que ya me llamarán cuando pueda regresar", se resignó. Reconoció que, si el desalojo se alarga en el tiempo, tendrá que pedir apoyo. "Ayer -por el martes- me busque alojamiento y comida por mi cuenta, pero si esto se alarga tendré que pensar otra solución", admitió.

Entre los inmuebles desalojados, figura la dirección provincial de Medio Ambiente, que tuvo que trasladar la emisora contraincendios a la cercana Delegación Territorial de la DGA. El medio centenar de trabajadores de esta dependencia administrativa podrá regresar hoy a su centro de trabajo habitual tras constatarse el buen estado del inmueble.

Por su parte, una veintena de vecinos que perdieron su casa con el hundimiento pasaron la noche en el albergue de Caritas. No pudieron pegar ojo, debido a la preocupación por lo ocurrido. Comentaron que fueron muy bien tratados y que el lugar es confortable. Teresa Pellón, una afectada, seguía "con un nudo en el estomago" y no se quita la pena de haber perdido su hogar. Este miércoles por la noche cenaron un bocadillo de lomo y desayunaron zumos, galletas, bizcocho y café.

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