La contaminación del aire eleva y mucho el riesgo de padecer cáncer de mama

Las mujeres que respiran altas concentraciones de micropartículas desarrollan hasta un 28% más el tumor que las de áreas rurales.

Este año, la lucha contra la contaminación del aire es el tema central de las celebraciones.
Contaminación atmosférica.
Pixabay

Las altas concentraciones de micropartículas en suspensión, algo habitual en el aire que respiramos en las ciudades, elevan de forma considerable el riesgo de desarrollar un cáncer de mama. Así lo desvela una de las investigaciones más llamativas presentadas en el congreso de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO), que entre esta semana y la próxima reúne en Madrid a decenas de prestigiosos especialistas en cáncer de todo el continente.

Las micropartículas, denominadas PM2,5, son corpúsculos con un diámetro unas cien veces más pequeño que el de un pelo que flotan en la atmósfera y que tienen como principal origen la actividad humana, sobre todos los escapes de los vehículos diésel y las calefacciones y chimeneas de viviendas, fábricas y centrales eléctricas que queman madera y combustibles fósiles.

Las PM2,5 están consideradas como el elemento más letal de la contaminación que envuelve las ciudades, pues, por sus dimensiones mínimas, penetran con facilidad en pulmones y alveolos y pasan al riego sanguíneo generando o agravando enfermedades respiratorias como bronquitis, asma o EPOC y aumentando la posibilidad de padecer ictus o infartos. Se les achacan cada año decenas de miles de urgencias y hospitalizaciones, sobre todo de niños y ancianos, y miles de muertes solo en España.

Ahora ya hay certeza científica de que en su lista de graves daños a la salud hay que añadir el cáncer. Las investigaciones concluidas el año pasado por Charles Swanton, del Instituto Francis Crick de Londres, demostraron que la respiración excesiva de micropartículas desencadenaba cáncer de pulmón en población no fumadora. El estudio desvelado ahora, liderado por Béatrice Fervers, investigadora del Centro León Bérard para el Cáncer (Francia), otorga a las PM2,5 el mismo papel de factor de riesgo relevante, pero para los tumores de mama.

El trabajo de Fervers consistió en comparar a lo largo de 21 años, entre 1990 y 2011, la exposición a contaminantes atmosféricos tanto en el hogar como en el lugar de trabajo de casi 2.500 mujeres diagnosticadas de cáncer de mama con la de otras casi 3.000 francesas que no padecen la enfermedad. El trabajo concluye que el riesgo de desarrollar este tipo de tumor se eleva un 28% cuando la exposición a micropartículas en suspensión aumenta en 10 microgramos por metro cúbico, que es aproximadamente la diferencia entre la concentración media de PM2,5 que hay en un núcleo urbano o en un entorno rural.

Los investigadores también detectaron elevaciones del riesgo, pero bastante menores, en mujeres expuestas a partículas en suspensión más grandes -PM10- o al dióxido de nitrógeno que lanzan los tubos de escape. De hecho, el equipo científico quiere ahora completar el análisis de los daños de la contaminación atmosférica sobre el desarrollo de este tumor con el estudio de la exposición a estos tóxicos durante los desplazamientos al trabajo, ante la sospecha de que pueda esconder un elevado aumento del riesgo.

Charles Swanton otorga gran relevancia a los resultados de esta investigación y cree muy importante estudiar si la polución permite que las células del tejido mamario con mutaciones preexistentes promuevan el crecimiento de tumores, "probablemente por procesos inflamatorios similares a nuestras observaciones en no fumadores con cáncer de pulmón".

Jean-Yves Blay, director de Políticas Públicas de ESMO, subraya la relevancia de los hallazgos de ambos especialistas y reclama a las autoridades sanitarias actuar en consecuencia. "Ahora hay evidencias epidemiológicas y biológicas sólidas del vínculo entre la exposición a partículas PM2.5 y el cáncer, por lo que contamos con buenos motivos clínicos y económicos para reducir la contaminación para prevenir el cáncer".

De hecho, los oncólogos han hecho, de forma oficial, un "llamamiento urgente" a la Unión Europea para que, ante la evidencia de la alta peligrosidad para la salud de las micropartículas en suspensión, rebaje hasta a una quinta parte del actual el límite legal máximo de concentración de PM2,5 que se permite en las ciudades de los 27 estados miembros.

Negociación europea

ESMO se alía con la mayoría del Parlamento Europeo y con la Organización Mundial de la Salud en las negociaciones en marcha con el resto de instituciones europeas para pactar la reforma de las directivas sobre calidad del aire. La Eurocámara trata de convencer a la Comisión y Consejo europeos para que acepten reducir el límite máximo de concentración media anual de PM2,5 de los 25 microgramos por metro cúbico actuales a 5. Un objetivo mucho más ambicioso que la propuesta inicial de la Comisión Europea, que aspira a reducir el umbral máximo legal de micropartículas en las ciudades de 25 microgramos a 10 antes de 2030.

"Tenemos la responsabilidad de impulsar ese cambio no solo por la gente de Europa sino de todo el mundo, donde hay grandes variaciones en la contaminación", indicó Blay, quien considera que "apoyando nuestra petición con evidencia científica sólida estamos ofreciendo una nueva dimensión a la política de salud pública". "El trabajo no ha terminado y el cambio no se va a producir de un día para otro, pero vamos en la dirección correcta", aseguró el representante de los oncólogos europeos.

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