arquitectura

El interés por las casas prefabricadas se dispara tras la pandemia

Las viviendas modulares son cada vez menos estandarizadas y más personales. El recorte en los plazos de construcción (no tanto en los precios) azuza la demanda.

Las casa se ensamblan en el terreno mediante grandes grúas.
Las casas se ensamblan sobre el terreno mediante la ayuda de grandes grúas.
H.Raab

“Está creciendo el interés y la demanda, pero esto no es nada más que el principio. Ya notamos un tirón importante allá por 2017 y, después, con la pandemia, todo se ha disparado”. El arquitecto Álex Lezcano cuenta cómo las casas modulares, poco a poco, van ganando terreno a las construcciones de ladrillo. Entre sus ventajas destaca “la eficiencia, los aislamientos, la adaptabilidad y el recorte no tanto en los precios como en el tiempo de construcción”.

Aunque no existe un registro específico y las licencias dependen de cada ayuntamiento, las administraciones reconocen que cada vez son más los aragoneses que apuestan por las casas prefabricadas. “Preferimos llamarlas 'casas fabricadas' porque ya no son un modelo que se hace en serie sino que se trata de casas más personalizadas y menos estandarizadas. Cada una se adapta a una circunstancia urbanística: unas pueden instalarse en parcelas, pero otras tienen que encajar, por ejemplo, entre dos estrechas medianeras”, explica Lezcano, al frente de Cronotopos, estudio de arquitectura donde diseñan y construyen estas casas modulares. “Las diseñamos ‘ad hoc’ con los clientes, luego las ‘despiezamos’, se fabrican todos sus elementos y los llevamos a obra donde se ensamblan”.

Varias estructuras de madera aserrada modulada.
Varias estructuras de madera aserrada modulada, de carácter natural y, además, aislantes.
Heraldo

Entre tanto, se ha podido ir llevando a cabo la cimentación de la casa, con lo que los tiempos de construcción se reducen drásticamente, hasta un 50%. Si lo habitual es que se tarde unos catorce meses en obtener las llaves de un chalé, en estos casos no serían más de siete. Respecto a la cimentación hay que tener en cuenta el tipo de terreno del que se dispone: lo ideal es que sea lo suficientemente plano y no haya que recurrir a rellenos que encarecerían notablemente el proyecto.

Pero, ¿qué requisitos se precisan para hacerse un casa fabricada? En primer lugar, disponer de un solar y que este sea urbanizable. Es necesario contar, además, con todas las especificidades urbanísticas relativas a licencias, trámites, exigencias paisajísticas… Parece sencillo ver volar las paredes con una grúa, pero detrás de esa imagen hay un sinfín de ordenanzas municipales (acústicas, térmicas, de toma de suministros, etc.) que hay que cumplir.

Las estructuras más comunes de estas viviendas están hechas con hormigón, acero (steel framing) o madera, si bien estas dos últimas son más ‘ecofriendly’ y más sostenibles por su autosufiencia energética y porque apenas generan residuos como los escombros y zahorra que sí produce el hormigón. Al margen del esqueleto, después, el futuro morador puede elegir cualquier acabado por fuera y decidir también la distribución y las calidades interiores.

Un proyecto, en plano y construcción final, de casa modular.
Un proyecto, en plano y construcción de casa con el sello de la compañía suiza Modulart.
Modulart

Una de las mayores inquietudes de los interesados en este tipo de viviendas es el precio y, como en todos los ámbitos, conviene pedir y comparar presupuestos. Hay compañías que disponen de catálogos cerrados de edificaciones lo que suele ser más económico que una casa personalizada. Así, en función de la calidad de los materiales empleados y de los acabados, el coste del metro cuadrado puede oscilar entre los 1.000 y los 1.500 euros, esto es, en los supuestos más estandarizados podría adquirirse una vivienda modular por algo más de 80.000 euros.

"Una casa prefabricada no es más cara pero tampoco más barata que una de ladrillo"

“El tema de los precios es una de las mayores falsedades… Se suele pensar que casa prefabricada es igual a casa barata, pero no. Una casa fabricada es igual a una casa eficiente, mejor, más rápida, pero no más barata. Tampoco más cara. Es cierto que el tiempo es dinero y si te dan un producto siete meses antes, eso que ahorras de alquiler”, comentan los constructores, que explican también que el perfil del cliente suele ser el de un matrimonio joven, de 35 a 40 años, normalmente sin hijos pero con trabajo estable.

Una "urbanización dispersa"

¿Todo son ventajas? A algunos expertos no les convencen este tipo de construcciones. El arquitecto Alberto Sánchez, sin ir más lejos, recela de esta casas porque “no respetan los valores del entorno construido”. “Están proliferando en muchos pequeños municipios rurales, alterando el paisaje y fomentando la urbanización dispersa que es contraria al modelo tradicional del pueblo en Aragón, que solía ser muy compacto”. Para el especialista en Patrimonio las casas prefabricadas “crean un espacio equivalente a las urbanizaciones dispersas americanas, con nula interacción social y muy dependientes del coche”, evidenciando la tradicional pugna entre el chalé y la manzana cerrada de barrio.

Hasta la fecha se había relacionado este tipo de construcciones con los minipisos y las microviviendas, pero tras la covid se ha demostrado que no tiene por qué ser así. “Tras la pandemia la gente se dio cuenta de que necesitaba jardín y espacios amplios. Se subrayaron dos tendencias que hablan de una nueva manera de vivir y de los intereses de la sociedad: crear viviendas modulares más pequeñas para dejar espacio al jardín y recuperar y repoblar antiguas casas de pueblo, muchas de los abuelos o bisabuelos que se habían quedado casi olvidadas”, dice Lezcano, con proyectos de este estilo en marcha en Ainzón, Borja, Villafeliche, Uncastillo y un montón de pueblos más.

A mayor escala y ya a nivel ya autonómico, fuentes del departamento de Vivienda de la DGA explican que también las administraciones están abrazando esta filosofía que, incluso, prevén adoptar en algunos de sus proyectos estrella como la residencia para jóvenes en la avenida Pirineos de Zaragoza. Este mismo martes se celebró la mesa ‘Nuevos modelos de vivienda y espacio urbano’, en donde se debatió en torno a la industrialización de la construcción para obtener precios más competitivos y forzar también la implantación de las ‘passiv haus’, corriente que persigue el mínimo gasto energético en las casas a través de unos materiales y unos aislamientos que hagan casi innecesaria la calefacción en invierno y el aire acondicionado en verano. Entre otros proyectos que se están planteando con estos nuevos y más eficientes modelos constructivos (con prefabricados de hormigón producidos industrialmente) figuran los planes de nuevos alojamientos en la zona Expo y en el espacio del Buen Pastor.

Breve historia de las también breves 'tiny houses'
David Giménez, en el contenedor-museo de Enlatamus en Remolinos.
David Giménez, en el contenedor-museo de Enlatamus en Remolinos.
Heraldo

En los años 90 Japón lanzó al mundo una idea revolucionaria: casas baratas, transportables y de poco consumo. Las más caras no superaban los 50.000 euros y la clave era aprovechar cada centímetro: como en una caravana, sobre el lavadero estaba la litera y más allá un pequeño baño. Se les dio a llamar ‘tiny houses’ -algo así como casas diminutas- y lo sorprendente es que arraigaron también en Estados Unidos y Europa, sobre todo, tras la crisis de 2008 cuando aparecieron como una opción frente a la escasez de terreno y, sobre todo, de dinero. “En principio se enfocaron estas construcciones como segundas viviendas, como casitas de campo o montaña, pero después comenzaron a recibirse pedidos para primera vivienda también”, explican. 

Las minicasas no solían superar los 40 metros cuadrados y eran la respuesta al encarecimiento del ladrillo, por lo que pronto comenzó a experimentarse también con madera, acero, PVC… Hasta con contenedores, ámbito en el que Aragón fue bastante pionero al abrir en Remolinos el museo de Enlatamus. Con la presente ola de calor, también ha tenido bastante fortuna una idea de hacer piscinas con este tipo de contenedores marítimos. 

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