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Esto es lo que nuestras fantasías sexuales dicen de nosotros

No hay que confundirlas con los fetiches ni avergonzarse por tenerlas: son producto de la imaginación de cada persona y, por tanto, normales y recurrentes a lo largo de nuestra vida sexual.

No dependen del género ni la edad, ya que son algo individual que depende de los gustos de cada uno.
No dependen del género ni la edad, ya que son algo individual que depende de los gustos de cada uno.
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Aunque podamos pensar que saltan el límite de lo sexualmente normal (algo recurrente cuando se habla de este tema que, a día de hoy, sigue siendo tabú para muchas personas), las fantasías eróticas no son algo de lo que avergonzarse. A lo largo de nuestra vida sexual son muchos (y variados) los deseos que podemos llegar a tener con algo o alguien que nos excite en un momento dado. Pero, lejos de creencias adolescentes, esto no es nada malo: solo nos da información sobre lo que nos gusta o apetece en el terreno sexual y en un momento puntual.

Así lo desvela el sexólogo de Erótica Enigma Óscar Rodrigo, quien explica que una fantasía sexual es una "recreación imaginaria de una situación sexual que nos sobreexcita y que, en general, nos proporciona mayor placer que la práctica de otros actos". Pensamientos normales y recurrentes que no entienden ni de edad ni de género que, sin embargo, vienen acompañados de un amplio cuestionario. "Nos planteamos muchas veces si las fantasías son buenas o son malas; si las realizamos o no; o si se las contamos a alguien. Como su nombre indica es una idea que nos surge en la cabeza, pero que muchas veces no tiene nada que ver con la realidad", asevera el sexólogo, quien advierte que no siempre es bueno llevarlas a cabo porque pueden decepcionar.

Entre las más recurrentes se encuentran, en opinión de este experto, "practicar sexo en lugares públicos, al aire libre, buscar a otra persona para incluirla con tu pareja, tener relaciones esporádicas con alguien del mismo sexo o adquirir roles dominantes o sumisos". Aprovecha para recalcar que esta última fantasía es un juego erótico que no depende de los ideales: "Lo más importante de cara a estos deseos es plantearnos si nos hacen felices y si recibimos una sobreexcitación positiva con esa fantasía. En ese caso, ¿por qué no imaginarla y mejorar tu vida sexual?", aconseja Rodrigo.

¿Debería hablarlo con alguien?

Aunque a veces nos pueda parecer que hablando sobre sexo derribamos tabús, esto no tiene por qué ser así, ya que cada uno es dueño de gestionar su intimidad sexual. "Recibir una sobrexcitación con una situación puntual ni es bueno ni malo; es una cosa tuya, de tu cabeza, y no es necesario compartirlo si no lo consideras", advierte Óscar Rodrigo. "No obstante, contarlo puede ayudar a crear una situación más morbosa a la hora de mantener relaciones sexuales o llevar a cabo dicha fantasía", agrega.

¿Fantasía sexual o fetiche?

"Muchas veces equivocamos lo que es una fantasía sexual (que hace referencia a la situación o la acción) con un fetiche (el objeto que proporciona el placer). Así, el fetichismo es la parafilia que derivada de la excitación sobre un artículo, como por ejemplo, una prenda, un zapato de tacón, unas deportivas….", explica el sexólogo zaragozano. También esclarece que no hace falta estar dormido para que surja una fantasía sexual ("conocidos popularmente como sueño húmedo", aclara) o tener una edad o identidad sexual concreta para tener o materializar nuestros deseos íntimos. "Todos tenemos la capacidad de pensar y, con ello, la de desarrollar todo lo que queramos en nuestra cabeza", concluye Óscar Rodrigo.

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