Las familias y el barullo del Gobierno

Las familias numerosas
Las familias y el barullo del Gobierno
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La familia es una de las instituciones cuya protección social, económica y jurídica por parte de los poderes públicos está asegurada, en virtud del art. 39.1 de la Constitución. Especial protección se presta a las familias numerosas mediante la ley 40/2003 en consideración a su importancia social y en términos demográficos, por su contribución a la natalidad. 

Se crea también en esa Ley un Observatorio de la familia que, suponemos, algo tendrá que decir en una circunstancia como la que se está viviendo actualmente como consecuencia de los famosos bonos eléctrico y térmico, fruto una vez más del atolondramiento legislativo que se lleva este Gobierno y que pasa en un santiamén de la gran seca a la gran remojada; o sea, que ahora la vicepresidenta de turno doña Teresa Ribera parece decidida a establecer el café para todos; o mejor dicho, café para ninguno, suprimiendo sencillamente unas prestaciones que no tenían en cuenta la posibilidad de que las recibieran familias con niveles de renta y de riqueza de cierta envergadura. O estableciendo un límite de renta familiar en 26.000 euros. ¿Cuáles son o deben ser esos niveles? ¿Cómo se determinan y controlan? ¿Es justo ese café para ninguno que aparece en los planes de esa vicepresidenta radical y simplista? ¿Sabe esta señora de lo que está hablando? Por decreto ley no, señores del Gobierno; lo tienen prohibido. Aunque como les da igual, harán lo que les plazca. Más barullo.

El caso de las ayudas del bono eléctrico y térmico vuelve a poner de manifiesto el escaso rigor con el que legisla el Gobierno actual

Yo creo que el Gobierno no sabe ni entiende lo que es una familia numerosa. No sabe de sus penurias, de sus necesidades, de sus agobios, que afectan probablemente a la mayoría de las mismas. Desconoce las cuentas y los gastos a que hacen frente en los primeros días de cada mes; desconoce los sufrimientos y pérdidas de tiempo por los complicados, exigentes e innecesarios a veces trámites administrativos a que son sometidas; no sabe que consumen mucho más que otras unidades familiares, lo que les lleva a soportar muchos más impuestos como el IVA. Y sí, puede ser que haya unas cuantas familias numerosas ‘ricas’, y que cabría pensar no debieran beneficiarse de ciertas ventajas, aunque en el caso que nos ocupa no cabe hacer tacha moral alguna, pues se estaba utilizando un recurso legal al que se tenía perfecto derecho. Otra cosa es que, una vez más, la ley estuviera mal hecha, sin tener en consideración esos "efectos indeseados" que le salen al Gobierno por todas partes. Y que se podrían haber evitado dedicando toda la atención que requiere legislar como Dios manda, escuchando a los órganos consultivos, a los observatorios, a las asociaciones… a la ciudadanía en general. Cuidando más lo que es hacer una buena ley. Otra vez el Gobierno en pleno barullo.

Es verdad que los recursos del Estado deben atender prioritariamente a los colectivos más vulnerables, pero no es menos cierto que hay también mucho gasto superfluo que eliminar, aunque de esto no se hable: duplicidades, chiringuitos, dudosas subvenciones, excesivo boato, sociedades públicas de conveniencia, enchufes… para qué seguir. Pero ese concepto etéreo de los colectivos vulnerables no excluye que otros colectivos merezcan apoyo y protección de las políticas públicas: igual que ahora se protege a los trans (¿habrá algún trans rico que deba ser excluido?) y a los animales de compañía, no estaría de más que se protegiera con alguna medida que aliviara ligeramente las cargas y costes que supone el simple y noble hecho de ser una familia numerosa, para fomentar que las siga habiendo, ya que son el sostén para mitigar el envejecimiento de la población de un país que se acerca peligrosamente a su invierno demográfico, aseguran cotizaciones futuras que pagarán pensiones, serán mano de obra, etc.

Y también, su falta de sensibilidad hacia las necesidades y dificultades de las familias numerosas en nuestro país

Mi admiración y mi ánimo a las familias numerosas; yo he pertenecido a una de ellas y sé del calor, de la vitalidad, de la alegría y de la felicidad que se puede vivir en su seno, a pesar de la estrechez que suele acompañar y que se sabe superar con esfuerzo, sacrificio, amor y sonrisas. Aunque los gobiernos te ignoren y se embarullen porque, tristemente, no saben lo que son las familias numerosas y les importan bastante poco.

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