¡Socorro, Cajal!

¡Socorro, Cajal!
¡Socorro, Cajal!
Pixabay

El cerebro borra sin parar: como en el móvil, elimina vídeos y sonidos porque las imágenes ocupan menos y además no hay tiempo de revisarlas… ¡ni de verlas! 

El pobre cerebro se asusta de su propio móvil, que empezó siendo un auxiliar y ahora es el amo de la imaginación, que antes era ‘la loca de la casa’, según santa Teresa de Jesús.

El borrado de memoria cárnica o carnal (y por eso, a veces, carnívora) es para hacer sitio, y supone un ejercicio inconsciente y agotador (el inconsciente consume su 20% de energía corporal: la misma proporción, o más, que el consciente). El mismo cerebro en algún momento, hace pocos años, viéndose desbordado, se dio a sí mismo la orden de eliminar contenido para poder seguir más o menos vivo: a toda prisa, puesto que la presión de nuevo contenido por entrar es monstruosa.

Otra forma de defenderse de esta saturación sería filtrar lo que entra, pero ha de hacerse sin pensar: si el cerebro ha de ponerse a pensar estamos perdidos. Este filtrado sería aleatorio y, en su mejor versión, intuitivo, o sea, la caja de los sesgos y la presión del tiempo. El tiempo va más rápido cuantos más datos hay que gestionar. ¡Y aún nos quejamos de los riesgos de la IA, de que el pescado es caro y de que lleva mercurio! Lo queremos todo… y ya casi lo tenemos. Pero lo más probable es que no acertemos a verlo… ni a disfrutarlo. Casi seguro que estamos evolucionando a tope de vueltas para ponernos al día de nuestros propios inventos. A ver.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión