aragón es extraordinario

Manuel Romeo sabe un rato del poder sanador de la Cruz Roja en Ejea

El presidente de la asamblea local de la institución lidera un equipo que se distinguió especialmente a inicios de la pandemia de la covid-19, y que asiste a cientos de personas cada día

Manuel Romeo, en la sede de Cruz Roja en Ejea.
Manuel Romeo, en la sede de Cruz Roja en Ejea.
Laura Uranga

Está al fondo del aparcamiento contiguo a la plaza de toros, en el espacio que un día correspondió a la celebración futbolera por antonomasia en Ejea. Las oficinas de la Asamblea de la Cruz Roja en la capital cincovillesa bullen en actividad, aunque el día de la visita no sea ni de lejos uno de los movidos. Están preparando diversas acciones del día a día, que incluyen apoyo alimentario a desfavorecidos, transporte para enfermos o cursillos. Hay 11 trabajadores fijos y un buen montón de voluntarios, con Manuel al frente de la nave.

Manuel Romeo, ejeano orgulloso, es el presidente comarcal de Cruz Roja en las Cinco Villas desde mediados de la primera década del siglo, y vicepresidente provincial y autonómico de la institución desde hace ocho años. Un voluntario más, con el mismo grado de exigencia en el trabajo y ciertas atribuciones que lo hacen complejo, a la par que emocionante. “Hace ya 30 años que comencé en el voluntariado. Los estudios y el arranque de una empresa que monté me alejaron de estas tareas unos años, desde 2002; soy ganadero del sector porcino y también agricultor. En 2005, la Asamblea de Cruz Roja en Ejea había dejado prácticamente de tener actividad, se buscaba gente para comprometerse con ella, así que nos reunimos unos cuantos voluntarios y comenzamos esta aventura”.

Manuel es un tipo afable que llama a las cosas por su nombre, rasgos de carácter en absoluto antonímicos y aún menos paradójicos, así que no pinta todo de beatífico color rosado. “El camino ha sido complicado. Cuando llegamos no había recursos, y no sobraban contactos institucionales; prácticamente comenzamos de cero, aunque siempre hemos contado con el apoyo incondicional de la Oficina Provincial de la Cruz Roja en Zaragoza”.

Poco a poco, la Cruz Roja de Ejea cogió velocidad de crucero en cuanto a pasos productivos. “Nos entrevistamos con el alcalde de entonces para tratar de conseguir ambulancias, hubo respuesta y las cosas comenzaron a funcionar. A finales de 2007 se puso en marcha junto al Ayuntamiento un servicio de transporte adaptado; trabajábamos codo con codo junto a los servicios preventivos municipales… en 2008 se firmó un primer convenio de colaboración, que supuso la viabilidad de la Asamblea. También se consiguieron dos ambulancias para servicios preventivos, desde los deportivos a los taurinos o los relacionados con grandes eventos”.

Poco a poco

La Asamblea ejeana ha ido creciendo sin pausa. “Hicimos una gran campaña de captación de socios para paliar nuestras carencias de capital económico; así pasamos de un presupuesto de 600 euros a uno de 50.000 en apenas dos años. La gente creyó en nosotros y ha seguido haciéndolo, teníamos que seguir centrándonos en cosas productivas para consolidar esa confianza y devolverla adecuadamente. Siempre se ha trabajado el Sorteo del Oro para conseguir fondos, aunque en estos dos años no ha ido muy bien; además, hemos hecho tapas y conciertos solidarios… otro objetivo que pudimos ir cubriendo gracias a estos apoyos fue el de atender a familias sin recursos, sobre todo con alimentos. Entre enero y marzo hacemos campaña anual de captación de recursos”.

Parte del equipo de Cruz Roja de Ejea.
Parte del equipo de Cruz Roja de Ejea.
Laura Uranga

El presidente de la Cruz Roja cincovillesa desgrana otros retos. “Empezamos a gestionar localmente el Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA) –financiado al 85% por el Fondo de Ayuda Europea para los Desfavorecidos (FEAD) y al 15% por la administración pública– para garantizar alimentos a los más necesitados; también gestionamos ayudas de urgencia a través del Ayuntamiento, y contamos dos trabajadoras sociales para garantizar una atención integral básica a quien nos la demande, además de encargarse de valorar cada acción solidaria con un primer estudio de idoneidad”.

Manuel no quiere olvidarse de un deporte sano, el del ‘biennacidismo agradecido’. “Tengo que recordar que contamos con un apoyo institucional en el capítulo de las instalaciones, ya que el Ayuntamiento de Ejea se encarga de los gastos corrientes y ha cedido el espacio gratuitamente, que corresponde al que fuera espacio de bar, vestuarios y duchas del antiguo campo de Luchán”. El referido escenario, que guarda en el aire muchas tardes de felicidad deportiva, alberga ahora las sonrisas de miles de personas socorridas en Ejea y alrededores por un puñado de gente buena. Un gran puñado.

Compromiso sin mácula para que las fuerzas de la flaqueza sigan activas

Cruz Roja atiende ahora mismo a unas 1.200 personas de manera regular en Ejea, con y sin papeles. “En plena pandemia llegamos a las 3.000; con el confinamiento estricto tratamos de resolver todas las necesidades básicas a través de nuestros voluntarios. A los mayores les llevábamos la compra y las medicinas, apoyamos al 061 con los traslados del infectados por el virus, y colaboramos con Sanidad para los traslados de los afectados de las residencias a los centros Covid… un trabajo duro que se ha hecho con gusto. Estamos 168 voluntarios aquí, aunque son 50 los más activos, con capacidad para colaborar cada semana. También llevamos un ropero que atiende a unas 250 personas cada lunes y jueves. Hay donaciones de particulares y marcas; la gente llega y selecciona lo que necesita”.

En cuanto al transporte adaptado, hay un convenio con el Ayuntamiento de Ejea para auxiliar a los ocho pueblos del municipio, y otro con el de Tauste para atender a sus pedanías. “De 7.00 a 15.00 se lleva entre semana a personas a especialistas, gente en rehabilitación y grandes dependientes, pacientes que van a operarse… ahora, por desgracia, hay más gente con poca movilidad entre los mayores. Nos preocupa la soledad no deseada, atendemos actualmente a 168 mayores en esta situación llamándoles semanalmente y ofreciéndoles ayuda para recados”.

Manuel le echa ganas (son 11.000 intervenciones de su equipo en 2020) y se considera pagado viendo el aumento en el número de voluntarios. Trata de conciliar la atención al trabajo, el voluntariado y la vida personal en días que parecen no ser de 24 horas para él. “Mi oficio es sacrificado, requiere de mucha atención, pero lo voy sacando adelante todo”.

“Me preguntaron si la vida se iba a acabar”

A Manuel le han dejado huella muchos momentos de la atención a la ciudadanía en la pandemia. “Recordaré para siempre la visita a un pueblo en el que dos hermanos me preguntaron si la vida se iba a acabar. Llevábamos alimentos a mucha gente, pero también era muy necesario aliviar ese miedo, y los primeros días nadie tenía información tranquilizadora; no sabíamos realmente a lo que nos enfrentábamos. La tarea de los 11 trabajadores y todos los voluntarios activos, que se jugaron la existencia en aquellas atenciones, fue increíble; también hay que decir que no se contagió ninguno… bueno, no nos contagiamos ninguno en aquellas acciones en el ‘frente’ de la pandemia, tuvimos suerte, aunque la verdad es que extremamos las protecciones. Llegamos a llevar EPIs del ébola aquellos primeros días. Aquí todos arrimaron el hombro sin mirar el reloj”.

Manuel recuerda de aquellas semanas trágicas que “colaboramos estrechamente con el Centro de Salud de Ejea en aquellas acciones de asistencia, cubriendo el auxilio a la gente sin recursos que nos derivaban; hemos seguido haciéndolo con la administración de las vacunas. En 2020, la Asamblea presentó un déficit grande, de más de 170.000 euros, pero al mismo tiempo nos sentimos orgullosos de la respuesta dada. La gente lo valoró, creo; dar las gracias no cuesta nada, yo lo hago a diario con los voluntarios y con eso nos vale a todos”.

Los días de confinamiento estricto, el número de familias cincovillesas atendidas por Cruz Roja desde Ejea rondó el medio millar, especialmente en el abastecimiento alimenticio y de productos de higiene. Se lanzó a la venta desde el Ayuntamiento una mascarilla solidaria, y los fondos obtenidos se repartieron entre la Asociación de Disminuidos Psíquicos Cinco Villas, la Asociación de Disminuidos Físicos Cinco Villas, Cruz Roja, Cáritas y la Asociación San Vicente de Paúl.

Artículo incluido en la serie 'Aragón es Extraordinario'.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión