El lugar de Aragón que roba perejil para que le toque la Lotería de Navidad

Esta tradición se hace con el conocimiento del señor al que se roba, que no lo regala, pero asume el hecho.

Vista de la localidad de Calatayud.
Vista de la localidad de Calatayud.
Laura Uranga

Las tradiciones, manías y supersticiones relacionadas con el azar y la lotería dan para mucho; se podría escribir una enciclopedia de anécdotas al respecto. En el caso del Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad, la cosa aún va más allá. Aplicando la lógica, ninguna de esas maniobras tiene el menor sentido porque nada inclina la balanza de la suerte; todos los números están en el gran bombo y solamente la suerte une a esa bolita de madera con cinco dígitos a la otra bolita que tiene el premio máximo de cuatro millones de euros, equivalentes a 400.000 euros nominales de recompensa al décimo. Sin embargo, hay supersticiones al respecto, algunas llamativas, y pocas tan curiosas como la que se ha hecho tradición en una ciudad aragonesa.

La localidad es Calatayud, y la tradición es robar perejil. No puede comprarse o regalarse, hay que robarlo. Quien lo cuenta es María Carrau, trabaja en la administración de lotería número 1 de Calatayud, que hace justo 30 años dio el Gordo de Navidad; el 31466 repartió 10.000 millones de pesetas en la ciudad bilbilitana, equivalentes a más de 60 millones de euros: “La gente pide sobre todo las fechas señaladas, y números que sumen 13: Suman las cifras y si suman 13 lo compran. También terminaciones del año, en este caso el 22; Son números de toda la vida. No obstante, la tradición aquí es robar perejil la noche anterior al sorteo”.

A Carrau se les escapa una risa al dar detalles sobre el asunto. “No puede ser comprado ni regalado, hay que robarlo. Como robar es delito, avisan al señor de que van a robar perejil a su terreno; además, se suele quedar para cenar antes de ir allá. El perejil se le pone a San Pancracio; así bendices tu número y tienes suerte. Esto ocurre en Calatayud, no sé exactamente desde cuándo, aunque yo he heredado la tradición. El perejil se pone en agua y se queda ahí hasta que se pone feo; entonces se tira, y no se puede usar para comer”.

También da suerte regalar muérdago

Otra tradición bilbilitana es regalar muérdago. “Esta vez sí tiene que ser regalado, no robado ni comprado -explica Carrau- y se regala antes del sorteo. Debe guardarse hasta el año siguiente y no se puede tirar, hay que quemarlo cuando traen otro nuevo para la lotería del año posterior”, concluye María Carrau. 

Calatayud, una ciudad que merece una visita

La ciudad tiene muchas razones para la visita, desde el castillo de Ayud al mirador junto al Santuario de la Peña, pasando por la pastelería y confitería Micheto que servía incluso a reyes y tiene más de dos siglos de tradición; el mesón de la Dolores, degustar un cava de Langa y, cuando concluya su rehabilitación, admirar en su totalidad la Colegiata de Santa María. Las Alfonsadas y las fiestas de San Roque son las grandes concentraciones populares cada año, con las calles llenas de gente dispuesta a disfrutar de las tradiciones más antiguas y seguir consolidando las nuevas.

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