Provincia de Teruel: de una muerte anunciada a atractivo turístico

De gran carácter y personalidad, las calles de los municipios turolenses cuentan historias de todos sus viandantes. Actualmente, se han convertido en algunos de los destinos favoritos de quienes buscan reencontrarse con el mundo rural.

El castillo de los Fernández de Heredia, en Mora de Rubielos, está incluido en los Bienes de Interés Cultural del patrimonio aragonés.
El castillo de los Fernández de Heredia, en Mora de Rubielos, está incluido en los Bienes de Interés Cultural del patrimonio aragonés.
Antonio garcía/Bykofoto

Entre ruinas y orografía salvaje, la provincia de Teruel dibuja su mapa plagado de pequeñas poblaciones de gran carácter e historia. Herido por la despoblación, este territorio enarbola, para conciliar con los grandes núcleos habitados, la bandera del turismo rural y aprovecha sus recursos naturales para captar la atención de urbanitas cansados de asfalto y ruido. Desde sus paisajes hasta los vestigios de lo que un día fue, Teruel se ofrece al viajero como una de las mejores opciones de desconexión y encuentro con la tranquilidad.

Una vuelta al mundo

Entre las formaciones naturales que constituyen y dotan de personalidad propia al territorio, destacan las redondeadas de areniscas y conglomerados de los términos de Albarracín, Bezas y Gea, que comparten grandes extensiones de pino de rodeno, los ríos de bloques del Tremedal, conocidos en la localidad como barrocales, cuya extensión es la de mayor longitud del mundo o el recorrido que discurre por el cañón de la Hoz Mala hasta la zona de la Masía de la Tosca, adornado por pequeñas cascadas de agua cristalina y cuyo punto de partida se encuentra en el molino de Aliaga. Esta localidad forma parte del Geoparque del Maestrazgo y representa una pieza clave del patrimonio geológico de Aragón.

La sima de San Pedro, en Oliete, es un pozo de forma acampanada en cuyo fondo se encuentra un lago rodeado de una zona terrosa con bloques de diverso tamaño. La Rambla de Barrachina, mallos arenosos que se erigen en varias de las salidas de la capital mudéjar y que son considerados Lugar de Interés Geológico, recuerda a los áridos paisajes del lejano oeste americano.

El entorno de Calomarde, elegido por una productora cinematrográfica para protagonizar la película ‘The Promise’, acoge el cañón del río Blanco, un encajonamiento donde las pasarelas permiten andar por encima de las aguas. Además de esta ruta, el municipio cuenta con la cascada Batida, un salto de gran altura que se convierte en dos grandes lenguas de hielo en invierno. En la Edad Media, los habitantes de Cella construyeron el pozo artesano excavado en la tierra más grande de Europa, utilizado hoy por sus descendientes en las calurosas tardes de verano.

Entre las provincias de Zaragoza y Teruel se extiende el mayor humedal salino de la península Ibérica y el mejor conservado de Europa Occidental: la laguna de Gallocanta, que recibe cada año a decenas de miles de grullas durante su migración. Las frías aguas del río Pitarque discurren por el Maestrazgo entre sombras por un camino reconocido por su belleza en los meses más cálidos como Monumento Natural, uno de los cuatro reconocidos que alberga la provincia de Teruel. En las localidades de Villarluengo y Ejulve, a más de 1.600 metros de altura, se erigen los órganos de Montoro. Esta gran formación caliza, compuesta de estratos subverticales de edad cretácica, es consecuencia del fuerte buzonamiento producido por la intensa estructuración geológica de la zona. Además, para disfrutar de la nieve, Teruel ofrece casi 30 kilómetros de dominio esquiable distribuidos en dos estaciones: Javalambre y Valdelinares.

De teruel al cielo

Con tan solo elevar la mirada unos metros, los visitantes de la comarca de Gúdar-Javalambre pueden disfrutar de las maravillas astronómicas que brinda el firmamento turolense. Esta nueva propuesta turística está acreditada por el sello internacional que concede la Fundación Starlight, encargada de garantizar la idoneidad de las localizaciones para admirar las estrellas gracias a la escasa nubosidad y a la ausencia de contaminación lumínica. Cada año, los pueblos turolenses incluidos como Destino Turístico y Reserva Starlight realizan decenas de actividades vinculadas a la astronomía.

Los pueblos más bonitos de España

Cantavieja, Puertomingalvo, Albarracín, Calaceite, Rubielos de Mora, Mirambel y Valderrobres. Esta es la privilegiada tarjeta de presentación con la que Teruel se muestra internacionalmente tras alcanzar el título de la provincia española con más municipios reconocidos con la denominación de ‘Los pueblos más bonitos de España’. Avalados por la distinción otorgada por la asociación homónima, estos municipios turolenses han visto como, en los últimos años y gracias a este escaparate, cada vez son más los visitantes que se acercan hasta sus calles para recorrer y conocer los monumentos y peculiaridades que les han valido una mención de honor en el mapa nacional. Además de suponer una parada obligatoria, estas siete localidades también se han convertido en el trampolín turístico para sus pueblos vecinos.

Este distintivo acredita que los patrimonios arquitectónicos y naturales de estos municipios, que transitan con agilidad entre el pasado y el presente, han pasado por un estricto control de calidad realizado por personal de la asociación y, periódicamente, son sometidos a auditorías para garantizar que siguen cumpliendo con los criterios de excelencia exigidos. Además, Cantavieja, Puertomingalvo, Albarracín, Calaceite, Rubielos de Mora, Mirambel y Valderrobres son un referente de la belleza agreste del país.

Una lista que no para de crecer

Mirambel ha sido el último municipio turolense en sumarse al catálogo de la Asociación de los Pueblos Más Bonitos de España. Este municipio del Maestrazgo posee un rico patrimonio, del que sobresalen los edificios señoriales, el convento de las Agustinas o la ruta por los escenarios de la película ‘Tierra y Libertad’ del director Ken Loach.

El castillo de peracense, un color especial

En el mapa dibujado por la asociación, la localidad de Peracense, con su fortaleza asentada sobre areniscas rojas que le confieren su particular color, aparece señalada como lugar de especial interés para los visitantes. Su castillo, cuya construcción data del siglo XIII, es una de las fortificaciones mejor conservadas de Aragón.

Un recorrido por la historia y la tradición

Aprender sobre los sucesivos pobladores del territorio que hoy ocupa la provincia de Teruel o conocer los materiales que Luis Buñuel utilizó en sus películas en su localidad natal, Calanda. Estas son algunas de las opciones lúdicas que ofrece este territorio, plagado de posibilidades tanto culturales como deportivas.

El Museo de la Escuela, ubicado en Alcorisa, recrea el ambiente de las instituciones educativas del siglo pasado. La moda aragonesa ocupa el Espacio de Indumentaria de Valdealgorfa y la historia de los distintos habitantes de Teruel puede recorrerse a través del Centro Romano de Caminreal, los restos íberos de Calaceite o el Museo de las Guerras Carlistas, situado en Cantavieja.

Más lejos cronológicamente están los dinosaurios que hace millones de años ocuparon la provincia y cuyos restos pueden verse y estudiarse en los distintos espacios integrantes de Territorio Dinópolis. Además, los oficios que ocuparon a los turolenses pueden recordarse en los museos del Azafrán, de Monreal del Campo; el Minero, de Escucha, o el dedicado a la Harinera, de Mas de las Matas.

Meterse en la piel del Cid en su travesía por Teruel, recorrer el Maestrazgo en bicicleta con una carrera por montaña, disfrutar del derroche de adrenalina en el circuito de Motorland Aragón, vivir de cerca la pasión de la Baja Aragón o deleitarse con un recorrido a dos ruedas por alguna de las cuatro rutas moteras que ofrecen las carreteras de la comarca del Bajo Aragón son muestras de la amplia oferta de actividades deportivas disponible en la provincia.

Una seña de identidad con denominación de origen

Reconocido por todos, el Jamón de Teruel fue el primero de España en obtener la Denominación de Origen, en 1984.

La trufa negra, un placer al alcance

Su intenso aroma convierte a la trufa negra que se extrae del subsuelo de la provincia, principalmente en la comarca de Gúdar-Javalambre, en una de las más codiciadas del mercado internacional.

Mucho más que una flor

El azafrán es una de las especias más valoradas del mercado. Antiguamente, su producción fue el motor económico de las comarcas de Jiloca y Cuencas Mineras. En la última campaña, se recogieron en la provincia entre 15 y 20 kilos.

El apunte: regreso a los orígenes

Las recreaciones históricas se han convertido en uno de los mayores reclamos turísticos de la provincia. Desde los orígenes íberos de Andorra recordados en Lakuerter, representación que este año celebrará su décima edición, hasta el pasado medieval de Rubielos de Mora, la primera localidad de la provincia en realizar una conmemoración de este tipo, pasando por la Encomienda de Alfambra, cuando el municipio rememora su historia vinculada a la Orden de Monte Gaudio. Además, Teruel también reproduce la llegada del Cid a El Poyo, la expulsión de los moriscos en Gea de Albarracín o episodios bélicos en Alcañiz, donde se desarrolló una de las batallas de la Guerra Civil, y en Albentosa, lugar elegido por un grupo de aficionados para la recreación de un episodio de la II Guerra Mundial.

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