Zaragoza, ciudad limpia. ¿Y los zaragozanos?

La calle Contamina, un reducto de basura y suciedad a escasos metros de la calle Alfonso.
Zaragoza, ciudad limpia. ¿Y los zaragozanos?
HA

Es muy loable el empeño de nuestro Ayuntamiento de hacer de Zaragoza la ciudad más limpia de España, tal y como con todo detalle nos proponía la concejal de Servicios Públicos, doña Natalia Chueca, dando cuenta del ambicioso plan de inversiones y de la nueva contrata de limpieza adjudicada a FCC Medio Ambiente por 615 millones de euros y a desarrollar en los próximos diez años. 

El 18 de marzo pasado, este diario dedicaba una página a explicar el asunto.

No seré yo quien ponga objeciones a que mi ciudad, nuestra ciudad, sea la más limpia y bonita de España, y desde luego todo mi apoyo a este equipo municipal, cuyos esfuerzos, insisto en que loables, sin embargo, no alcanzarán los resultados previstos si no se tienen en cuenta otros factores en presencia. Entre otras cosas, porque esta ciudad la habitamos los zaragozanos y nuestra conducta y nuestras formas de proceder en relación con la limpieza es posible que dejen bastante que desear. Si aspiramos a una ciudad limpia es que probablemente partimos de una ciudad no tan limpia, o sea, sucia. Por ello sugeriría, aunque en parte ya se está haciendo, acompañar el plan con una intensa campaña de publicidad sobre los comportamientos esperables de nuestros conciudadanos; y quizá de alguna ejemplar sanción a quienes no atienden sus obligaciones… sin olvidar la necesaria colaboración de comercios, comunidades de propietarios, dueños de locales vacíos, etc.

El Ayuntamiento aspira a que Zaragoza se convierta en la ciudad más limpia de España, pero para que eso sea posible es necesario que los zaragozanos nos comportemos con el necesario civismo

Una ciudad, al fin y al cabo, la hacen sus ciudadanos, por muchos esfuerzos que hagan las autoridades competentes. Y hoy por hoy hay que reconocer que Zaragoza no es precisamente una ciudad limpia. Así que pongámonos las pilas. Hace unos años, cuando yo fumaba, recibí una bronca monumental de un ciudadano que me vio arrojar una colilla a la calle en una bella ciudad centroeuropea. La recogí del suelo y no lo volví a hacer.

También complementaría el esfuerzo municipal tratar de acabar con esa inmunda plaga de aves exóticas que pueblan nuestros árboles y ensucian con sus defecaciones calles, aceras y calzadas de una forma y colorido realmente llamativo y exuberante; y no digamos de ese invento yanqui que es el chicle cuyos restos pegajosos pavimentan la ciudad. Yo le pondría un alto impuesto por la repulsiva contaminación visual que produce, por aquello de que quien contamina, paga.

Una ciudad limpia requiere ciudadanos limpios

Merece la pena tener una ciudad limpia; contribuye al bienestar de la población y hasta el aire se hace más respirable. La gente se encuentra mejor y la viandanza y el paseo se hacen más agradables.

Así es que un sí rotundo al Ayuntamiento, con unas pequeñas apostillas, por poner en marcha este plan de limpieza ciudadana; un reconocimiento a la plantilla de empleados de la limpieza, que son quienes con su trabajo van a hacerlo posible y un llamamiento a los zaragozanos para que se nos considere, también, los más limpios de España. A ver si lo conseguimos; está en nuestras manos.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión