aragón es extraordinario

Jesús Guallar Rodrigo y la casa de Fabara que a los hierros da abrigo

El artista de Blancas tiene en Fabara el refugio expositivo para sus piezas más queridas y un bune número de artistas locales

Jesús Guallar Rodrigo, en su Casa de los Hierros de Fabara.
Jesús Guallar Rodrigo, en su Casa de los Hierros de Fabara.
Laura Uranga

Algo tiene el hierro en escorzo, y rizo algo despierta en quienes no saben domarlo que atrae irremisiblemente. Jesús Guallar Rodrigo sí sabe, y tiene un museo dedicado al material en el que dejan entrar a jugar a otros elementos de diferente estructura molecular: la Casa de los Hierros, en la zaragozana localidad de Fabara, comarca de Bajo Aragón-Caspe. Jesús tiene asiento en el pueblo, que combina con la capital provincial, aunque su pueblo es Blancas, en el Jiloca. "Mi mujer, Carmen, es de Fabara, así que también soy un poco de aquí a estas alturas. El espacio surge por motivos familiares; mi suegra vive aquí, es mayor y venimos cada dos fines de semana a cuidarla. Fui conociendo el pueblo y me di cuenta de que había muchas casas grandes en mal estado aparente, pero sólidas por dentro".

Jesús se enamoró de la casa que hoy alberga el museo. "Supe que era lo que quería; data de 1816, o eso dice un cartel, pero parece que tiene más tiempo. Espaciosa, se adaptaba a lo que yo quería, cuatro pisos… la estructura andaba bien y me gustó. Quería un sitio para poner mis muchísimos cacharros; es un problema para cualquier escultor, no se guardan fácilmente las cosas que haces".

Jesús tuvo ayudas puntuales, pero se encargó personalmente del grueso de la obra. "La casa no tenía agua ni luz, estaba abandonada desde hacía 50 años; la compré en 2016 y estuve dos años restaurándola; no quería un cambio radical, solamente adecentar el espacio para hacerlo visitable. La Casa de los Hierros abrió formalmente en 2018, e hicimos una asociación para tener cobertura legal a la hora de organizar cosas. Hemos hecho cosas solos y también en colaboración con el Ayuntamiento, que me ha comprado esculturas, aunque también he donado algunas al pueblo. Este año hemos hecho exposiciones de artistas locales y también de algunos zaragozanos, además de presentaciones de discos, como el de Raúl Bonilla, que dio además un recital en una placita contigua".

Jesús adora el movimiento en su obra.
Jesús adora el movimiento en su obra.
Laura Uranga

Vocación pura

Jesús comenzó pronto con el arte. "Nací en el pueblo, en Blancas; soy hijo y nieto de herreros. Nos fuimos a la ciudad, como muchos en los 60, y llegamos a Zaragoza el día que cumplía 8 años, en 1964. Nunca perdimos el contacto con Blancas y yo siempre tuve en la cabeza trabajar el hierro, aunque a mi manera. Estudié Filosofía y letras, pero en cuanto pude me hice con un pequeño espacio para taller, unas herramientas y empecé. Hice mi primera exposición en 1981, y ya no he parado, desde la soldadura al ensamblaje de piezas de material reciclado, a ser posible hierro viejo, ya empleado en otras cosas. He expuesto en colectivos con compañeros de la Asociación de Artistas Plásticos y de Adafa".

Vídeo de Jesús Guallar de Fabara en 'Aragón es extraordinario'

El arte no daba para comer, pero Jesús también perseveró en eso, con la misma intensidad de su amor a Blancas. "En 2013 dejé de trabajar en el centro comercial en el que pasé casi toda mi etapa profesional, y desde entonces he dedicado todo mi tiempo al arte; de hecho, hice el grado de Escultura en la Escuela de Arte de Zaragoza, con prácticas magníficas. Fue bonito juntarse con gente de 20 años a los 60 y tener profesores como Santiago Navarro, de Nonaspe, con mucha obra en Zaragoza. Sinceramente, creo que aproveché el tiempo más que nadie: mi meta no era académica, sino puramente formativa. Eso sí, me dio matrícula de honor en piedra y madera, fue una maravilla gozar de esas instalaciones y aprender en sus clases. Dos años increíbles para mí".

Está lo suyo, lo de otros y la puerta abierta para quien quiera aportar

El hierro es perdurabilidad para Jesús. "Es un material duro, claro, pero para trabajarlo es muy dúctil y maleable al calor, te deja hacer lo que quieras con él. Jugar con las soldaduras también es un placer; unir dos cosas distintas desechadas por alguien y crear una nueva se parece al modelado en arcilla en cuanto al proceso de creación, de un caos sale algo armonioso, guste o no. A mí sí me gusta, claro".

Jesús teoriza con celeridad mientras recorre la Casa de los Hierros. "Abajo estaban las antiguas cuadras de las caballerías; lo pinté todo de blanco, y coloqué con objetos de colección para decorar el espacio, piezas propias y ajenas. En cuanto a las esculturas, son todas hechas de material reciclado, y la soldadura está a la vista; la prefiero así porque para mí es una herramienta, no un fin. De hecho, en las obras intervenidas y en las confeccionadas se mantienen los antiguos colores y usos, se ven los 'costurones'; para mí es parte fundamental de la escultura. Trato de darles cierto movimiento, las articulo… el juego también me parece esencial. También pinto, a mi aire".

El escultor de Blancas pertenece al grupo Artistas Plásticos Goya; con ellos armó en Fabara una muestra de 25 talentos. "Los participantes pintamos una obra dedicada a Fabara y otra libre; tuvo mucha afluencia. Se han hecho otras tres expos con Santiago Calamón, Lola Martínez y Chus Barry, zaragozano que marchó en los 80 a Palma de Mallorca. Me hice con la obra de Barry de una manera curiosa, casi 100 cuadros que se habían tirado a la basura... ordenadamente, por suerte: estaban en carpetas. Yo, que soy algo Diógenes, las rescaté y localicé al artista; seguimos en contacto. Son láminas de 50x70, muy bien hechas. Ahora es ceramista".

Para ver el museo cualquier fin de semana, si está Jesús, la puerta está abierta. Si no está, hay teléfonos para avisar a quienes lo enseñan en su lugar: 650 872 025 y 656 928 925.

Que se vean las soldaduras y el paso del tiempo

En el museo se van aprovechando los espacios al máximo: de hecho, Jesús ha quitado las puertas de las estancias. "Tengo un pequeño cuarto dedicado a piezas de madera, relieves sobre todo, y juegos de sombras. Tienen nombres simples: coche, hoja, robot… la he complementado con escultura de inspiración africana, parte de mi colección hallada en mercados".

En el Museo hay un Salón Fabara, con obra de artistas locales; está la familia Bada con Asunción (especializada en patchwork), Carmen y con sus poesías embotelladas o Pepe, gran modelador, amén de Esther de la Riva, Yago Claramunt, Carmen Latorre… hay muchos, cada uno con su modo de expresión. Contigua está la sala para las exposiciones temporales. "Este año tuvimos una centrada en el movimiento, que me encantó preparar. Se crea un pequeño universo con tres seres, cada uno en su espacio propio, interrelacionados por los sentimientos. Como curiosidad, también tengo 40 dibujos propios expuestos, que corresponden al año 2020 y el encierro en casa; hacía prácticamente uno cada dos días. También hay obra de Arrudi, y sonajeros de hierro que me inspiró mi nieta, además de un rincón dedicado a la obra escultórica y cerámica de José María Salaverría, compañero de escuela".

Todo lo que se ve está a la venta, aunque no es la meta de Jesús. "Nunca he vivido del arte, pero obviamente a nadie le amarga un dulce, claro. Al final suelo donar casi todos, en Fabara y en Blancas, donde está el árbol de hierro que he hecho inspirado en la sabina. Allá tengo un espacio con 300 esculturas de todos los tamaños, colocadas tanto a cubierto como al aire libre".

Artículo incluido en la serie 'Aragón es Extraordinario'.

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