INteriorismo

El calentador de toallas, el nuevo elemento estrella del baño

Tras una reforma integral, las empresas se 'hinchan' a instalar este tipo de radiador, más propio de los hoteles.

Los radiadores de toallas cumplen una función estética además de la de calentar.
Los radiadores de toallas cumplen una función estética además de la de calentar.
Kristina Urresti

Que la toalla no se quede húmeda y, además, darle un toque al baño. Esas son las funciones que cumple el calentador de toallas, un elemento que ha cogido fuerza los últimos años en el interior de la vivienda y que se postula como una tendencia próxima para este 2024. De hecho, las empresas de reformas integrales lo confirman: si se renueva el baño, se coloca uno de estos radiadores.

De hecho, después de probar uno, lo quieres. Hace unos años se percibía como un elemento típico de las casas y hoteles de lujo, pero ya no es así. Su evolución ha sido creciente hasta llegar a hoy. El radiador de toallas logra caldear el ambiente, mantener calentitas las toallas y, además, ayuda a prevenir la aparición de bacterias o moho por la humedad. La tecnología ha facilitado su crecimiento, con diseños más bonitos, que varían en forma y tamaño (verticales u horizontales, tubulares o planos…). Los hay de bajo consumo, con un mejor rendimiento energético e incluso algunos que ocupan muy poco espacio.

"En el 99% de las reformas integrales de baños nos demandan que vengan con un radiador de toallas", especifican desde la empresa Reformas Benavides. De diez personas, quizá uno no quiera su instalación o no haga una reforma completa para colocarlo, pero el resto se decantan por este objeto. "Se trata más como un elemento decorativo, además de para lo obvio de calentar las toallas", comentan. Estéticamente, son "más bonitos de ver" que un radiador tradicional.

Un baño, con un calentador de toallas de forma tradicional.
Un baño, con un calentador de toallas de forma tradicional.
H. A.

No obstante, no es habitual instalarlo sin reformar el baño, ya que hay que hacer algunos cambios. "Si es con calefacción de agua, hay que tener las tomas a mano y que coincidan, mientras que si es eléctrico debe haber algún enchufe", puntualizan desde esta empresa zaragozana. Por lo tanto, si no se quiere renovar este habitáculo, lo más práctico seguramente sea colocar uno eléctrico. El coste, por lo tanto, se ve repercutido por este factor, ya que no es lo mismo tener que picar la pared que si el baño está a punto desde el inicio.

"Un calefactor de toallas puede costar entre 160 y 200 euros, depende de si es eléctrico o no, del tamaño... Pero eso solo el aparato, luego estaría la instalación", explican desde Reformas Benavides. El modelo más común es el que simula a unas espalderas, aunque, gracias a las nuevas corrientes de interiorismo, ahora toman diferentes formas más minimalistas y elegantes, como si de un elemento decorativo más se tratase. Lo habitual es colocarlo cerca de la ducha, para facilitar el acceso a las toallas, aunque también pueden integrarse en muebles como tocadores.

Un baño reformado, con un bidé.
Un baño reformado, con un calentador de toallas.
Ferbaño

Ecobioebro, empresa zaragozana de servicio de distribución, se encarga de comprar y vender piezas relacionadas con la calefacción. "Radiadores de toallas nos compran las empresas instaladoras, aunque muchas veces viene el propio cliente y se lleva la pieza para instalarla él. Al final, es un taladrazo arriba y otro abajo", comenta Ángel Pardo, gerente de la compañía. El más demandado suele ser el clásico, el que se asemeja a una espaldera. "También los hay de diseño, pero a veces son un inconveniente para colgar la toalla", precisa.

De hecho, a la hora de tratar con viviendas unifamiliares o pisos de obra nueva, se recurren más a los calefactores de toallas de diseño. "Tienen formas menos convencionales. Los hay que incluso parecen una estantería, aunque eso es decoración pura, porque no calientan", añade Pardo. En el caso de los pisos, la gente se decanta más por la forma tradicional.

Un toallero con un espejo.
Un toallero con un espejo.
Ecobioebro

En este sentido, Pardo explica que la calefacción más demandada en los baños suele ser la eléctrica: "Tienen su resistencia y su botón de 'on' y 'off'. Llevan glicol, un anticongelante, y se calientan en función de su propio termostato", especifica Ángel Pardo. Los hay, incluso, que tienen su mando a distancia, como si de una televisión se tratase. El color más común es el negro, añade el gerente de Ecobioebro, que hace contraste con la habitual baldosa blanca. Su precio se establece entre 200 y 300 euros.

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