Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Aquellos maravillosos inventores

Carl Miele, el inventor que convirtió la mantecadora en una lavadora doméstica

La historia de la compañía alemana Miele arranca en 1898 cuando Carl Miele y Reinhard Zinkann se asociaron para fundar una pequeña fábrica de descremadoras y mantecadoras. Y despega con el lanzamiento, en 1903, de su primera lavadora, ideada para aliviar el trabajo doméstico.

Interior de una de las primeras lavadoras Miele en la que se puede apreciar el agitador
Interior de una de las primeras lavadoras Miele en la que se puede apreciar el agitador
Andreas Praefcke

En 1898, Carl Miele, mecánico y dueño de una ferretería, y el comerciante Reinhard Zinkann se asociaban para montar una fábrica de descremadoras –los aparatos empleados en las granjas lecheras para separar la crema o nata (la materia grasa destinada a la elaboración de manteca) de la leche–. La nueva compañía se estableció en la localidad alemana de Herzebrock, en las antiguas instalaciones de un molino y aserradero; contaba con 11 empleados, cuatro tornos y una taladradora. Zinkann se hizo cargo de las ventas y Miele del diseño y fabricación de los equipos. Así, en 1899 la compañía comenzaba a vender su primera descremadora. Y apenas un año después ampliaban su oferta con la Meteor, la primera mantecadora diseñada por el inventor.

Uno de las primeros modelos de mantecadora de Miele
Uno de las primeros modelos de mantecadora de Miele

Al igual que la descremadora, la mantecadora era un aparato casi imprescindible en las granjas. El nuevo modelo de Miele incorporaba un mecanismo que podía conectarse con una correa de transmisión a un motor externo; con lo que liberaba a las esposas e hijos de los granjeros del duro y pesado trabajo de batir a mano la nata hasta obtener la manteca. Gracias a ello gozó de una gran acogida y demanda. Lo que motivó a Carl Miele y su socio para ir un paso más allá y trasladar esa misma idea al ámbito doméstico, a las tareas del hogar, y a diseñar y fabricar una lavadora que liberase a las amas de casa de la ardua tarea de realizar la colada a mano.

Para lograrlo, Miele adaptó la tecnología de los aparatos y equipos cuya fabricación dominaba y para la que ya disponía de los medios necesarios –las descremadoras y mantecadoras– para crear, en 1903, su primera lavadora, el Modelo A, que consistía en una cubeta de madera con unas paletas en forma de cruz dispuestas horizontalmente en su centro –el agitador– que se hacían girar manualmente. Lo novedoso del diseño de Carl era que incorporaba un sistema de péndulo suspendido para accionar el agitador: gracias a su inercia, el péndulo con masa basculante se movía con mucho menor esfuerzo que una manivela giratoria. Además, el aparato también permitía el escurrido mecánico de la colada. 

El gran mérito de Carl Miele no fue inventar algo radicalmente nuevo –las lavadoras ya existían– o muy complejo, sino saber adaptar las tecnologías y aparatos ya existentes a nuevos usos

A pesar de que todavía requería una considerable cantidad de trabajo físico, pronto fue muy demandada. Al año siguiente, la compañía doblaba su apuesta al introducir un nuevo modelo donde el agitador también se podía conectar con una correa de transmisión a los mismos motores externos que se empleaban para accionar las mantecadoras y que, por tanto, estaban presentes en todas las granjas.

Así pues el gran mérito de Carl Miele no fue inventar algo radicalmente nuevo –las lavadoras ya existían– o muy complejo, sino saber adaptar las tecnologías y aparatos ya existentes a nuevos usos, anticipando que el futuro se encontraba en el ámbito doméstico.

Aliviar el trabajo del hogar daría lugar a múltiples invenciones que hicieron a esta compañía líder en electrodomésticos

Crecimiento

En 1907 la compañía ya había multiplicado su plantilla por 6 y en 1914 empleaba a más de 500 trabajadores; un constante crecimiento basado en su cada vez mayor prestigio como fabricante de mantecadoras y lavadoras; que cimentaron perfeccionando los modelos ya existentes e introduciendo otros nuevos que apostaban por los motores eléctricos: en 1910 lanzaba al mercado la primera mantecadora eléctrica; en 1914 introducían la primera lavadora hidráulica (la Nº 40), especialmente pensada para las granjas y casas rurales, que no disponían de electricidad; pero también la primera lavadora eléctrica, con un motor eléctrico acoplable (el legendario modelo Nº 50). 

A la izquierda, una de las primeras lavadoras eléctricas de Miele; el motor se ubica en la base metálica y la cubeta aún es de madera. A la derecha, el modelo de lavadora 155, con cuba metálica, motor eléctrico integrado en el soporte y escurridor de rodillo
A la izquierda, una de las primeras lavadoras eléctricas de Miele; el motor se ubica en la base metálica y la cubeta aún es de madera. A la derecha, el modelo de lavadora 155, con cuba metálica, motor eléctrico integrado en el soporte y escurridor de rodillo
Harald Bischoff

Tras el obligado parón por la I Guerra Mundial, la compañía retomaba su actividad y, en 1920, comenzaban a fabricar equipos que integraban distintos aparatos para el procesado de la leche y que, de facto, eran plantas lecheras en miniatura alimentadas por un solo motor. En 1923, una nueva versión de la Nº50 con el motor eléctrico ya integrado. En 1925, las primeras lavadoras de tambor de carga horizontal y secadoras centrífugas, con gran capacidad de carga, diseñadas para grandes instalaciones como hoteles u hospitales y que operaban con un potente motor de combustión. Y en 1930, la primera lavadora totalmente metálica.

El Modelo 155-1 de Miele, una lavadora ya totalmente metálica
El Modelo 155-1 de Miele, una lavadora ya totalmente metálica
Reise Reise

Al mismo tiempo, Carl Miele y su socio decidieron diversificar su producción y explorar  nuevos sectores y, así, en 1912 probaban suerte en la fabricación de automóviles, que abandonarían solo dos años después. Y en 1924, comenzarían a fabricar bicicletas. No obstante, su principal apuesta seguían siendo los electrodomésticos: en 1927 salía a la venta el primer aspirador Miele; en 1928, la primera plancha rotatoria; y en 1932, el primer frigorífico.

Uno de los automóviles fabricados por la compañía en su breve aventura en el sector automvilístico entre 1912-14: el modleo K1 de 1913
Uno de los automóviles fabricados por la compañía en su breve aventura en el sector automvilístico entre 1912-14: el modelo K1 de 1913

De hecho, la definitiva consagración de la casa Miele como referente y líder en el sector de los ‘grandes’ electrodomésticos se produjo en 1929, con el lanzamiento del primer lavavajillas eléctrico en Europa… pero la de la invención del lavavajillas ya es otra apasionante historia que habrá que contar en otra ocasión.

‘Immer besser’

Carl Miele y Reinhard Zinkann estaban convencidos de que "el éxito a largo plazo solo es posible si uno está absolutamente convencido de la calidad de sus productos". Por ese motivo, desde el primer momento apostaron por producir equipos muy fiables y duraderos, fabricados con los mejores materiales, aun cuando eso pudiese gravar su precio, confiados en que el comprador sabría valorarlo como la mejor inversión. Una filosofía recogida en el eslogan acuñado por la compañía y que figuraba ya en sus primeros equipos: ‘immer besser’ (‘mejor para siempre’). Y un compromiso que no dejaron de reforzar conforme la compañía crecía: en 1907 la empresa se trasladaba a la localidad de Gütersloh, a unas instalaciones mucho más amplias y que contaban con conexión ferroviaria y una fundición de hierro donde producir las piezas de sus equipos. Servicios que ampliaron en los siguientes cuatro años con una fundición de metales no ferrosos; zonas y plantas para el prensado, el galvanizado y el esmaltado; un aserradero; y, en 1916 y en la vecina localidad de Bielefeld, una fábrica de motores eléctricos. Al poder fabricar íntegramente todas las partes de sus aparatos podían garantizar su calidad y resistencia. Además, Carl iba a inventar y patentar una nueva tecnología para el galvanizado más limpia y rentable.

Miguel Barral Técnico del Muncyt

Esta sección se realiza en colaboración con el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología

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