De Arafat a Bisbal: el pañuelo palestino, entre la reivindicación y la moda

La consideración y significado de la simbólica kufiya ha cambiado  a lo largo de la historia no sin polémica. 

De izquierda de derecha: Arafat, David Bisbal, Beckham, un desfile de Balenciaga, la modelo Gigi Hadid con un diseño de Chanel, María Dolores de Cospedal, un pañuelo de Vuitton que fue retirado del mercado y el músico Rogers Waters
De izquierda de derecha: Arafat, David Bisbal, Beckham, un desfile de Balenciaga, la modelo Gigi Hadid con un diseño de Chanel, María Dolores de Cospedal, un pañuelo de Vuitton que fue retirado del mercado y el músico Rogers Waters
H.A.

El pañuelo palestino o kufiya vuelve estos días a las calles de medio mundo como símbolo de lucha. Cientos de miles de personas lo lucen en apoyo de la causa palestina después del ataque sanguinario de Hamás y la respuesta israelí en forma de bombardeo indiscriminado sobre la población civil de Gaza.

Es el dramático y actual protagonismo de este simbólico pañuelo que ha atravesado, sin embargo, no pocas vicisitudes a lo largo de la historia, también de la más reciente. Se le han ido dando diversos significados o, incluso, le han llegado a desproveer de él, no sin su correspondiente polémica.

Es el caso de lo acontecido al final de la primera década de este siglo, cuando el entonces muy influyente Nicolas Ghesquière, a la sazón director creativo de Balenciaga, presentó un desfile en el que el pañuelo palestino era uno de los argumentos principales. Era el año 2007 y la marca de lujo francesa subió a la pasarela una colección pensada para el otoño/invierno, de nombre 'Traveler', en la que la prenda aparecía sin aparente connotación política.

Los muchas veces inextricables caminos de la moda y las tendencias establecieron un vaso comunicante entre aquella propuesta y la 'fast fashion'. Los escaparates, y por ende las calles, se llenaron de todo tipo de kufiyas. La llevaban desde el común de los mortales a gente muy famosa. Inditex -Zara (incluida la línea infantil), Bershka, Pimkie, Pull & Bear- Springfield o Adolfo Domínguez, hasta otras para bolsillos más pudientes, pusieron a la venta el pañuelo en variadísimas versiones que iban de las más ortodoxas hasta otras más imaginativas, en las que los tradicionales dibujos en forma de red se convertían en mariposas. 

En su faceta de adorno, la kufiya es versátil, cómoda y favorecedora, lo que contribuyó a que el estreno de los 2000 terminara con el palestino combinado tanto con vaqueros como con vestidos de noche o trajes de oficina. Huelga decir que entonces, como ahora, la mayoría de estas prendas eran fabricadas en China.

El fenómeno alcanzó a casi todo el mundo. Con kufiya se pudo ver aquellos días a David Beckham en el palco de un estadio. Lo mismo sucedió con su compañero futbolista Cesc Fábregas cuando, siendo capitán del Arsenal, la eligió para completar su 'look' en varias ocasiones. El actor Colin Farrell, Rihanna, Cameron Díaz o las modelos Gigi o Bella Hadid (en su caso de ascendencia palestina) son otros ejemplos. En el caso de Bella, la propia firma Chanel le diseñó un traje con el estampado típico de la kufiya. Igualmente, en la actualidad son muchas las marcas, incluidas algunas israelíes, que basan su estilo en este tradicional complemento.

En España, el caso más sonado de aquella moda, aunque no el único, fue el de David Bisbal, que en 2009 hacía promoción de sus discos con el cuello envuelto en un pañuelo palestino blanco y rojo. Mucho más polémico fue el caso de María Dolores de Cospedal que, en 2010, siendo secretaria general del PP, se enfundó una kufiya en tonos malva en un acto en Guadalajara. Le llovieron las críticas, tanto de algunos de sus correligionarios y prensa afín como de los propios defensores de la causa palestina, quienes la acusaron de frivolizar. Ella negó que el pañuelo en cuestión fuera una kufiya.

En el mundo, el paroxismo de la controversia llegó cuando Urban Outfitters, popular comercio que se caracteriza por abrazar las ultimísimas tendencias de cara, sobre todo, al público juvenil, lanzó una colección de kufiyas bajo el nombre de "pañuelos antiguerra". El escándalo supuso la retirada de la prenda de todas sus tiendas.

Las polémicas puntuales en torno a la prenda han continuado, no obstante. Hace dos años, la marca de lujo Louis Vuitton tuvo que retirar de la venta una kufiya, que vendía con su logo a 600 euros, tras una oleada de protestas.

Frivolización y criminalización de la kufiya

Actualmente, la kufiya como tal está prácticamente desaparecida de las principales plataformas y versiones 'online' de las grandes cadenas. Con los argumentos de búsqueda 'pañuelo palestino' o 'kufiya' apenas aparecen resultados en tiendas como AliExpress o Etsy.

Los aspectos relacionados con la posible frivolización o apropiación cultural que suponen ciertas versiones de la kufiya son los que más se han repetido a la hora de poner en cuestión al pañuelo palestino como puro elemento de moda. 

Al contrario, la lista de personajes que la han llevado con dosis de compromiso o, simplemente, con fines diplomáticos, también es larga: Nelson Mandela o Sting son dos de ellos, amén de numerosos mandatarios en sus visitas internacionales al mundo árabe a modo de señal de buena voluntad. 

El pañuelo en cuestión es también un 'souvenir' habitual para aquellos turistas que visitan Jordania o Egipto u países del Golfo.

Pero el drama de estos días está alejando a la kufiya de este talante. De la pasarelas en 2027, la kufiya ha pasado -desde el recrudecimiento de las hostilidades en la Franja-, a estar prohibida, por ejemplo, para los alumnos berlineses al, según la senadora regional de Educación Katharina Günther-Wünsch, "representar una amenaza para la paz escolar".

La historia del pañuelo palestino

En realidad, la kufiya es una prenda nacida con vocación funcional (para cubrirse diversas partes del cuerpo, especialmente la cabeza), cuyo origen se hunde en la noche de los tiempos, como casi todos los pañuelos típicos y distintivos de tantas y tantas culturas en el mundo. En este caso, en sus diferentes versiones, el 'foulard' es propio de Oriente Medio y Arabia: se usa de manera cotidiana en Jordania, Irak, Siria, Líbano, algunas zonas del sur de Turquía (donde desde 2000 está prohibida) y en la península arábiga. Por supuesto, también en Palestina.

La kufiya era en los años 30 del siglo XX un elemento propio de los campesinos a diferencia de los palestinos de la elite que llevaban un gorrito, el 'tarbush'. Con la ocupación británica se generaliza la kufiya. En los 50, un oficial británico quiso distinguir a sus soldados palestinos de los jordanos con el color del pañuelo: negro y blanco para los primeros, rojo y blanco para los segundos (el rojo es también propio de los países del Golfo). 

En la siguiente década es cuando el 'foulard' comienza a construir su simbolismo actual de la mano de Yasser Arafat, líder de la OLP, que lo adopta como tocado habitual. Convertido ya en imagen de la solidaridad con el pueblo palestino, la kufiya fue mucho más allá, al formar parte del vestuario de otros muchos y diversos activistas, de manera general asociados a la izquierda, en todo el mundo. La kufiya es relacionada por algunos al terrorismo islámico, al, por desgracia, haber sido usado también por terroristas fundamentalistas islámicos.

Desde 2016, el pañuelo palestino también tiene su día, el 11 de mayo, una celebración no oficial para "ayuda a visibilizar su importancia cultural y política". 

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