El Salto de Roldán, un mirador espectacular cerca de Huesca capital para toda la familia
Esta formación rocosa situada 30 minutos de la capital ofrece la posibilidad de hacer dos rutas, una más fácil y otra algo más complicada con unas vistas para recordar.
El imponente paisaje de la provincia de Huesca no se reduce solo a los Pirineos y sus cascadas y picos. A media hora en coche de la capital y enclavado en en el sector noroccidental del Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara se encuentra el espectacular Salto de Roldán; una formación compuesta por dos conglomerados rocosos similares a los Mallos de Riglos que se asoman sobre el valle del río Flumen y permiten disfrutar de una bonita panorámica de la Hoya de Huesca.
El acceso al mirador es una excursión fácil y apta para todos los públicos, pero se completa con una segunda ruta muy espectacular y sencilla para aquellos que buscan algo más de adrenalina y que incluye una pequeña vía ferrata. Se trata del ascenso a la Peña de San Miguel o de Sen a través de un sendero y un pequeño ascenso con clavijas que se pueden superar sin gran preparación física. El premio para quienes se atrevan a hacerlo son unas vistas espectaculares de uno de los lugares mas mágicos de Aragón que quedan de maravilla en Instagram.
Cómo llegar al Salto de Roldán
Google Maps plantea dos rutas en coche desde Huesca: la más sencilla es por la A-23 (la autovía que cruza el Monrepós) y tomar la salida 375 a la altura de Nueno hacia Sabayés. Tras pasar esta localidad hay que tomar un desvió que indica Salto de Roldán para afrontar un tramo de pista sin asfaltar que lleva a la zona de aparcamiento. El último kilómetro es estrecho y se debe conducir con cuidado. Una vez allí, las opciones son dos.
Mirador del Salto de Roldán
Esta ruta es muy sencilla. Solo hay que recorrer una pista de un kilómetro de ida y otro de vuelta que se puede realizar sin esfuerzo. Un sencillo paseo para contemplar el magnífico paisaje del Parque Natural de Sierra y Cañones de Guara y su Salto de Roldán formado por sus dos impresionantes mallos y que recibe el nombre de uno de los personajes más legendarios de la Edad Media que, al mando del ejército carolingio, se retiraba hacia Francia, hostigado desde el sur, fue rodeado en la peña de San Miguel. Roldán, para liberarse de sus perseguidores espoleó a su caballo que, de un salto, alcanzó la peña de enfrente, sorteando el abismo, dejando marcadas sus huellas en la propia roca. (o eso cuenta la leyenda)
Subida a la Peña de San Miguel
Las vistas desde la Peña de San Miguel merecen la pena el esfuerzo de realizar esta segunda ruta de un kilómetro y un desnivel de 100 metros. El recorrido incluye dos tramos de una pequeña vía ferrata que puede desanimar a quienes tienen algo de vértigo. No se recomienda para menores de 12 años porque algunas clavijas están algo separadas, pero el premio es espectacular y permite llegar en menos de 30 minutos a la cima de la Peña de San Miguel donde se pueden visitar las ruinas del castillo de Sen, restos de una ermita y varios aljibes. Pero, sin duda, lo más impresionante son las vistas: espectaculares.
