Suicidio en adolescentes: las señales de alarma que los padres pueden advertir

Estas son algunas conductas que pueden alertar a las familias y las medidas que se pueden tomar para prevenir situaciones de riesgo.

Hay circunstancias que pueden agravar trastornos preexistentes y llevar a los jóvenes a comportamientos de riesgo.
Hay circunstancias que pueden agravar trastornos preexistentes.
Pixabay

En los últimos años se han incrementado exponencialmente tanto los suicidios como las conductas destinadas a buscar la muerte o autolesiones entre la población joven. Esta circunstancia se ha convertido en la primera causa de muerte entre los jóvenes mayores de 25 años y la segunda entre los adolescentes. A finales de 2022 el Protocolo para la Prevención del Riesgo Suicida en Menores había detectado 400 casos de riesgo en colegios e institutos de Aragón9 menores de 29 años se quitó la vida en el primer semestre de 2022. 

Conocer qué comportamientos pueden alertar de estas tendencias puede ayudar a las familias a actuar antes de que la situación se complique. La psicopedagoga Olga Lázaro lo tiene claro: "es clave detectar cuanto antes las situaciones de riesgo para evitar que los problemas estallen en la adolescencia". 

Señales de alarma que deben alertar a las familias

El estrés adolescente, los problemas con los amigos, el fracaso escolar o una crisis familiar llevan a algunos jóvenes a autolesionarse e incluso a tratar de quitarse la vida. Estos son algunos comportamientos que alertan de que los menores pasan por una situación que no son capaces de gestionar.

  • Tristeza y baja autoestima
  • Aislamiento social
  • Irritabilidad
  • Cansancio y apatía
  • Bajo rendimiento escolar
  • Trastornos alimentarios
  • Adicciones a juegos ‘online’
  • El riesgo de las pantallas y las redes sociales
  • Antecedentes familiares de depresión
  • Situaciones emocionales conflictivas
  • Consumir drogas y alcohol

El peligro de las redes sociales

 "A la tristeza y a la baja autoestima hay que añadir que los adolescentes son muy sensibles a toda la información que reciben a través del móvil y eso, puede llevar a situaciones de aislamiento social”, explica la doctora Lázaro. Ellos mismos cortan las relaciones con sus iguales de forma voluntaria o puede que sean los otros quienes les excluyen. Esta situación genera frustración y puede llevar a la depresión

Pero no solo eso, la doctora Lázaro asegura que los jóvenes "son muy sensibles a los mensajes que llegan a través de redes sociales y los comentarios que leen incluyen expresiones muy duras que no se atreverían a decir en vivo y en directo", asegura. Para ella es importante que los padres traten de evitar el aislamiento social que producen las pantallas porque "lleva a conductas de riesgo para la salud mental, más allá del suicidio"-explica-”hay que controlar lo que pasa por redes sociales, las amistades que tienen, a qué juegan y el efecto que les produce estar mucho tiempo conectado”.

Ocio alejado de las pantallas

Gestionar el tiempo que los jóvenes pasan ante las pantallas y fomentar un ocio alejado de tabletas, móviles y ordenadores a través del deporte o el voluntariado ayuda a los jóvenes a crecer de forma más saludable. La psicopedagoga reconoce que, a través de las pantallas, los jóvenes acceden a una información que antes no tenían. “Los niños que se autolesionan o que tienen tendencias suicidas consiguen mucha información a través de internet”, explica.

Teléfono y otras herramientas para prevenir el suicidio.
Teléfono y otras herramientas para prevenir el suicidio.
H. A.

La prevención, clave ante el suicidio

Para prevenir estas conductas hay que empezar mucho antes de la adolescencia, explica la doctora Lázaro. "Hay niños muy presionados en el ámbito familiar que en la adolescencia no pueden gestionar el fracaso”, asegura. Y al mismo tiempo añade que, por el lado contrario, también hay un exceso de menores con baja tolerancia a la frustración y eso les provoca mucho desasosiego que es más difícil de gestionar más tarde. “Cuando son pequeños las familias les sostienen, pero, cuando crecen, las familias y los iguales y el contexto escolar no lo soportan”.

Además, la psicopedagoga destaca lo importante de la comunicación en la familia y la presencialidad de los padres en la educación de los menores y los adolescentes. “La pandemia ayudó mucho a padres e hijos a conocerse. Convivieron más tiempo y tuvieron que compartir más cosas. Muchas familias descubrieron a sus hijos y sus dificultades”.

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