Un espectáculo inédito en cuanto a deportividad y alegría contagiosa de sus contendientes es lo que supuso la inclusión del 'skate' por primera vez en unos Juegos Olímpicos en la pasada edición de Tokio. Las disciplinas de ‘street’ (recorrido recto que imita a una calle con escaleras, bordillos, cuestas o pasamanos) y 'park' (en una pista con desniveles y curvas complicadas) rejuvenecieron la cita olímpica y pusieron de manifiesto las características de un deporte que ha evolucionado notablemente en los últimos años y que requiere una gran concentración, rigor y paciencia.

Además, su práctica conlleva importantes beneficios, como el alivio del estrés, la mejora de la forma física (pues se trata de un ejercicio muy completo que involucra muchos grupos musculares) o el refuerzo del equilibrio y de la coordinación.

La primera meta para las personas que quieran iniciarse en el ‘skate’ ha de ser la de moverse con soltura encima de la tabla, es decir, poder desplazarse en un radio de varios metros pudiendo girar y tomar impulso cómodamente.

Entre los trucos más destacados se encuentra el ‘ollie’, el más básico. Para hacerlo, el pie delantero ha de estar perpendicular a la tabla por detrás de los tornillos delanteros. El pie posterior irá paralelo pero con la punta de los dedos en la parte del medio del ‘tail’ (la cola). Una vez colocados, se debe permitir que el ‘tail’ toque el suelo y, acto seguido, se raspará con el pie delantero para equilibrar la tabla y conseguir el salto. Conviene practicarlo todas las veces que haga falta en parado y, si es necesario, agarrarse a un banco.

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