La nube ovalada

La nube ovalada
La nube ovalada
Pixabay

La vida en trozos de poemas, a ratos o siempre, según los días. La vida sin comas, ni puntos. La vida casi sin vida. Pasó el soplo, se fue el ánima mundi y todo renace con el cambio de hora, que se mantiene en Europa porque es una tradición vigorosa, como la OTAN o el Habeas corpus. 

Las ideas todavía deben de estar por ahí, escondidos en las bodegas de Bajmut. Las cosas, benditas cosas, los libros, que están entre los objetos y las ideas, como los trenes descarrilados de Grecia, nuestra patria. Todo está por ahí, flotando sobre los containers en llamas de París.

En un bar chino de siempre, en Zaragoza, hay un hombre atento a la astracanada de la tele, como si estuviera ante un altar y un café con leche. Un poco más aquí o allá hay una expo de figuritas de Semana Santa: se sube en un ascensor de cristal hasta el tercer piso (en el Centro Joaquín Roncal, donde María Bueno ‘Pezones Revueltos’ expone sus fabulosas e irresistibles ilustraciones ‘Boga’, hasta el viernes), y desde ese tercer piso donde pasan las procesiones a escala se ven los remates de las torres del Pilar. Y una nube ovalada, como un ovni pequeño que ha salido a saludar al helicóptero. Como la Iglesia de Santa Isabel de Portugal está reproducida en la expo de miniaturas se puede saltar desde la maqueta del Joaquín Roncal a la iglesia auténtica de la Plaza del Justicia o de San Cayetano (se puede saltar conceptualmente pero mejor ir a pie, que está cerca), que es la plaza de los ‘Cuentos de San Cayetano’ de Labordeta, de donde sale la procesión del Viernes Santo. 

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