Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Gazapos de cine

'Misión imposible: Fallout': ¿te dan miedo las alturas?

Oxígeno, altitud y muchas prisas en este diálogo de la película 'Mision: Impossible. Fallout'. ¿Descubres el gazapo científico?

Fotograma de la película 'Mision: Impossible. Fallout' (Christopher McQuarrie, 2018)
Fotograma de la película 'Mision: Impossible. Fallout' (Christopher McQuarrie, 2018)
Paramount Pictures, Skydance Productions

Tras fracasar en su última misión, el equipo del FMI, encabezado por Ethan Hunt, acompañados por el ambiguo Agente Walker, cuya presencia ha sido impuesta por la directora de la CIA, se embarca en una persecución contrarreloj para evitar que una organización terrorista ejecute un triple ataque nuclear y provoque una catástrofe mundial con la inestimable ayuda de la agente del MI6 británico Ilsa Fault.

El diálogo

-¿Tienes el oxígeno? -preguntó Ethan Hunt al petulante agente Walker cuando ya embutidos en los trajes aeronáuticos se disponían a saltar desde el avión en caída libre. Luego añadió-: A esta altitud no hay atmósfera. No quiero que te desmayes.

“Altitud 25.000 pies”, indicó el sofisticado ordenador de a bordo del traje de salto cuando se lanzaron sobre su objetivo.

El gazapo

La misión, Sr. Hunt, si la acepta, es descubrir qué es A.T.M.O.S.F.E.R.A.; hasta dónde se extiende; su estructura y su composición.

Sí, porque salvo que el agente Hunt calce las botas de 7 leguas -lo cual tampoco sería del todo descartable dada la infinita gama de trucos, recursos y artilugios de los que hace gala el FMI en cada nueva entrega- y cuente los pies con ellas, 25.000 pies equivalen a 7.215 metros. Una altitud que ni mucho menos supone el límite de la atmósfera. En todo caso, el límite (aproximado) de la troposfera -la denominada tropopausa-. Que es solo la primera de las 4 (o 5) capas en que se estructura la atmósfera terrestre.

Porque, en función de la fuente consultada, se distinguen 4 ó 5 capas, ya que algunas incluyen la exosfera. La más extensa, difusa e indefinida por ser una especie de zona de transición o limbo en la que se funden y se confunden el final de la atmósfera terrestre y el espacio 'exterior'. Un páramo ocupado apenas por un 'puñado' de átomos, fundamentalmente de hidrógeno. Y que se extiende desde los 600 km hasta más allá de 10.000 km. De tal suerte que, en caso de ser considerada como la parte última o más externa de la atmósfera, esta abarcaría hasta esa altitud. En caso contrario, la extensión de la atmósfera se limitaría a unos mucho más modestos 600 km de altitud. Apenas 593 más de los que apunta Ethan Hunt.

En (d)efecto, los 25.000 pies suponen solo el límite (aproximado e inferior) de la troposfera, es decir, la capa más inferior -y más estrecha o reducida- de la atmósfera. Eso sí, es en esta capa donde se dan las condiciones para albergar vida. Y también, y debido a la presencia de moléculas de agua, la capa en la que se originan y se producen los distintos fenómenos meteorológicos. Incluido el 'jet stream' o corriente de aire que aprovechan los aviones y que se localiza justo en el límite superior de la trosposfera, la denominada tropopausa-.

En lo que no le falta razón a Cruise/Hunt es en que a esa altura el oxígeno 'escasea' peligrosamente. Debido a la atracción gravitatoria que ejerce la Tierra sobre todos los cuerpos -incluidas las moléculas de oxígeno- casi todo el peso de la atmósfera, o lo que es lo mismo, las moléculas y átomos que la constituyen, se concentran en la parte inferior, no ya de la atmósfera, sino también de la troposfera. Así las cosas, a esa altitud el aire está tan enrarecido, que se hace irrespirable. O mejor dicho, que por mucho que respiremos, no captaremos oxígeno suficiente para no perder la consciencia. A 7.215 metros, en torno al 75% del peso de las moléculas constituyentes de la atmósfera, incluida la práctica totalidad del oxígeno, ya ha quedado a nuestros pies y fuera del alcance de nuestros pulmones.

Pero, convenientemente equipados con trajes y suministro de oxígeno, ya podemos seguir ascendiendo para penetrar y descubrir los secretos de las capas superiores de la atmósfera: más allá de la tropopausa –tal y como se denomina a la frontera o franja que separa una (la troposfera) y otra– se localiza la estratosfera, una amplia capa que abarca desde los 10 km de altitud hasta unos 50 km. Y asimismo de vital importancia para la vida por cuanto en ella, ente los 25 y 30 km de altura, se encuentra la capa de ozono encargada de filtrar la peligrosa radiación ultravioleta procedente del sol. Ya que estamos, en la estratosfera la temperatura aumenta con la altura debido precisamente a la absorbente presencia de ese filtro de ozono. Al contrario de lo que sucede en la trosposfera, en la que la temperatura disminuye con la altitud debido a que el calor se concentra en la superficie por obra y gracia de la radiación solar incidente sobre el planeta. Parte de la cual es reflejada por el suelo y los océanos y parte de la cual es absorbida y reemitida como radiación infrarroja; vaya, como calor.

Y después de la estratosfera aún se encuentra la mesosfera, que se extiende entre los 45 y 90 km de altitud. Y por encima de ella alcanzaríamos la termosfera que se eleva hasta más allá de los 500 km. Y como ya hemos visto, aún cabe la posibilidad de hablar de una capa adicional sobre la que no existe consenso: la ya referida exosfera.

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