Ramón García: "Soy un payaso que odia la Navidad"

A sus 60 años, reconoce que nunca se ha cansado de sí mismo y confiesa que habría preferido "duchas más privadas" con Ana Obregón.

Ramón García, con sonrisa irónica y nariz de payaso.
Ramón García, con sonrisa irónica y nariz de payaso.
Vocento

Ramón, 'Ramontxu', el hombre de las 18 Campanadas, lo mismo da, reivindica su vigencia. "Estoy vivo".

Dicen que en la televisión a uno le entierran enseguida. ¿Cría ya malvas, Ramón?

Nunca he criado malvas. Yo sigo más vivo que vivo.

¿Cuántas veces le han enterrado?

Ninguna que yo sepa.

¿Lo ha pasado mal cuando le han dado por desaparecido?

Si alguien lo ha hecho, siempre me he encontrado. He tenido la suerte de que nunca he parado de trabajar desde que empecé.

Una becaria me confesaba el otro día que sabe de usted gracias a la colaboración con el 'streamer' más célebre del país.

Fue un puntazo mío porque vi que allí había una oportunidad de juntar generaciones y veo que lo ha comprobado tu becaria. Quise juntar a mis espectadores de toda la vida con los que arrastra Ibai Llanos y lo petamos los dos.

¿Se ha cansado alguna vez de sí mismo?

Nunca.

¿Sabe el secreto de su éxito?

Posiblemente, ser normal.

Ramón, ¿eres la Navidad?

Fui muchos años la Navidad en la televisión y en la discoteca de mis padres. ¡Por eso la odio!

¿Cómo que el hombre de las 18 Campanadas odia la Navidad?

Mientras los demás se divertían y lo pasaban bien, yo tenía que trabajar.

En la televisión de Castilla-La Mancha presenta 'En compañía', donde ayuda a mayores a buscar parejas. ¿Se siente solo?

He hecho un máster de soledad, pero no, yo estoy muy acompañado de mis hijas, mis amigos y, sobre todo, de los compañeros de trabajo y de televisión, con los que tanto tiempo paso. Al final son tu familia.

¿Tiene alma de celestino?

No. Tengo más alma de colega.

¿Trabajar en un canal autonómico es como competir en Segunda División?

Qué va. Todo lo contrario. Yo he trabajado a nivel nacional y he tenido las máximas audiencias de este país. Es mucho más difícil triunfar en una televisión pequeña que en una grande. Para terminar una carrera con tantos años como llevo a las espaldas está siendo un regalo.

¿Está en el final de su carrera?

No, no, todavía no, pero te lo digo claro, estoy más cerca de despedirme que de empezar. Lógicamente, con 60 años no voy a pensar igual que con 20, sería de tontos.

¿Qué fue antes, la capa o Ramón?

Ramón, hombre, Ramón.

¿Suele mentir mucho?

Tengo la virtud o el defecto de ser bastante sincero, honesto y decir siempre la verdad, que no siempre es bueno.

¿Le tiran muchos los tejos?

Alguna que otra. Incluso ahora.

Cuando algo se sale de lo normal, ¿entra en cortocircuito?

Jamás, al contrario. Soy el que llevo la cinta adhesiva, el que coge los cables pelados y los arregla.

¿Le quiere la gente?

Tengo un compañero que ha hecho informativos muchos años y muy importantes en este país que siempre me dice 'joder, a mí me insultan por la calle y a ti te besan'. Es un poco la diferencia.

¿Se mete en muchos charcos?

A veces sí. Y sin darme cuenta.

¿Sigue duchándose con ropa?

No, ya no, eso solamente fue por exigencias del programa.

¿Qué tal eran las duchas que se pegaba con Ana Obregón?

Fantásticas, muy divertidas y muy apretaditas, por cierto.

¿Las hubiera preferido de otro modo?

Ah, en aquella época igual mejor más en privado, ¿no?

¿Sigue viéndose como un payaso que se pone la nariz y hace reír a la gente?

Sí, sí, yo soy un payaso. Un entretenedor de la tele que tiene que hace reír y llorar. Me manejo en el equilibrio.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión