aragón es extraordinario

Los jóvenes de Cajigar dan aire a su pueblo

Cajigar y su pueblo hermano de Monesma empiezan ser optimistas tras la decisión de un grupo de jóvenes locales de labrarse aquí su trayectoria laboral y vital

Se habla mucho de la España vacía- esa feliz y demoledora definición que acuñó Sergio del Molino-, del éxodo imparable de nuestros pueblos, de las causas y circunstancias que propician el vaciamiento, de las consecuencias que esta situación conlleva. No obstante, para frenar esta auténtica epidemia de abandono y renuncia –como primer paso a una imprescindible reversión de la tendencia, en aras de un poblamiento armónico del territorio–, lo que es indiscutible es la necesidad de garantizar una alternativa vital a los más jóvenes que todavía resisten en este páramo de la España interior, luchando como pueden frente a los cantos de sirena cada vez más perentorios de la vida en un entorno urbano.

Decisiones como las que han tomado los jóvenes protagonistas de este artículo –ahí es nada, labrase un futuro en la tierra que les vio nacer y en la que ahora residen menos de 60 personas de forma permanente– tienen un valor ejemplarizante, que trasciende de su decisión privada para convertirse en un modelo de compromiso. Los hermanos Alba y Adrián Vigo, José Manuel Ballarín y José Luis Ferraz, los cuatro de veintipocos años, comparten generación, vivencias y sueños. Como si se hubiesen juramentado en su infancia, todos han acabado por estudiar una Ingeniería Agrónoma que les va a permitir ahora poner en práctica lo aprendido en sus particulares proyectos que pasan por modernizar los usos agrícolas y ganaderos de sus casas para adecuarlos a las nuevas tendencias de los mercados, como apunta José Luis, "de la forma más armónica posible con nuestro entorno".

La posibilidad de desarrollar nuevos cultivos en un momento de cambio climático que así lo exige, y que se pueden ver favorecidos por la altura –algo más de 1.000 metros sobre el nivel del mar– y la frescura de las tierras, de crear cooperativas de producción y comercialización o profundizar en una línea singular que pueda adquirir una denominación de origen específica... son algunos de los objetivos con que sueña este cuarteto.

Son conscientes de que se van a encontrar con numerosos problemas en este empeño y así lo reconocen Adrián y Alba cuando comentan que les gustaría, "que ya es mucho", no tanto que las administraciones les hicieran la vida un poco más fácil, "que no estaría nada mal", sino que no se la hicieran más difícil "con un aluvión de trabas burocráticas, normativas y prohibiciones que muchas veces no tienen ningún sentido". Una consideración que se hace unánime entre los presentes y sobre la que tercia José Manuel, apuntando que "es necesario tener en cuenta las especificidades de los territorios a la hora de legislar; en el caso de la distancia de las granjas no se pueden exigir los mismos parámetros en zonas llanas, como Los Monegros, y en territorios quebrados y de montaña como el nuestro".

Las comunicaciones

Orgullosa por este compromiso de sus jóvenes convecinos, la alcaldesa Montserrat Lloret recuerda otra de las necesidades con que se enfrentan los vecinos del municipio. "Estos días se ha hecho público el compromiso del Gobierno de Aragón de sacar adelante la mejora de la carretera entre Lascuarre y Castigaleu, reivindicación que llevamos todos los de la zona desde hace muchos años; es imprescindible que las obras continúen hasta Cajigar en un futuro inmediato, como lo es una actuación urgente en las carreteras locales, como la que nos une con el Mon de Roda y el Valle del Isábena, que ahora parece un campo de minas".

El futuro de Monesma y Cajigar no puede ni debe pasar sólo por la potenciación de la agricultura y de la ganadería. Así lo entienden sus vecinos, y en ello está trabajando el ayuntamiento que, en colaboración con Xavier Miranda, secretario general de ACNUR en Cataluña y muy vinculado con la zona; está diseñando un programa que amplíe la actual oferta de turismo rural con distintos proyectos sostenibles. "Nos hemos puesto en contacto con la Fundación Starlight para promocionar la zona como centro de observación del universo de primera calidad, y estamos trabajando también en el diseño de rutas geológicas y de otras que recuperan las antiguas vías de la trashumancia", confirma Miranda.

Aún hay otro proyecto "que va a su ritmo, lento pero seguro", confiesa con una sonrisa la alcaldesa, que puede ser un factor de dinamización muy importante para el municipio; un recinto monástico budista en el que se prevé que puedan llegar a residir permanentemente entre 50 y 60 personas y que se convierta en centro de promoción cultural y social de primer orden.

Murilló, toda una inspiración para los jóvenes emprendedores

A pocos kilómetros de Cajigar, el pueblo vecino de Castigaleu está viviendo un renacer impensable hace escasos años de la mano de la empresa Murilló, que está generando trabajo y oportunidades laborales en la zona; asienta una población indispensable para garantizar la viabilidad a medio plazo de este territorio. Remedando las torres defensivas que jalonaron la comarca, la monumental tolva de su fábrica de piensos se recorta ahora airosa, y está sirviendo de inspiración a los jóvenes emprendedores del entorno.

Fundado en el año 2009 como una ambiciosa extensión de la Agropecuaria Santas Masas, el grupo Murilló se dedica a la cría, comercialización y distribución de ganados, fabricación de piensos, servicios a empresas vinculadas y a terceras, logística y, últimamente, venta de carnes refrigeras que destina –en un abrumador 95% de la facturación– a la exportación, demostrando que la lejanía de los mercados y el aislamiento –relativo- de la central de la empresa no son obstáculo cuando hay inventiva y ganas de sacar un proyecto adelante.

El grupo está dirigido por los hermanos Antonio y Carlos de Mur, y en la actualidad emplea a 24 personas de forma directa y a más de 50 de manera indirecta; se apuesta por la investigación, el desarrollo y la innovación. "Estamos orgullosos de ser un factor de consolidación de la población y de generación de empleo en la zona", comenta Carlos demandando, eso sí, el apoyo de las administraciones en temas "imprescindibles" como el de unas comunicaciones viarias y telemáticas "dignas y en buen estado de mantenimiento". "Unas carreteras en condiciones son más que necesarias para poder garantizar el futuro en estos pueblos nuestros". Los hermanos vieron reconocido recientemente su empeño empresarial con la entrega en Graus del Premio Calibo.

Una desconocida riqueza monumental que sorprende al viajero

La majestuosa catedral románica de Roda de Isábena o el conjunto monumental de la vecina Luzás proporcionan un excelente preámbulo para adentrarse en la riqueza patrimonial que encierra este rincón de Ribagorza. Cajigar y su pueblo hermano de Monesma atesoran joyas poco conocidas. Entre ellas, la iglesia románica de Santa María de Cajigar siempre sorprende a expertos y profanos. Es una construcción románica del siglo XII, con dos fases distintas que despiertan la controversia de los especialistas sobre su datación ya que algunos hablan de que la parte de poniente puede ser de origen prerrománico –del siglo IX- considerando los restos esculpidos de los capiteles como de tradición visigótica. En lo alto del cerro que domina Monesma se encuentran las ruinas del que debió ser altivo castillo de la localidad, levantado en el siglo XI y considerado ahora Bien de Interés Cultural.

MONESMA Y CAJIGAR

Comarca. La Ribagorza.

Cómo llegar. Desde Graus, por la A-1605 hasta Lascuarre y desde ahí, carretera local hasta Cajigar. Dista 121 kilómetros de Huesca. También se puede llegar desde el desvío de la N-230 a Luzás; de allí a Castigaleu y el propio Cajigar.

Comer, dormir y divertirse. Cajigar cuenta con varias viviendas de turismo rural. Otra opción es la Hospedería de Roda de Isábena, mientras que para comer la propia Roda o La Puebla de Roda cuentan con excelentes establecimientos. Por ubicación y belleza, el restaurante del claustro de la catedral rotense es una apuesta segura. Otra opción es detenerse en el caserío de La Colomina, donde sirven unas pantagruélicas comidas. Y en el Centro Social de Lascuarre sirven los mejores combinados en kilómetros a la redonda.

Antropología. El municipio tuvo varias pequeñas tejerías que también surtían a las localidades vecinas. Hace unos años se recuperó una en las inmediaciones de Cajigar para el rodaje de un documental.

Artículo incluido en la serie 'Aragón es extraordinario'.

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