Tercer Milenio

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¿Por qué las serpientes no se envenenan a sí mismas?

Recurren al veneno para abatir a sus presas, pero esto podría dañar sus propios cuerpos. Los sistemas de protección son cruciales para sobrevivir.

Serpiente de cascabel
Serpiente de cascabel

Seguro que alguna vez has escuchado la expresión ‘si se muerde la lengua, se envenena’. Puede que incluso la hayas usado tú para referirte a alguien. O, peor todavía, alguien la haya dicho refiriéndose a ti. Decimos esto para hablar de personas maliciosas, esas que siempre tienen a punto un comentario desagradable y están más que dispuestas a soltarlo. No se trata de una expresión literal, por supuesto. Salvo que te estés refiriendo a una serpiente.

Las serpientes venenosas son un clásico del cine y las novelas de aventuras. Animales exóticos y peligrosos que ponen en riesgo a los protagonistas, obligados a huir de ellas o a buscar un antídoto para salvar la vida. 

Si bien se nos antojan criaturas místicas y lejanas, en España también contamos con nuestras propias serpientes venenosas. Eso sí, que no cunda el pánico. No es nada frecuente toparse con una y, en el improbable caso de que eso ocurra, lo más seguro es que se lleve un susto tremendo al encontrarse de morros con una criatura mucho más grande que ella. Por si acaso, si alguna vez te encuentras con alguna serpiente dando un paseo por el monte o en otro lugar, no la molestes. Déjala en paz y, si es necesario, llama a un profesional para que se haga cargo de la situación.

La cosa cambiaría si fueses un apetitoso ratón. En ese caso, una serpiente hambrienta no se lo pensaría dos veces y se lanzaría al ataque, clavándole los colmillos y ayudándose de su veneno para reducirlo. No obstante, esta ayuda extra podría volverse en su contra sin las protecciones adecuadas para protegerse de su propio veneno.

El enemigo en casa

Aunque pueda parecer raro, es más común de lo que parece que en nuestro cuerpo haya sustancias que pueden causarnos daños. Las secreciones ácidas del estómago, por ejemplo, tan necesarias para la digestión, podrían perforar la pared de este órgano y provocarnos dolores muy fuertes si no estuviese recubierto por una capa mucosa protectora. Algo similar ocurre con el veneno de las serpientes, que es necesario para que capturen a sus presas, pero que podría atacar sus propios tejidos tras ingerir al animal envenenado.

Esto se debe a que el veneno no actúa específicamente contra la presa, sino que su acción es general, pudiendo dañar a cualquier organismo vivo. Tomemos como ejemplo al veneno de la serpiente de cascabel, Crotalus atrox, oriunda de Norteamérica y una de las principales responsables de las muertes por mordedura de serpiente en México y EE. UU. El veneno de la serpiente de cascabel se compone de una mezcla compleja de proteínas y péptidos con acción tóxica. Hasta que llega el momento de usarlo, el veneno se guarda a buen recaudo en unas glándulas especiales.

Entre los distintos tipos de proteínas tóxicas se encuentran las metaloproteinasas, que degradan el andamio que da soporte a las células que componen los tejidos, llamado matriz extracelular. Vendría a ser el equivalente de destruir los pilares de un puente hasta causar el colapso de toda la estructura. En este caso, el resultado será la degradación del tejido, serios daños y una hemorragia, lo que produce finalmente la muerte.

Defensa frente a digestiones ‘complicadas’

El tracto digestivo de la propia serpiente también podría sufrir todos estos daños que provocan las metaloproteinasas. Para evitarlo, el animal cuenta con otras proteínas que neutralizan su efecto. A esta clase de compuestos se les llama autoinhibidores, y son clave para la supervivencia del animal. FETUA-3 es una familia de estos autoinhibidores, capaces de bloquear la acción de la gran mayoría de las metaloproteinasas tóxicas del veneno de Crotalus atrox.

Curiosamente, FETUA-3 es mucho menos importante en otras de las serpientes del género crótalo. Los primos hermanos de Asia o Sudamérica de la serpiente de cascabel norteamericana también producen FETUA-3, aunque para ellos es menos importante. Estos primos hermanos, en su lugar, prefieren a la familia FETUA-2, que es mucho menos relevante para C. atrox. Esto, que podría quedar en una simple curiosidad, es un ejemplo de cómo dos especies con un parentesco estrecho pueden evolucionar de forma distinta conforme avanza el tiempo.

Las proteínas de la familia FETUA-3 no solo son importantes para la propia serpiente de cascabel. También a los humanos podrían sernos útiles para desarrollar nuevos antídotos frente a la mordedura de esta serpiente, ya que en las regiones donde vive supone un grave problema de salud. La biología molecular, siempre al servicio de la humanidad.

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