Así se vive a 8.000 kilómetros de distancia de casa

Estos dos aragoneses residen en Shanghái, la segunda ciudad más poblada de China  y la tercera a nivel mundial, con más de  20 millones de habitantes.

Alex del Río y Marta Azagra son dos de los 89 aragoneses que viven en China.
Alex del Río y Marta Azagra son dos de los 89 aragoneses que viven en China.

Cuando la aragonesa Marta Azagra cruzó por primera vez la frontera de Hong Kong, se sorprendió de la enorme autovía que llegaba a la ciudad, con cuatro carriles en cada sentido. "Comparado con la N-232 y lo que ha costado el desdoble, es para que te deje con la boca abierta", explica.

Azagra llegó a China hace diez años. Es responsable de calidad de las oficinas de Sourcing de El Corte Inglés en Asía Pacifico y co-propietaria de la marca de moda sostenible Zurita. En 2008, trabajaba en una empresa de mobiliario comercial y se le presentó la oportunidad de viajar a China para ser parte de la expansión de la marca española. "Sabía que iba a aprender mucho y que iba a conocer otras culturas, así que me aventuré a lo desconocido", añade.

Ella es una de los 89 aragoneses que residen actualmente en el país oriental, en el que confluyen diferentes culturas y formas de vida. Un reto extra para todos aquellos que, por cuestiones del azar, deciden alejarse 8.000 kilómetros de su hogar natal y emprender una vida totalmente diferente.

Es también el caso de Alex del Río, que llegó a China en 2014 y es ‘export manager’ para una empresa chino-japonesa de empaques flexibles, responsable del mercado americano y europeo. Además, está iniciando sus propios negocios en el mundo de la importación y exportación. "Me apetecía probar la experiencia de vivir en el extranjero en un sitio completamente distinto a Europa. Aquí enseguida conseguí un trabajo con una responsabilidad y condiciones que eran prácticamente imposible conseguir en España para alguien de mi edad. Ya han pasado 4 años desde entonces, y, todo este tiempo, me ha servido para aprender y curtirme mucho", relata.

Alex del Río y Marta Azagra son dos de los 89 aragoneses que viven en China

La vida en China

Ambos residen en Shanghái, la segunda ciudad más poblada de China y la tercera a nivel mundial, con más de 20 millones de habitantes. Para Del Río, la adaptación a la vida oriental no fue muy complicada: "He viajado mucho, por lo que para mí fue bastante fácil. Shanghái es una ciudad muy internacional con una buena comunidad española, que lo hace mucho más fácil", explica. Para Azagra tampoco hubo tiempo de adaptación, ya que "fue llegar y trabajar mucho –explica–. El resto de cosas las vas aprendiendo… Que si quieres pescado en el súper te lo pescan ahí mismo porque está vivo, aprender a regatear –algo que me costó y es una de las cosas más útiles– y a darte cuenta de lo rica que es la buena comida china, sin poder pasar más de una semana sin comer algo asiático".

Aunque están totalmente asentados allí, ninguno de los dos olvida Aragón. Del Río apunta que lo que más echa de menos es "su gente, la comida e ir a La Romareda los domingos a ver al Real Zaragoza". El mismo sentimiento de nostalgia comparte Azagra: "Lo que más me gusta cuando vuelvo a casa es ir a la plaza del Pilar de noche y escuchar el silencio, aunque suene a topicazo. Es un momento de paz que me llena y me hace pensar en la suerte que tengo de volver a un sitio como este", concluye.

¿Qué le sorprende a la comunidad china que vive en Aragón?

Xiaomiao Lyn tiene 22 años, vive con su familia en Zaragoza y pertenece a la Asociación Chinos de Ultramar en Aragón. "Además de la manera de saludar –aquí son habituales dos besos y allí es un apretón de manos–, me sorprendió que hace falta pedir cita con tanto tiempo para cualquier cosa –por ejemplo, el DNI–, algo que en China no siempre pasa. También la forma de comer, porque allí son mesas redondas donde se comparte todo, y aquí casi siempre hay un plato individual", explica.

Lo que más le gusta de Aragón es la amabilidad de su gente y el ambiente, aunque de su país natal echa de menos "la celebración del Año Nuevo, cuando visitamos a la familia y vemos los fuegos artificiales". Para ella, lo más difícil de vivir aquí fue el idioma, aunque eso no ha sido un impedimento para finalizar sus estudios de Comercio Internacional. "Podría ocurrir que un día vaya allí por trabajo, porque China está avanzando y creciendo bastante", concluye.

Ir al especial 'Aragón y el mercado asiático'.

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