Educación

Treinta intelectuales reclaman una ley de educación elaborada solo por expertos

Rechazan que se aplique la Lomloe porque creen que oculta el fracaso escolar, adoctrina y no apuesta por "el esfuerzo, el merito y los contenidos".

Manifestación con vehículos contra la Ley de Educación (LOMLOE)
Imagen de archivo de una manifestación con vehículos contra la Ley de Educación (Lomloe)
Beldad

Treinta intelectuales, entre ellos varios conocidos escritores, filósofos, filólogos o historiadores, han suscrito un manifiesto, inicialmente redactado por tres profesores de secundaria, en el que rechazan tanto la nueva ley de educación, la Lomloe, como las otras siete que la precedieron, sin hacer distingos en principio entre las promovidas por el PSOE o las aprobadas por el PP.

El documento reclama fundamentalmente que la Lomloe no llegue a aplicarse -iniciará su despliegue paulatino el próximo curso- y que, en su lugar, se cree un consejo independiente de docentes, expertos y científicos que sea quien elabore una nueva ley educativa, solo sobre criterios técnicos, académicos y profesionales, y quien también reforme el actual sistema de enseñanza pública, desde infantil hasta la universidad, y diseñe todos los planes de estudios necesarios para su funcionamiento.

Entre la treintena de intelectuales que respaldan el manifiesto hay escritores como Andrés Trapiello o Félix Ruiz de Azúa, filólogos como Xavier Pericay, Luis Alberto de Cuenca o Jon Juaristi, filósofos como Fernando Savater o historiadores como Juan Pablo Fusi. Algunos de ellos tienen en común, entre otras cosas, su vinculación pasada con partidos políticos, como es el caso de Ruiz de Azúa y Pericay con Ciudadanos, Savater y Trapiello con UPyD, o De Cuenca, que ocupó la Secretaría de Estado de Cultura en el segundo gobierno de José María Aznar.

Los firmantes consideran que la Lomloe es una mala ley porque no afronta el problema del fracaso escolar, sino que lo oculta y lo acrecienta al declarar excepcional la repetición y los suspensos.

También rechazan que la nueva norma apueste por evaluar a los alumnos por su adquisición de competencias en vez de por su dominio de conocimientos concretos y porque retira de la práctica docente la evaluación mediante notas numéricas y las menciones de honor.

Los firmantes rechazan que los docentes sean correas de transmisión «de la ideología de turno», apuestan porque las pruebas de selectividad sean únicas para todo el país y tengan contenidos comunes, y porque se garantice que como mínimo el 25% de las horas de clases en toda España se dan en castellano.

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