Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Israel Campo: “Para ser científico hay que renunciar a muchas cosas”

Con solo 26 años, este joven de Monzón ha publicado en una de las revistas más prestigiosas del mundo, 'Science', gracias a su estudio sobre la transferencia horizontal de genes.

El biólogo aragonés Israel Campo Bes.
El biólogo aragonés Israel Campo Bes, de Monzón, ha pubicado en 'Science'.
Fundación La Caixa

Israel Campo Bes (1997, Monzón) acaba de publicar en una de las revistas científicas más prestigiosas del mundo, 'Science', gracias a sus hallazgos sobre transferencia horizontal genética en animales. El estudio, titulado “Transposones similares a virus cruzan la barrera entre especies e impulsan la evolución de incompatibilidades genéticas”, ilustra cómo hay fragmentos de ADN que, además de transmitirse de padres a hijos, pueden transferirse horizontalmente entre diferentes especies, dando lugar en última instancia a incompatibilidades genéticas entre individuos de una misma especie. El grupo de investigación liderado por Alejandro Burga, junto con Israel Campo Bes y Sonya A. Widen como primeros autores del estudio, han llevado a cabo esta investigación en el Instituto de Biotecnología Molecular de la Academia de Ciencias Austriaca (IMBA, Viena).

En este estudio se ha podido determinar el origen evolutivo de una toxina (perteneciente a un sistema toxina-antitoxina) en el gusano nematodo Caenorhabditis briggsae.

Graduado en Biología por la Universidad de Valencia en 2019, Campo realizó un doble máster internacional en Biología Evolutiva durante dos años en Groningen (Países Bajos), Múnich (Alemania), Montpellier (Francia) y Viena (Austria) con una beca de posgrado en el extranjero de la Fundación “la Caixa”. Ahora se encuentra en Barcelona realizando un doctorado en el Centro de Regulación del Genómica.

Lo primero de todo, enhorabuena. Ha publicado en una de las revistas científicas más importantes del mundo, y con solo 26 años. ¿Cómo fue el proceso de publicar en 'Science'?Fue un proceso muy gradual. Ya habíamos hecho el descubrimiento y escrito el artículo y lo primero que hicimos, siendo conscientes de la relevancia del estudio, fue enviarlo a 'Science'. Desde que entró el artículo en revisión hasta que nos dijeron que estaba aceptado pasó un año. Ha sido un año de tensión, pero estoy contentísimo. Poco más puedo decir.

¿Cómo se lo tomaron su familia y sus amigos?Genial. La gente cercana ha estado informada desde el primer momento en el que empezamos a hacer los descubrimientos. Que luego haya salido en 'Science' y nos lo hayan publicado pues les ha hecho estar todavía más contentos.

Usted es de Monzón. ¿Sigue yendo a menudo allí?Voy poquito. Estudié la carrera en Valencia y luego hice dos años de máster fuera de España. Con mis amigos de toda la vida no nos vemos frecuentemente, pero de vez en cuando me paso a ver a la familia y los amigos. Y ahora que estoy en Barcelona intento ir un poco más.

¿Cuándo supo que quería ser científico?Mi padre era mi profesor de biología en Monzón, y aparte de ser docente en la ESO y bachillerato, él es un naturalista, le encanta la naturaleza y la fotografía. Desde pequeño he tenido mucho contacto tanto con animales como plantas. Y fue más o menos en bachillerato cuando mi padre nos dijo a toda la clase si queríamos preparar las olimpiadas de Biología con él y nos daría clases externas. Otra chica y yo fuimos a hacer el examen. Yo quería preparármelo muy bien y no fui al viaje de fin de curso para quedarme con mi padre mano a mano estudiando. Tras haberlo preparado con mi padre y ver cosas que no estaban en el temario, como temas de evolución o de animales, me enamoré de la biología. Además, luego gané la fase autonómica de Aragón y fui a la fase nacional. Ahí no gané nada, pero la experiencia fue muy chula. Quise estudiar Biología en ese momento y en el primer año de carrera dije: ‘Quiero ser científico. Esto me gusta mucho’.

¿El científico nace o se hace?Hay de todo. La gente que alcanza posiciones altas, como tener tu laboratorio o ser investigador principal, sí que se suele ser gente que quiere ser científico de pequeño. Pero hay otros que no. Hay otros que les gusta la ciencia y acaban también luego siendo jefes aunque esa curiosidad se le haya despertado más tarde.

A usted la curiosidad se le despertó en la adolescencia…Sí, siempre me había gustado la naturaleza, pero el ser científico y estudiar biología con unos 17 años. Cuando me enamoré de la evolución fue tras cursar una asignatura que se llamaba árbol de la vida. Ahí ya tuve clarísimo que quería ser un investigador de biología evolutiva.

Al final, es una mezcla de querer, pero también tener talento. No todo el mundo puede llegar a publicar en Science.Sí, es mucho trabajo. Como yo lo veo, para alcanzar algo de investigación científica de alto impacto, hay que renunciar a muchas cosas y, en muchos casos, hay que trabajar una barbaridad. Y eso tampoco te garantiza luego que se vaya a publicar en 'Science'. Pero sí, es mucho trabajo y, más que talento, en mi caso, no me considero talentoso en nada, simplemente soy muy curioso y me gusta lo que hago. Dedico muchas horas y con pasión se pueden llegar a conseguir cosas.

"Si tuviera algún talento, sería ese: saber rodearme de gente que sabe."

¿Alguna vez durante su carrera pensó que podría llegar a publicar en 'Science'?No, no era uno de mis objetivos. Me gustaba la ciencia y siempre he querido formarme y estar en institutos con gente ‘top’ para poder ser parte de eso y no tener que estar dependiendo de un dinero específico para poder hacer experimentos. Creo que tengo buen ojo. Si tuviera algún talento, sería ese: saber rodearme de gente que sabe.

Su estudio habla sobre la transferencia horizontal de genes entre gusanos. ¿Pero podría darse en otras especies?Sí. Nosotros hemos estudiado gusanos nematodos, pero podría darse perfectamente entre otras especies. Potencialmente, podría darse entre un perro y un humano. Sería muy improbable, pero podrían intercambiar genes. La transferencia horizontal se conoce desde hace mucho. Nosotros no hemos descubierto lo que es la transferencia horizontal per se, sino que hemos visto que ha habido transferencia horizontal entre gusanos y ha dado lugar a incompatibilidades entre poblaciones de gusanos de una misma especie. En bacterias ocurre mucho, pero en animales no tanto. Se sabe que hay mucha transferencia horizontal en peces, porque sacan los espermatozoides y el óvulo al exterior y queda en el agua flotando, por tanto, alguna partícula de ADN puede introducirse en el genoma del huevo de otra especie de pez. Es algo en lo que todavía queda mucho por descubrir.

Se habla mucho de la resistencia a los antibióticos ahora. ¿Esta transferencia horizontal ocurre también en bacterias?Efectivamente. Uno de los problemas para los humanos es la resistencia bacteriana a antibióticos. Imagina que en una región de un país surge una cepa de una especie de bacteria maligna que es resistente a cinco antibióticos e infecta a un individuo de una región. Si este individuo es coinfectado por otra especie de bacteria cuando se encuentra en otro país, potencialmente la especie resistente podría transmitirle horizontalmente los genes de resistencia a la especie bacteriana del otro país.

¿Qué consecuencias podría tener en los seres humanos el mecanismo de esta transferencia horizontal?La transferencia horizontal al final es que se te inserta un fragmento de ADN de otra especie dentro del genoma del humano. Si se inserta un nuevo fragmento de ADN en una región sin ningún tipo de función, no pasaría absolutamente nada. En cambio, si este gen se insertara dentro de otro gen importante para el desarrollo y funcionamiento humanos, potencialmente podría generar mutaciones. Pero es algo altamente improbable. Hasta donde conozco no hay casos claros donde un animal haya transferido horizontalmente genes a la especie humana recientemente.

"No me considero talentoso en nada, simplemente soy muy curioso y me gusta lo que hago. Dedico muchas horas y con pasión se pueden llegar a conseguir cosas".

Eso da un poco de miedo, ¿no?Todo esto es muy improbable. La probabilidad de que tus células muten ellas solas es mucho más alta que el hecho de que te entre una molécula de ADN de otra especie y te rompa un gen. Es muy improbable hasta donde sabemos. No hay nada por lo que alarmarse.

¿Se plantea seguir en la misma línea de investigación?Ahora estoy en el Centro de Regulación Genómica (CRG) de Barcelona en el grupo de Manuel Irimia realizando el doctorado y es un proyecto muy diferente. Se trata de ver cuándo el genoma se activa en animales. Por ejemplo, en humanos se activa cuando el embrión tiene ocho células. En la vaca es a las 16, en ratón, cuando hay dos células. Pero un pez o una rana es cuando hay cientos o miles de células. Mi proyecto de doctorado va de intentar encontrar cuáles son los patrones de activación y ver qué genes podrían estar detrás del mecanismo de activación, que es un campo muy grande y no se sabe absolutamente nada. Cada vez que sacan algún regulador o algún gen que descubren en humanos que pueda estar involucrado en la activación del genoma, suelen ser publicaciones de alto impacto. Por ejemplo, hay personas que no pueden tener hijos porque igual el genoma no se está activando propiamente. Es una investigación fundamental evolutiva, y en el proyecto estaremos analizando cuándo se activa en muchos animales, desde esponjas y medusas, hasta insectos, vertebrados, mamíferos y demás. Haciendo un macroanálisis evolutivo podremos ver cuál es la tendencia evolutiva de esta activación. No obstante, sigo trabajando en la transferencia horizontal junto a Manuel Irimia, que es mi jefe aquí, y mi jefe en Viena. Estamos intentando sacar otro proyecto.

¿Le volveremos a ver en 'Science'?Siendo objetivos, la probabilidad es ínfima (ríe). Ocurre muy poco, y menos a estas edades, pero ojalá. Con tal de tener un sueldo medianamente digno y poder hacer ciencia con mucha libertad, estoy más que feliz.

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