La enorme descarga de adrenalina que permite, con el consiguiente aumento de la energía y alivio del estrés, la mejora de la flexibilidad y la movilidad, el refuerzo de la confianza en uno mismo y el impulso de la sensación de libertad son algunas de las ventajas que proporciona la realización de los vuelos en parapente y que explican que cada año los practiquen miles de aficionados en todo el mundo.

Además, y al contrario de lo que a menudo se piensa, no es tan peligroso como muchas personas creen. De hecho, es uno de los deportes aéreos más seguros que existen, pues el parapente está conectado al ala por al menos 30 líneas, siendo que solo una ya puede soportar todo el peso del equipo, que ha de incluir silla-arnés, cascos, gafas y paracaídas de emergencia.

Creado por escaladores

Como curiosidad, cabe destacar que fue desarrollado por escaladores que pretendían ahorrarse el camino de vuelta a casa tirándose con un paracaídas desde la ladera de la montaña, una original idea que tuvo lugar hace ya más de 50 años en Los Alpes.

Con los años y gracias al avance tecnológico, se reparó en el hecho de que los paracaídas, además del descenso, servían para volar. Y, en la actualidad, el parapente es la aeronave más ligera que existe y la única que cabe en una mochila.

En Aragón es posible llevar a cabo está práctica y conocer el cielo desde una posición privilegiada en lugares como Castejón de Sos, Loarre o el Valle de Tena, además de realizar diversos cursos al respecto.

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