aragón es extraordinario

El parapente es aún más increíble en Castejón de Sos

Parapente Pirineos es la decana de un entorno en el que también evolucionan actualmente otras dos escuelas, Tándem Team y Volar en Castejón. El enclave ribagorzano es el mejor sitio de España para este deporte, y uno de los más respetados por los especialistas de todo el mundo.

Marcelo Pairoa es instructor de Parapente Pirineos, y desde hace dos años lleva la escuela con David Diez (como el número, sin acento). Marcelo viene de Chile, lleva 25 años volando y desde el 2004 simultánea largas estancias en Castejón con algunos meses en Chile. “Es un trabajo estacional –explica– aunque la idea es que cada vez lo sea menos, y el invierno aragonés es momento de verano austral; ahora trabajo mucho en la zona sur, en la precordillera andina”. David es riojano, y está en Castejón desde 2002.

“La nuestra es la primera escuela de parapente de España, se fundó en 1986 y sus mentores fueron los hermanos Gerardo y Javier Bielsa. Gerardo había aprendido en Francia un par de años antes, en la primera escuela del mundo, Les Choucas, en Meuissy, en plenos Alpes. En España solamente hacían esto los paracaidistas, desde apenas unos años antes”, explican. En el año 2000 se la traspasaron a Mariano Ucedo, que la llevó hasta octubre de 2019, con la actual administración. Marcelo y David ya habían trabajado en la escuela. “Ha sido un momento duro para asumir el reto, por las circunstancias de la pandemia, pero nos las hemos apañado”.

Aunque la empresa ofrece diversas actividades, se centra especialmente en el vuelo biplaza, cuando el instructor te lleva y tú sientes las sensaciones. “Es un vuelo fantástico, con el desnivel más alto en un despegue oficial frecuente en España. Es el despegue del Liri, una pedanía local: son más de 1.400 metros. Está junto a la cumbre del Pico Gallinero, con todo el valle de Benasque a los pies, y todos los tresmiles cerca. He volado en muchos sitios, y no hay otro como éste, de verdad”.

Los vuelos son a medida, más o menos movidos, según quiera cada cliente. “Damos cursos de iniciación para aprender a llevar el parapente, de lunes a viernes, y también en fin de semana fuera de temporada; gen temporada, los fines de semana nos centramos en vuelos biplaza. Hay otros cursos de progresión, y el trabajo avanza rápido; llega un momento en que el nuevo piloto ya puede ser autónomo. Nosotros, que llevamos mucho en esto, lo vemos enseguida; cuando ya controla, se nota. Volar es fácil cuando te enseñan bien; es importante, por ejemplo, saber que hay días en que no se debe volar, por las condiciones meteorológicas”.

Foto de Castejón de Sos
Foto de Castejón de Sos
Laura Uranga

Precauciones básicas

En el parapente hay que tener mucha atención a las corrientes. “Los días complicados son aquellos en que el tiempo no es tan malo como para suspender automáticamente. No hay que confiarse, ni sumar factores de riesgo; hay que revisar bien el equipamiento, paso a paso, y valorar las condiciones; hay que apreciar señales indirectas para manejar bien los riesgos, siempre en pro de la seguridad. Ante la duda, no se vuela, y si ya estás en el aire, se maniobra para aterrizar antes. Con las variaciones muy bruscas, lo que llamamos turbulencias, hay que tener un cuidado especial. El horario también importa; temprano por la mañana es muy sencillo todo, hay que salir pronto si se tiene menos experiencia, porque normalmente hay menos viento. Si quieres más emociones, siempre partiendo de una preparación adecuada, aprovechas las termales ascendentes para quedarte más rato en el aire y disfrutar de otro modo”.

En Castejón también evolucionan Tándem Team (todo el año) y Volar en Castejón (estacional), otras dos escuelas consolidadas. Hay opciones, y calidad; es lo que tiene trabajar en el paraíso de un deporte.

Los nervios previos son normales, pero nada más despegar... ¡magia!

Marcelo lo dice claro. “Estamos contentos de poder ofrecer al pasajero una experiencia muy similar a la que obtenemos nosotros al volar solos. El biplaza es una gozada desde el primer vuelo. Y el parapente de monte es mejor que el de playa, genera mejores térmicas, es más divertido; sería como subirse a una ola de surf. Sin embargo, el vuelo puede hacerse muy suave, de verdad”.

Así ocurrió con la fotógrafa de HERALDO, Laura Uranga, que nunca había probado la experiencia y acabó animándose al vuelo una vez cumplimentado el reportaje fotográfico en suelo. Pasó por su momento de duda, incluso con la silla y los herrajes ya puestos, pero la seguridad que le confirió Marcelo como piloto y las palabras tranquilizadoras de David le hicieron animarse.

Vídeo de Parapente Pirineos en Castejón de Sos en 'Aragón es extraordinario'

“Es cierto que se pasa un poco de miedo al despegar, pero luego es muy suave, una sensación maravillosa, vas despacio y tienes la ocasión de disfrutar del paisaje, las sensaciones. El temor es normal cuando vas subiendo en el jeep hacia el despegue, al prepararse antes de volar, pero cinco segundos después de salir se va”.

Marcelo recalca que para la actividad biplaza no hay limitaciones por condición física o edad, con la sola excepción de las embarazadas, por pura seguridad. De hecho, en Parapente Pirineos se tuvo hace unos años a una pareja que llegó en silla de ruedas, sin movilidad de cintura para abajo. La emoción que sintieron al volar fue indescriptible.

Ligero equipaje

Junto a Laura sale un grupo de asiduos, que vienen de Cataluña; después de dudar sobre el punto de despegue y considerar uno más bajo, se deciden por subir al de Liri. Pilotos avezados, van saliendo uno a uno cuando las sensaciones son las adecuadas para cada uno. Aunque la vela es amplia, el equipo en sí es pequeño, se guarda en una simple mochila. “El biplaza es el más pesado –explica Marcelo– porque son unos 26 kilos; los normales andan por los 18, y luego hay algunos muy ligeros que son apenas cuatro kilos, un modelo ‘run & fly’ con mochilita y casco con ala”.

Cuando llega el tiempo frío, Marcelo y David van cambiando accesos y despegues. “El frío no es problema, siempre que no sea extremo; al final lo que marca la diferencia son las térmicas. De diciembre a marzo se reduce la oferta en Castejón; la idea es bajar a sitios más cercanos a Huesca esos meses, con menos nieve, para poder optar a más térmicas, aunque haga frío; lo relevante es la diferencia entre la temperatura del aire y la que llega desde abajo. Nosotros siempre buscamos las caras sur de los montes, donde más calienta el sol”.

El vuelo es placentero hasta la zona de la Lleva, un campo a las afueras de Castejón de Sos, donde se hacen los aterrizajes reglados. En días movidos se pueden encontrar un montón de aficionados surcando el aire con sus velas de colores; no en vano se trata del mejor lugar de España para este deporte, y un enclave respetado y valorado en todo el mundo. Y sí, engancha; aunque hay quien prueba una vez y dice ‘ya lo he hecho, es suficiente’ son más los que quieren repetir, probar cosas nuevas y sentirse ingrávidos por un día.

Antes de salir, hay que revisar todo con mimo... y disfrutar del paisaje

El paisaje que rodea el Gallinero es impresionante: el Turbón, Cotiella, Monte Perdido, el Posets, Vignemale... frente al despegue de Liri está la sierra de Chía. “Tiene mucho sol, es una gozada. David y yo estamos redescubriendo lugares de todo el entorno para recomendar vuelos diferentes en el valle. “Allá se puede aprovechar para volar desde muy temprano, sobre todo aquellos que buscan un vuelo tranquilo. Luego la cosa se complica lo que uno quiera; yo sí te garantizo que en una semana de curso se puede estar en condiciones de tomar decisiones”. El instructor reitera que la revisión exhaustiva del equipo es el paso insoslayable. “Llevamos cuerdas de kevlar, un material muy resistente y ligero. Hay que estirarlas bien antes de salir; luego está el procedimiento de revisión de todas las correas, que es sagrado. Hay una en cada pierna y otra en el vientre”. El proceso de repaso de todos los enganches, tanto los metálicos de seguridad como los de plástico para usos adicionales, debe ser mecánico.

David Diez se despide con una anécdota. “Mi madre sufría mucho por mi elección laboral, durante mucho tiempo no quiso saber nada de venir, pero hace unos años me dijo que quería volar conmigo; fue inolvidable”. 

Reportaje de la serie 'Aragón es extraordinario'.

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