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Ariza custodia con celo el sendero del Sacristán

Félix Gallardo, fallecido en 2017, levantó su particular castillo y un entramado de caminos y puntos de interés con el nexo del ‘art brut’, preservado y potenciado desde la Asociación Alto Jalón

El sendero del Sacristán, homologado como sendero turístico de Aragón, es una de esas vías idóneas para apreciar el paisaje en el que se enclava la localidad de Ariza y sus vecinas, en la frontera conocida como raya castellanoaragonesa. Nombrado también como SL-Z 67, se trata de un recorrido circular de 8,4 kilómetros de distancia, con una duración estimada de algo más de dos horas y media. Son apenas 220 metros de desnivel entre el barranco de la Alovera, pinares y pequeños cerros, no entraña gran dificultad y cuenta con un total de 10 puntos de interés.

En la mayoría de estos puntos hay un marchamo común, el de Félix Gallardo, apodado El Sacristán. “Era un hombre con mucho talento artístico, que fue el colegio en Ariza; se marchó joven a Barcelona y trabajó en una editorial de cómics hasta que en 1975 regreso al pueblo y decidió aislarse de la sociedad”, explica Sergio Enguita, integrante de la Asociación Alto Jalón, que tras la muerte de este vecino a los 72 años tomó el testigo para conservar su obra y potenciarla de cara a su exhibición. Desde su regreso hasta que falleció, Gallardo adecuó senderos, adecentó fuentes y dio rienda suelta a su creatividad.

Dentro de los puntos de interés, la ‘joya de la corona’ es el particular ‘castillo’; se trata de un recinto de unos 3.600 metros cuadrados, parte de ellos amurallados, con piedra caliza sobre el cauce del barranco; encierra una complejidad y variedad de elementos poco habitual, todos ellos factibles de ser definidos como ‘art brut’. “Estaba rodeado por una viña en la que tenía colocadas una especie de esculturas a modo de vigías, con latas y telas. Además, en muchos puntos del sendero había más latas y con viento daban cierta impresión, aunque muchas ya no están”, cuenta Enguita.

En este espacio, que incluye un torreón, almenas, Gallardo llegó a vivir durante los veranos, con una espadaña y leñera; hay rocas talladas con distintas inscripciones en un particular uso del latín, rostros humanos, fechas y dos relojes de sol, entre otras. Uno de los lemas reza así: Avemaría, bienvenidos los pacíficos. “Cuando estaba él no llegué a venir. Una vez falleció tuvimos miedo de que fuera expoliado, y pensamos en cómo protegerlo. Al final vimos que abrirlo a todo el mundo era la forma de que la gente lo valorase”, esgrime Enguita.

Para llegar allí, el recorrido parte del núcleo urbano de Ariza, al pie de la travesía de la antigua N-II y cerca de la antigua plaza de toros y la casa de Gallardo, donde falleció. Él trazó una infinidad de itinerarios, pero la Asociación Alto Jalón, con socios y voluntarios, adecuó una ruta sencilla con subvención de la Diputación de Zaragoza, apoyo económico del Ayuntamiento y el visto bueno de la Federación Aragonesa de Montaña y de Senderos Turísticos de Aragón. “En el recorrido hay asientos hechos con piedra, no sabemos cuántos: es imposible contarlos todos”, confiesa Enguita.

La atalaya es otro de los puntos en los que Gallardo dejó su impronta, junto al refugio, las fuentes del Sapo, Pimpirinela y Pescadores. Al margen se encuentran una antigua calera o el mirador, que a sus casi 800 metros de altura da una visión panorámica del barranco. “Nunca lo había valorado hasta que una prima francesa que vive en la zona de Normandía me abrió los ojos para apreciar los contrastes entre la tierra rojiza, el verde, el blanco y los demás”, concluye Enguita.

Cárnicas Aguilera

Con obrador propio, cuenta con tienda en la arizana calle del Pilar y presta servicio a grandes restaurantes de Zaragoza. Los embutidos son su seña de identidad. Cerca, en la plaza del Hortal, González Romero, dedicada al mismo sector de los elaborados cárnicos tiene despacho y también abastece a hostelería; se especializa en personalizar productos de la matanza tradicional. Fuera de lo gastronómico, Ariza también invita al paseo por su patrimonio, como el puente medieval, el mirador del castillo, el palacio del marqués de Ariza, el convento o sus iglesias.

Panadería confitería Martínez Moreno

Mantecados, pan, magdalenas y en esta época del año un total de 10 variedades de turrón y hasta panetones. Todo artesano. Junto a la panadería Chicuelo, e una de las dos que prestan servicio desde la localidad y a otras del entorno próximo. En la localidad cuentan además con las cafeterías Chicote y Larraz, el bar LM y los restaurantes El Hortal y Toño’s. Cada uno con una especialidad y un enfoque propio, pero todos dispuestos para ofrecer un reconstituyente tras la caminata por la naturaleza, incluido el tramo del Camino del Cid.

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