Por
  • Juan Ros

Toca viajar menos

Un viaje transoceánico medio de ida y vuelta de una persona consume la misma energía que una vivienda europea en un año
Un viaje transoceánico medio de ida y vuelta de una persona consume la misma energía que una vivienda europea en un año
Krisis'19

HERALDO nos sorprendió recientemente con la entrevista a John Tracy, expresidente de Boeing, y su declaración de que en 20 años habrá el doble de aviones que contaminarán la mitad que ahora. Lo cual nos hubiera tranquilizado si fuera cierto. Pero no lo es en absoluto puesto que los aviones van ganando en eficiencia pero muy poco a efectos ambientales. Por otro lado, Greta Thunberg ha ido a la cumbre climática de Nueva York en velero, para no usar el avión. Aunque esta adolescente pueda ser un producto de marketing simplón, lo cierto es que el cambio climático va camino de alcanzar niveles irreversibles. La velocidad a la que se aproximan sus consecuencias desborda las múltiples contramedidas que se adoptan, porque tienen poco alcance y apenas consiguen reducir el impacto negativo en el planeta.

La población que tira del carro de las políticas ambientales no llega ni al 10% del total mundial. Se cree que China tardará unos 30 años en adoptar políticas reales medioambientales equivalentes a las europeas actuales. India, Bangladesh y otros países se estima que requerirán unos 50 años. Demasiado tarde. Entonces Asia habrá aumentado la población en 3.000 millones, todos ellos necesitados de bienestar (consumo) energético adecuado.

Es decir, por un lado hay una parte mínima del planeta esforzándose por contener el cambio climático, mientras que la mayoría no sólo no lo hace sino que aumenta el daño debido al crecimiento, resultando un balance muy negativo.

Además está Estados Unidos (330 millones de habitantes), ese país dual que no sabríamos clasificar si como ambientalista o como degradacionista. Allí el conocimiento y concienciación son avanzados en algunos ámbitos pero llevan décadas como campeones del consumo energético desaforado. Mientras que en Nueva York se va a prohibir la construcción de rascacielos de vidrio por su derroche de energía (ya era hora, a ver si se exporta la norma a todo el mundo), resulta que una vivienda media americana consume entre cinco y ocho veces más energía que una vivienda europea, o 20 veces más que una asiática. Adicionalmente gastan enormes cantidades de combustible en desplazarse para todo. Teresa Estevan premio nacional de Ingeniería nos explica en HERALDO que "los grandes países no se creen el acuerdo [climático] que firmaron", y es eso sí que es una gran verdad.

Dentro de las naciones que lideran la lucha contra el cambio climático, hay mucho que mejorar e innumerables contradicciones que superar. Es innegable que Europa y alguno más invertimos ingentes cantidades de dinero público en políticas ambientales pero todavía hay recorrido para incorporar nuevas reflexiones y actitudes, sobre todo en los hábitos de la población, y el impacto de los viajes está muy infravalorado hasta ahora.

Los desplazamientos cortos en coche podrán controlarse en el futuro utilizando vehículos eléctricos, eso no sucede con los aviones. Los gobiernos han mirado hacia otro lado con este tema, porque los intereses de las industrias aeronáutica y turística son más fuertes sin duda que preservar el planeta. Es hora de divulgar que un viaje transoceánico medio de ida y vuelta de una persona consume la misma energía que una vivienda europea en un año. Y si viaja la familia de cuatro equivale al consumo de la vivienda en cuatro años. En 15 años las emisiones de los aviones se han doblado porque la principal afición de mucha gente se ha convertido en ‘viajar’, cuantas más veces y más lejos mejor. Ya no necesitamos cultivar otras capacidades personales, nuestro hobby principal es viajar. Volamos a surfear a Australia, mejor que en el Cantábrico; a bañarnos en Bali, no compares con las Baleares; a esquiar a Canadá, que Formigal nos aburre. Nuestros gobiernos piden a los chinos y rusos que vengan (volando) masivamente a visitarnos. Es la gran contradicción que conduce al doble de emisiones de avión en los próximos 20 años.

Hay soluciones sobre la mesa para desincentivar el uso abusivo del avión, pueden ustedes investigarlas pues algunas son muy interesantes. De todos modos, como concluye un minucioso estudio de la BBC el pasado 10 de mayo: "Parece que la conclusión indefectible es que tenemos que volar menos".

Juan Ros es profesor de la Universidad de Zaragoza

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