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Consejos de una profesora y un estudiante para presentar el TFG o el TFM 'online'

Los que se dieron el primer chapuzón en este formato a finales del curso pasado explican cómo fue y qué recomiendan a los alumnos que deban enfrentarse a ello en un futuro no muy lejano.

Procura realizar tu presentación con un fondo neutral para darle un ambiente más académico.
Procura realizar tu presentación con un fondo neutral para darle un ambiente más académico.
Unsplash

Hace ya un año que comenzó el curso 2019-2020, que terminó de una forma que nadie habría imaginado cuando en septiembre los estudiantes se colgaron las mochilas de nuevo para acudir a clase. Sin un periodo de gracia en el que poder tomar carrerilla para darle un vuelco al sistema educativo, todos, estudiantes, alumnado y coordinadores, debieron transformar -no siempre con éxito- apuntes, temarios, trabajos y exámenes a un formato exclusivamente online en tiempo récord, para poder mantener la calidad de la enseñanza de la mejor forma posible, a pesar de las circunstancias.

Esta transformación supuso que, uno de los momentos cruciales de muchos estudiantes como lo es la entrega y presentación de sus trabajos de fin de Grado o de fin de Máster, tuviera que pasar por adaptarse también a las nuevas normas del juego: todo sería online, aunque el tribunal se podía reducir en algunos casos a un único profesor, a menos que el estudiante quisiese optar a la matrícula de honor.

Fue el caso de la facultad de Educación de la Universidad de Zaragoza, donde ejerce como docente Pilar Arranz. "Lo que no ha cambió fue la forma de evaluar", asegura. "En la defensa no hay que evaluar el trabajo, porque ya lo ha sido. Se valora la defensa en sí: si el estudiante te mira, su lenguaje, su postura, su tranquilidad, su seguridad, las respuestas que da a las preguntas que se le hacen... Y todo eso también se valoraba antes, presencialmente". Confiesa que, quizás, esta vez se dio más importancia a la soltura que pudiera tener el estudiante, aunque, asegura, en su caso "todos lo hicieron muy bien". De hecho, la profesora considera que los alumnos estuvieron más tranquilos, "quizá por el hecho de que no había un tribunal externo", reflexiona. "También hay que tener en cuenta que tuvieron mucho 'feedback' con el tutor, y cuando les dan el visto bueno son conscientes de que está bien y de que es un buen trabajo".

Entre las pautas que Arranz dio a sus alumnos antes de la presentación 'online', que mirasen a la cámara o que tratasen de mostrar un fondo de habitación académico. "Esto es para que sean conscientes de que, aunque estén en su casa, es mejor si se mantienen la línea académica". También recomienda, en la medida de lo posible, poder acompañar su exposición oral junto a la presentación de diapositivas. "Solían hacerlo, ya que la herramienta de 'Google Meet' que hemos empleado permitía compartir la pantalla de esta forma, aunque en algunos casos fue más complicado".

"El tiempo también es un detalle importante que hay que cuidar, tanto si la exposición es 'online' como presencial. Hay que prepararse y ajustarse", aconseja la docente. En su caso recomienda, por ejemplo, no preparar más de diez diapositivas. "La exposición tiene que resumir el trabajo. Dura quince minutos, así que con dedicar algo más de un minuto a cada una de ellas es suficiente".

"Sobre todo quiero animarles en el sentido de que no lo vean como una merma en el resultado, sino como una oportunidad de demostrar a través de otro medio que conoces bien el trabajo. Además, estamos en una época digital, algo virtual no tiene por que ser algo que genere adversidad", concluye.

A por la matrícula de honor

Xabier Ayechu es uno de los estudiantes que decidieron enfrentar la situación e ir a por todas. El Trabajo de Fin de Grado de este egresado de Historia, que abordaba el estudio del sintoísmo y su significado, tuvo que ser presentado a través de una videollamada a principios de verano. "Cuando me dieron la opción de hacer la presentación estaba un poco perdido. Al no poder tener una tutoría en condiciones con el director de TFG tuve que pedir ayuda a compañeros que habían hecho ya la defensa del TFG otros años", recuerda. 

A pesar de la novedad y la incertidumbre, Xabier califica la experiencia como bastante interesante. "Eso de ver al tribunal en sus casas en sus habitaciones quitaba un poco de hierro al asunto y lo hacía menos formal. Eso me ayudó un poco a tranquilizarme, sobre todo al principio. La defensa en sí fue bien, y los del tribunal bastante comprensivos con los problemas derivados de la informática. A la hora de la corrección sí que fueron algo mas duros". Sin embargo, el joven consiguió la máxima calificación en su trabajo: la deseada matrícula de honor.

Al final, reflexionando sobre si hubiera preferido afrontar este examen final de forma presencial, la respuesta no es definitiva. "Presencial, por un lado, es mucho más profesional, al fin y al cabo les ves las caras en persona y te muestran con gestos cómo te están viendo. Por otro lado, hacerlo telemáticamente permitió que no me pusiera tan nervioso precisamente por eso mismo, por no tenerlos en persona trajeados sino en sus casas a través de cámaras. Mucho mas artificial y a la vez menos estresante".

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