Día mundial del emoji

El emoji: cuando el lenguaje corporal llega a las pantallas

Estos iconos, que son procesados por el cerebro en 13 milésimas de segundo, celebran el 17 de julio su Día Mundial. Son los protagonistas de las conversaciones escritas gracias a su capacidad de expresar emociones.

Emoji
Los iconos evitan ciertas cargas emocionales: por ejemplo, un corazón en vez de un “te quiero” puede ser visto como un mensaje sin ningún compromiso.
Freepik

Una cara sonriente, un corazón y muchos besos. No hay despedida más dulce para una conversación a través de una pantalla. Y eso solo es posible gracias a los emojis. Estos iconos se han convertido en elementos fundamentales en la comunicación actual, sobre todo, desde la irrupción de las aplicaciones de mensajería instantánea como WhatsApp o Telegram. Aunque hay algunos que no sabemos para qué sirven y otros cuya llegada a la biblioteca de emojis es más que necesaria, nadie puede resistirse al encanto de expresar las emociones con estos curiosos iconos. 

Tal es su importancia que, cada 17 de julio, se celebra su Día Mundial: “La comunicación escrita carece del lenguaje corporal, es decir, de todo aquello que nos despierta una persona cuando la tenemos delante: gestos, movimientos... Los emojis tratan de suplirlos y lo han conseguido, integrándose de un modo natural en las conversaciones escritas. De hecho, hay estudios recientes que aseguran que las personas reaccionan de igual forma a un emoticono de una cara sonriente que a un rostro humano sonriente”, asegura la psicóloga Carolina Álvarez, miembro de Top Doctors, plataforma 'online' para encontrar y contactar con distintos especialistas médicos. 

Facilitar la expresión 

Estos elementos facilitan, sin duda, la comunicación: gracias a ellos, el emisor puede expresar con mayor facilidad sus emociones y el receptor interpreta mejor el sentido del mensaje que recibe. De hecho, es capaz de analizarlo más rápidamente ya que, según un estudio de Massachusetts Institute of Technology, el cerebro procesa estas imágenes en tan solo 13 milésimas de segundo. Hay quien, para comprobar esta teoría y ponerse a prueba, convierte títulos de libros o películas en emojis. 

Sin embargo, puede ocurrir que “emisor y receptor no interpreten de la misma forma un emoticono, o que los emojis no consigan aportar a la comunicación los matices que conlleva una conversación tradicional”, explica María Gallego, psicóloga sanitaria de Top Doctors. Por ello, el uso de un icono u otro, así como su interpretación, puede variar dependiendo de factores externos que rodeen a los interlocutores, así como de la personalidad de los mismos. De hecho, un reciente estudio de la Universidad de Edge Hill, en Reino Unido, asegura que las personas que usan emoticonos positivos o que expresan felicidad son aquellas con una personalidad más abierta o extrovertida. 

Menos carga emocional 

El empleo excesivo de emojis "puede impedirnos establecer vínculos más profundos y sólidos, tratando de forma superficial algo tan importante como los sentimientos afectivos”, según explica la psicóloga Carolina Álvarez. Ejemplo de ello es la capacidad que estos elementos tienen para evitar cargas emocionales ya que, por ejemplo, "un icono de un corazón en vez de un “te quiero” puede ser visto como un mensaje para salir del paso sin comprometerse e implicarse tanto. Es aconsejable que determinados sentimientos se expresen de la manera más sincera y clara posible, si queremos que el receptor lo interprete correctamente”, comenta Álvarez.

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