El pueblo pequeño de Aragón donde nace el 'olvidado' río Huerva
Esta pequeña localidad turolense perteneciente a la Comarca del Jiloca alberga el nacimiento de este afluente del Ebro que desemboca en Zaragoza, pero que es uno de los más desconocidos de Aragón.
La altitud de Teruel y su situación estratégica hace que numerosos pueblos de la provincia sean el destino perfecto para acudir en busca de refugio del calor. Todos aquellos que en las vacaciones de verano prefieren aislarse del calor encuentran tanto en la provincia de Teruel como en la de Huesca pueblos que son auténticos oasis de frío en la ola de calor que asola Aragón. La Comarca del Jiloca es un lugar ideal para encontrar municipios en los que huir de las altas temperaturas de las grandes ciudades de la comunidad aragonesa.
Fonfría, donde hace frío y nace el río Huerva
Este pueblo está ubicado en el Sistema Ibérico, a 1.280 metros de altitud, al nordeste de la provincia de Teruel, muy cerca del nacimiento del río Huerva. En verano, las máximas alcanzan los 33 grados de temperatura, pero las mínimas descienden incluso hasta los 10, lo que hace que las noches sean más llevaderas, especialmente para aquellos que no toleran el calor.
Fonfría acoge el origen del río Huerva, que desemboca en el Ebro a su paso por Zaragoza, un curso de agua desconocido por muchos 'capitalinos' ya que discurre bajo las calles de la ciudad. El río nace en La Huerva, en la Cierra de Cucalón, en la partida de Las Cañadillas en El Collado de los Villares. Tiene una longitud de unos 128 kilómetros y nace concretamente en la Fuente de la Silla. Su intensa actividad erosiva ha creado las Hoces de Mezalocha, Los Calderones y de Las Torcas.
Merece la pena visitar esta pequeña localidad turolense, de apenas 30 habitantes, también por sus atractivos turísticos. Cuenta con monumentos como la Ermita de la Virgen de la Silla, construido por orden de Jaime I el Conquistador, y su imponente Iglesia Parroquial de San Miguel, que data de 1744, y que se sitúa bajo la advocación de este santo y de la Santa Cruz. Posee, además, dos altares con retablos rococós de gran relevancia artística.
