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El Gobierno tiene la culpa de que tengas los dientes podridos", vociferaba el doctor Rubicundo Loachamín a sus aterrados pacientes, antes de arrancarles las piezas dañadas sin ningún tipo de anestesia.
"El Gobierno es culpable de que te duela", insistía Loachamín al rematar su faena odontológica en la nada idílica localidad de El Idilio. La incansable repetición de este mensaje por parte del doctor pretendía persuadir a sus víctimas de lo que era una incuestionable verdad a ojos de Rubicundo: "¿Y de quién es la culpa? ¿A ver? ¿Mía? ¡Del Gobierno!". Este matasanos, personaje secundario de la novela de Luis Sepúlveda ‘Un viejo que leía novelas de amor’, "odiaba al Gobierno, a todos y a cualquier Gobierno". Pero, al mismo tiempo, hallaba en esos Gobiernos la coartada perfecta para normalizar su propia impericia y su falta de escrúpulos profesionales.
España va bien, regular o fatal; dependiendo de las gafas con las que miremos a nuestro país y a nosotros mismos. El día de hoy, previo a la jornada de reflexión de las elecciones autonómicas y municipales españolas, es un momento óptimo para recapacitar sobre nuestra educación y madurez democráticas. Un buen Gobierno, en el sentido de un barco bien pilotado, se construye con la participación de todos, incluso de los Rubicundos furibundos. Por eso, la legitimidad para criticar a futuros Gobiernos se conquista yendo a votar el 28 de mayo de 2023.
