Tercer Milenio

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¿Malestar en los primeros meses de embarazo? GDF15 podría tener la culpa

Niveles altos de GDF15 en sangre, junto con lo expuesta que ha estado la madre a esta proteína antes de quedarse embarazada, podrían influir sobre las náuseas y vómitos que sufre la mujer en los primeros meses de embarazo.

En torno al 70% de las embarazadas sufren náuseas y vómitos en el primer trimestre
En torno al 70% de las embarazadas sufren náuseas y vómitos en el primer trimestre

Estás viendo una película en la que sale una mujer joven, de entre 20 y 30 años. De pronto, la protagonista comienza a encontrarse mal y corre al cuarto de baño. Solo con esa escena, el espectador ya puede intuir inmediatamente lo que le ocurre: está embarazada.

Este cliché tiene su parte de verdad. Aunque no ocurre en todos los casos, en torno al 70% de las mujeres embarazadas sufren náuseas y vómitos durante el primer trimestre. Este malestar puede resultar muy molesto y debilitante, pero, por lo general, se puede seguir llevando una vida normal. Sin embargo, algunas mujeres llegan a encontrarse tan mal que no consiguen retener ningún alimento. Incluso un sorbo de agua les sienta fatal. Esta condición recibe el nombre de hiperémesis gravídica, y es una de las principales causas de hospitalización en los primeros meses de embarazo, ya que tanto la madre como el feto pueden correr un alto riesgo por la deshidratación.

Existen algunos medicamentos que pueden ayudar a las mujeres con este malestar, aunque suelen producir un alivio más parcial que completo. Además, desde la terrible crisis sanitaria de la talidomida, hay una comprensible reticencia a tomar antieméticos durante el embarazo. Por otro lado, la falta de medicamentos seguros y eficaces para las mujeres embarazadas se debe también a que, durante mucho tiempo, las náuseas durante el embarazo se han considerado normales. Esperables, incluso. Así que no se han tratado como un tema de investigación prioritario y no se ha indagado demasiado en sus causas.

No obstante, puesto que no todas las mujeres lo sufren, y las que lo padecen no lo hacen con la misma intensidad, no deberíamos ver este malestar como algo normal. Es evidente que hay algo detrás que lo provoca y que lo empeora. Algo que puede influir negativamente sobre la calidad de vida de la mujer e incluso puede hacer peligrar el embarazo. La salud de la mujer es importante y, por suerte, en los últimos años se está observando un cambio de tendencia, estudiando procesos y fenómenos que se solían obviar. Actualmente, muchas investigaciones se centran en garantizar el bienestar de la mujer tanto en su día a día como en situaciones especiales como el embarazo. Gracias a trabajos como estos, parece que se ha encontrado a la responsable de las náuseas y los vómitos durante los primeros meses de embarazo. Y, con ello, se abre una puerta a nuevas opciones terapéuticas que mejoren la calidad de vida de la mujer embarazada.

GDF15 en la salud y la enfermedad

Esta investigación se ha centrado en el factor de diferenciación de crecimiento 15, comúnmente conocido como GDF15 por sus siglas en inglés. En condiciones normales, los niveles de esta proteína son bajos, pero una gran variedad de células y tejidos pueden producirla en respuesta a distintos estreses. Por ejemplo, se ha visto que está aumentada en personas que padecen enfermedades como la insuficiencia cardíaca o el hígado graso. Es por ello que se la está considerando como un posible biomarcador para el diagnóstico o seguimiento de algunos trastornos.

En cuanto a su función, GDF15 parece estar involucrada en distintos procesos. Uno de los mejor estudiados es su papel en la regulación del apetito, una tarea que lleva a cabo de forma eficiente, pero no demasiado agradable. En el centro de control del apetito, que se encuentra en la región del cerebro llamada hipotálamo, existen receptores a los que GDF15 puede unirse. La unión de GDF15 a estos receptores provoca náuseas y vómitos que pueden llevar a anorexia y caquexia, esto es, pérdida de peso, masa muscular y fuerza. Se cree que esto puede estar detrás de la pérdida del apetito y las náuseas que causan algunos fármacos de quimioterapia como el cisplatino, ya que los niveles de GDF15 también pueden estar aumentados en algunos pacientes de cáncer.

No obstante, GDF15 no solo se ha encontrado en personas con alguna enfermedad. Hay una situación fisiológica, es decir, normal, en la que los niveles de esta proteína se disparan: el embarazo. La placenta es uno de los principales órganos productores de GDF15, aunque no se sepa muy bien cuál es su papel durante el embarazo. Mientras se descubre su función, un grupo de investigación ha encontrado un posible efecto colateral: hacer que la madre se encuentre fatal.

¿Se acerca del fin del malestar durante el embarazo?

Esta investigación se han analizado los niveles de GDF15 en la sangre de la madre, observándose que en las mujeres que sufrían más vómitos eran más altos, especialmente en aquellas que padecieron hiperémesis gravídica. Esto fue lo que hizo sospechar a los investigadores que esta proteína podría ser la principal causa del malestar. Por ello, pensaron que quizá un compuesto farmacológico que bloquease la unión entre GDF15 y su receptor podría ser de ayuda para las embarazadas.

No obstante, la relación entre GDF15 y las náuseas y vómitos en el embarazo podría ser más complicada de lo que parece a primera vista. Los investigadores se encontraron con un caso anómalo que les hizo replantearse sus conclusiones: las mujeres que parecen beta talasemia. La beta talasemia es una enfermedad genética que afecta a los glóbulos rojos y que, como otras patologías, presenta niveles anormalmente altos de GDF15 en sangre. Esto que, por lo general, no tendría por qué ser algo bueno, puede serlo si estas mujeres deciden quedarse embarazadas. Y es que los investigadores también observaron que las mujeres que tenían niveles altos de GDF15 antes de quedarse embarazadas no experimentaban náuseas ni vómitos. Eso les hizo llegar a la siguiente hipótesis: exponer a las mujeres a GDF15 antes de que se quedasen embarazadas podría evitar que padeciesen malestar en el primer trimestre.

Para comprobar su hipótesis recurrieron a ratones de experimentación a los que inyectaron pequeñas dosis de GDF15. Los investigadores observaron que con esto lograban crear tolerancia al efecto emético de esta proteína. Por tanto, de cara a un futuro no muy lejano podría plantearse esta terapia de sensibilización para ahorrar a las embarazadas el malestar de los primeros meses. Confiemos en que, gracias a esta y otras investigaciones, pronto las películas tengan que buscar otro cliché con el que hacer entender a los espectadores que la protagonista está embarazada.

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