Por
  • José Luis Merino Hernández

Morirse a tiempo

Morirse a tiempo
Morirse a tiempo
Krisis'23

Con mucha pena y no poca sorpresa, leo en un diario nacional de amplia difusión, en la sección de Opinión, y escrito por un novelista aragonés, esta frase dirigida a personas ancianas que, como Ramón Tamames, según él, "no han sabido envejecer, pero en realidad pensamos que no supieron morirse a tiempo". 

Mientras contemplo, en la Feria del libro antiguo y viejo de Zaragoza, una novela de este ‘ingenioso’ escritor, un conocido intelectual aragonés (anciano), a quien comento mi sorpresa, me dice que, en su opinión, en los momentos actuales se está pasando de una ‘lucha de clases’ a una ‘lucha generacional’.

Y todo ello me distrae del artículo que estoy escribiendo acerca de los derechos de los abuelos en Aragón. Muchas veces, los ‘yayos’ y las ‘yayas’ son (somos) unas personas con las que se cuenta poco, porque ya hemos cumplido nuestra misión en la tierra (¿habrá que morirse a tiempo?). En otras, en el ámbito privado, se echa mano de ellos y ellas, cuando en la siguiente generación la pareja necesita trabajar al completo, sin tiempo suficiente para atender a las necesidades de la prole. Surge así una serie de obligaciones de los abuelos, puramente ‘naturales’ –no exigibles por ley–, basadas exclusivamente en el afecto que provoca la relación familiar.

Y se habla mucho de ellas, de las obligaciones, pero muy poco de su contrapartida, es decir, de los derechos de los abuelos, algunos de ellos determinados por la ley. Por ejemplo, en el ‘pacto de relaciones familiares’ que suelen formalizar los padres con prole que se separan o divorcian, entre otros acuerdos, según el Código del Derecho foral de Aragón, ha de figurar "el régimen de relación de los hijos con sus… abuelos". Éstos tienen derecho, así, a formar parte del aspecto educativo y, en general, de protección de sus nietos, en una suerte de coparticipación con los padres.

La generación que mayoritariamente rige los asuntos públicos de nuestra sociedad debe apercibirse de que los miembros de la anterior generación tienen mucho que aportar

No menor importancia tiene, también según el Código aragonés, el derecho/deber de los abuelos de educar y criar a sus nietos cuando faltan los padres, teniéndolos consigo y "asumiendo a tales fines la correspondiente autoridad familiar".

Pero, pasando de lo privado a lo público, ahora que se está poniendo de moda, frente a la ‘lucha generacional’ de que habla mi amigo, un nuevo término lingüístico, ‘edadismo’ (algo así como empoderamiento de las personas de avanzada edad), es bueno recordar estos y otros derechos de los abuelos. No creo que haya que llegar, como algunos defienden, a la ‘revolución de los mayores’. Basta con que la generación que mayoritariamente rige los asuntos públicos de nuestra sociedad se aperciba de que los miembros de la anterior generación –sus padres, los abuelos– tenemos mucho que aportar al bienestar de la sociedad; y debemos hacerlo (en la medida de lo posible), sin caer necesariamente en la cómoda jubilación del ‘dolce far niente’.

Creo que la convergencia de dos mentalidades, la ágil de los jóvenes y la asentada (menos ágil) de los mayores, puede producir efectos notablemente beneficiosos en cualquier ámbito de la sociedad.

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