"Vivos de milagro": el drama detrás de las familias que lo han perdido todo en el derrumbre de un edificio en Teruel

Los afectados denuncian la falta de soluciones del Ayuntamiento ante las quejas previas.

Conmoción entre los vecinos afectados por el derrumbe de su edificio en Teruel
Conmoción entre los vecinos afectados por el derrumbe de su edificio en Teruel
Antonio García/Bykofoto

La calle de San Francisco y el Camino de la Estación, las dos vías urbanas a las que se asomaba el inmueble que este martes se vino abajo en Teruel como si fuera un castillo de naipes, fueron testigos de la desesperación y el desconsuelo de los 45 vecinos que, en cuestión de minutos, se quedaron sin hogar y sin las pertenencias que guardaban dentro. Los sollozos y los gemidos podían oírse en cualquier punto de esta parte de la ciudad, convertida en un escenario de catástrofe. También la indignación se extendió entre los damnificados, que acusan al Ayuntamiento de pasividad ante los reiterados avisos de filtraciones en los garajes de la finca hundida.

Uno de los afectados por el hundimiento y presidente de la comunidad de propietarios de los garajes del número 21 de la calle San Francisco, Javier Carbó, tenía muy claro que "el edificio se hundió porque no soportó las humedades". Recordó que "hace 12 días" los vecinos avisaron al Ayuntamiento de que se filtraban a través de los muros de la cochera chorros "de aguas residuales, reforzadas por las pluviales de las últimas tormentas".

El suceso no ha provocado daños personales, han sido evacuadas 21 viviendas

Ante los reiterados avisos, la respuesta del Ayuntamiento fue, según Carbó, que "estaban trabajando en ello". El pasado lunes por la noche, intentó con otros vecinos canalizar al agua que "manaba" de las paredes, aunque "era difícil por el mal olor que desprendía". Este martes por la mañana, un vecino le alertó de que los pilares de la cochera que soportan el resto del inmueble habían cedido y el desalojo se precipitó.

Si hubiera sido de noche, mientras los vecinos dormían, sería una tragedia, porque hubieran "muerto todos"

Javier Carbó apenas tuvo tiempo de sacar el coche del garaje y todo el edificio colapsó. "No tenemos nada, solo lo puesto", se lamentó. "En dos horas, hemos pasado de estar sentados en la mesa de casa a no tener un hogar", resumió. Aclaró que la empresa de aguas municipal, que siguió el problema de las filtraciones desde el aviso vecinal de hace 12 días, trabajaba desde primera hora de este martes para atajar las fugas, pero no le dio tiempo a controlarlas porque el inmueble se convirtió en un montón de escombros.

Javier Carbó resaltó que, si el hundimiento se hubiera producido de noche, mientras los vecinos dormían, habría sido una auténtica tragedia, porque hubieran "muerto todos" los vecinos del bloque debido a la rapidez con que se desmoronó.

Todo apunta a que este derrumbe está relacionado con las fuertes lluvias registradas ayer en Teruel.
"Me he quedado con lo puesto y no sé qué voy a hacer"

La impotencia se extendió entre los afectados por el derrumbamiento. "Me he quedado con lo puesto y ahora no sé qué voy a hacer", decía entre lágrimas Isabel Carretero, aún impactada tras haber visto cómo se derrumbaba el bloque de pisos. La mujer, que vivirá con su hija hasta encontrar una solución, agradecía de corazón que dos policías locales hubieran logrado rescatar a su perro en el último instante, "jugándose el tipo", pero no podía evitar pensar que sus bienes más preciados habían sido sepultados por los escombros. "Las cenizas de mi marido se han quedado allí, junto con todas mis cosas; esto es muy doloroso", repetía. Al poco, la preocupación aparecía en su rostro al recordar que en los últimos días, con las lluvias, el agua "salía a borbotones por los desagües de los lavabos y de las duchas, una señal de que las cosas no iban bien". "Estamos vivos de milagro", subrayaba.

"Las cenizas de mi marido se han quedado allí, junto con todas mis cosas; esto es muy doloroso"

A Leonor Franco la pena le impedía hablar. En uno de los pisos derruidos vivió con sus padres durante su infancia y juventud y, ya fallecidos sus progenitores, allí permanecían todos sus recuerdos. "Me he quedado sin sus fotografías, la mitad de mi vida ha quedado enterrada allí", lamentó.

En la ludoteca infantil cercana al bloque de pisos que colapsó, el susto al oír el estruendo fue tremendo. "Me he asomado enseguida a la calle y todo era polvo y humo; nos han dicho enseguida que sacáramos a los niños de allí", relataba una de las monitoras, Julia Dobón, mientras trataba de distraer a los pequeños en los columpios de un parque próximo.

"Mi madre, que vive en el primer piso, supo que algo grave pasaba porque el sofá se hundió mientras ella estaba sentada encima"

En la calle permanecían también atónitos los empleados de la Subdirección de Medio Ambiente de la DGA, desalojados de su lugar de trabajo al estar a solo unos metros del edificio hundido. "Han venido los bomberos y nos han dicho: ¡Salgan inmediatamente! Nos hemos asustado mucho, aún estoy temblando", recordaba una de las funcionarias, María del Carmen Muñoz.

"Mi madre, que vive en el primer piso, supo que algo grave pasaba porque el sofá se hundió mientras ella estaba sentada encima", explicó la hija de una mujer evacuada del número 21. Añadió que, al ceder los pilares maestros de los garajes, todo el inmueble se hundió "de golpe, como si fuera una demolición". "¡Qué se cae la casa, que se cae la casa!", le dijo su progenitora tras dejar la casa momentos antes del desastre.

"¡Qué se cae la casa, que se cae la casa!"

Félix Gargallo, que fue, con su familia, uno de los primeros en entrar a vivir en la finca del número 21 hace casi medio siglo, recordó que, desde hace 10 días, "entraba agua a chorro en el garaje" y, finalmente, "toda la finca se ha ido al suelo". "Lo hemos perdido todo. No hemos podido salvar nada. Ni siquiera los papeles", se lamentaba arropado por sus dos hijas. Para una de ellas, ante la reiteración de las filtraciones, "el Ayuntamiento se debió dar cuenta de lo que pasaba" y apuntó la posibilidad de "una negligencia", como origen del hundimiento.

Otro vecino explicaba que, ante el riesgo inminente, tuvo que salir de su piso "con lo puesto". Atrás quedaron sus queridas mascotas -un perro, un gato y un canario- atrapadas bajo los escombros.

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