excesos navideños

Las consecuencias del exceso de alcohol también repercuten en la dieta y el físico

Las bebidas alcohólicas están compuestas por calorías vacías que aumentan la ingesta calórica total del día pero no aportan energía al cuerpo.

El consumo de alcohol aumenta el riesgo de padecer dolencias hepática, cardiovasculares y enfermedades de transmisión sexual .
El consumo de alcohol aumenta el riesgo de padecer dolencias hepática, cardiovasculares y enfermedades de transmisión sexual .
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Los excesos navideños no solo son gastronómicos: las bebidas alcohólicas juegan un gran papel protagonista durante estas fechas y su consumo descontrolado puede ser incluso más nefasto si se hace referencia, sobre todo, a efectos estéticos y nutricionales. Las bebidas alcohólicas se caracterizan por ser calorías vacías, es decir, que suman al total calórico ingerido en el día pero no aportan ningún tipo de energía que nuestro cuerpo pueda aprovechar. 

"Si tomo 200 centímetros cúbicos de vino voy a ingerir aproximadamente unas 200 calorías extras", ejemplifica Marisa Burgos, dietista y nutricionista en la clínica Alimmenta. "A mayor graduación de una bebida alcohólica, mayor será su aporte calórico y, si además se nos ocurre mezclarla con bebidas azucaradas, este se incrementa exponencialmente", avisa esta dietista.

Por si esto fuera poco, si la bebida encima resulta agradable al paladar se beberá en mayor cantidad y también se comerá, ya que la combinación de sabores producirá placer. "Se puede decir que estas bebidas son capaces de distorsionar nuestras señales de hambre y saciedad", puntualiza Marisa.

Además de sumar calorías al balance calórico y, con ello, ser una dificultad para la consecución de los objetivos nutricionales y deportivos que se hayan planteado, las bebidas alcohólicas propician en un largo plazo la obesidad y todas las complicaciones de salud que esto conlleva: inflamación crónica, patologías crónicas en aparato digestivo, diabetes, hipertensión, síndrome metabólico, enfermedad cardiovascular e incluso cáncer.

Un peligro normalizado

Marisa explica que, como nutricionista, es difícil ver cómo el consumo de alcohol está tan normalizado en la sociedad a pesar de sus consecuencias negativas para la salud. "Aunque actualmente la sociedad es más crítica en cuanto al consumo de azúcar, por ejemplo, estamos aún muy lejos de relacionar al alcohol con un mal estado de salud", sentencia.

Si las consecuencias negativas, como el cáncer o los problemas digestivos, parecen todavía muy lejanas o improbables, Marisa reta a pensar en la resaca y en la acidez del día siguiente si se bebe demasiado: "igual tomar conciencia de ello sea la mejor manera de empezar a cuestionarnos nuestra relación con el alcohol".

Para limitar el consumo de bebidas alcohólicas durante las cenas, comidas y celebraciones, esta dietista propone un sencillo truco: si tenemos la costumbre de brindar con cava o vino, lo mejor es rellenar esa copa una sola vez. Mientras y de forma paralela, hay que ir bebiendo y rellenando el vaso del agua. Al ver que el copa del vino sigue habiendo líquido, nadie nos propondrá beber más.

Y, por último y sobre todo para después de las cenas y las comidas, Marisa nos aconseja apostar por el falso gin-tonic: en una copa de balón, vertemos agua con gas, limón, trozos de fruta... "Dará el pego, ¡pero la diferencia es abismal!"

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