Salud mental en adolescentes: "El abuso del móvil acaba ocasionando trastornos ansiosos o depresivos"

Rafael Salas, doctor en Psicología en Zaragoza, asegura que en los últimos años se ha observado un aumento de consultas por motivos infanto-juveniles.

Imagen de archivo de una joven escribiendo por su teléfono móvil.
Imagen de archivo de una joven escribiendo por su teléfono móvil.
Oliver Duch

Las redes sociales han llegado para quedarse. Internet ha abierto una nueva ventana al mundo y sus infinitas posibilidades han convertido el ciberespacio en la principal fuente de información, comunicación y socialización especialmente entre el público joven, que en la actualidad dedica una media de 400 minutos a la semana a navegar a través de las principales plataformas digitales, según los estudios. Una cifra que resulta preocupante para los expertos y que tiene un impacto directo en la salud mental de los adolescentes.

Rafael Salas, doctor en Psicología en Zaragoza, asegura que en los últimos años se ha observado un “aumento de consultas psicológicas por motivos infanto-juveniles” que tienen su origen en el uso excesivo de los dispositivos móviles. Tal y como explica, el modelo educativo actual dificulta a las familias disponer del tiempo necesario para educar y cada vez es más frecuente que “muchos padres opten por incluir el teléfono a edades tempranas” incentivando de forma inconsciente el proceso adictivo.

Aunque a las consultas suelen acudir jóvenes desde los 12 años en adelante, la historia clínica -que recopila toda la información sobre el estado actual y pasado de un paciente- revela, a menudo, que el trastorno ha comenzado mucho antes, “a edades muy tempranas” y debido a una “sobreestimulación” constante provocada por las pantallas, que funcionan como “agente ansiolítico”, indica Salas. A nivel neurológico, "el uso del teléfono hace que el cuerpo genere dopamina, provocando satisfacción, bienestar y una sensación de plenitud” que aumenta el riesgo de desarrollar un trastorno que hoy en día se conoce como nomofobia.

"El uso del teléfono hace que el cuerpo genere dopamina, provocando satisfacción, bienestar y una sensación de plenitud"

Este miedo irracional a estar sin móvil se equipara a la “dependencia de una sustancia” y se diagnostica del mismo modo, aunque no exista un elemento químico que lo desencadene. Para ello, “se tienen en cuenta dos variables: la cuantitativa y la cualitativa”, apunta el doctor. La primera hace referencia al tiempo de uso y la segunda al tipo de contenido que se consume. “No es lo mismo que los adolescentes vean contenidos audiovisuales o didácticos a que consuman contenido procedente de redes sociales”, aclara Salas. 

Asimismo, se realizan entrevistas con los pacientes y sus padres y se lleva a cabo una monitorización para controlar el tiempo de uso que sirve de indicador, aunque “no hay un consenso sobre las horas recomendadas”, añade. “En consulta, la utilización de estos dispositivos durante 3 o 4 horas diarias supone para los psicólogos un signo de alarma, pero hay científicos que a partir de las 2 horas también lo consideran un riesgo”. Por ello es importante “personalizar” cada caso y aprender a identificar las principales señales de alerta.

Primeros síntomas

En la gran mayoría de adolescentes, la aparición de trastornos del sueño son uno de los primeros síntomas. La dependencia del teléfono hace que los jóvenes duerman menos horas de las recomendadas, provocándose “una ruptura en la arquitectura del sueño que afecta a todo lo demás” e impacta de forma directa, sobre todo, en las relaciones sociales o los estudios. “No querer salir de casa o de la habitación y rechazar ir a clase” suelen ser conductas típicas que advierten de un uso abusivo del móvil y que "acaban ocasionando trastornos ansiosos o depresivos"

"No querer salir de casa o de la habitación y rechazar ir a clase suelen ser conductas típicas que advierten de un uso abusivo del móvil"

Desde la psicología, los profesionales consideran que “para que haya un trastorno, éste debe afectar al menos a un área de la vida de paciente” y, en palabras de Salas, “el uso de los móviles afecta literalmente a todos”, pudiendo convertirse, además, en origen de cualquier otro. “Los menores pueden sufrir ciberbullying y, en los casos más graves, pueden incluso llegar a ponerse en contacto con pederastas” sin siquiera saberlo, advierte.

Los padres, imprescindibles en la labor preventiva

Ante ello, los progenitores tienen una labor preventiva muy importante. El especialista recomienda, en primer lugar, evitar utilizar en exceso el teléfono delante de los hijos, ya que “si ven el uso del móvil en sus padres como algo normal y natural, ellos mismos lo van a hacer”.

Además, considera indispensable acotar los tiempos de utilización de los dispositivos electrónicos y las redes sociales y recuerda que “existen aplicaciones para hacerlo”. Del mismo modo, invita a fomentar la interacción “cara a cara” con los hijos y anima a intentar que ellos lo hagan con sus iguales. “Es importante que los niños tengan grupos de referencia, realicen actividades extraescolares, salgan a la calle…” y al mismo tiempo sepan que aburrirse y frustrarse es algo totalmente normal. “Los niños están inmersos en una especie de psicología positiva que no existe”, aclara. “La vida es complicada. La sociedad no tolera la tristeza o la rabia como sentimientos normales y es importante hacer ver a los niños que sí lo son”, defiende Salas.

Igualmente, apunta que es “normal” que los padres se encuentren desbordados y no puedan actuar con normalidad ante este tipo de casos y recuerda que es entonces “cuando se recomienda que lleven a sus hijos a terapia” para contar con la ayuda de profesionales especializados, antes de que el problema se agrave.

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