Mosicaires es un grupo folk de Graus fundado en 2014, integrado por Jorge Álvarez, Alfredo Puy y Joaquín Baldellou, que se preocupa por la relación del hombre con la naturaleza y la música. Ofrece conciertos muy singulares, con instrumentos de carácter prehistórico, realizados con elementos reciclados, que ellos mismos fabrican con un lutier tan imaginativo como José Duardo Márquez, de Móstoles, y además publican cuentos.

Ayer en el Aula Magna del Paraninfo de la Universidad de Zaragoza presentaron un doble o quizá triple proyecto: el libro ‘Domestica Salvaje’, una canción titulada del mismo modo y un concierto bastante original en el que pusieron en danza más de 40 instrumentos, entre ellos, “uno fabricado con pluma de quebrantahuesos, que sería el antepasado del actual clarinete, y también un ordenador que hemos reciclado y hemos convertido en un laúd”, dice Jorge Álvarez, que es autor del texto del “cuento intergeneracional”, de unas 40 páginas, y responsable de vientos. “Agrega: todos hacemos un poco de todo, por eso solemos hablar de Mosicaires sin más, pero puestos diré que Alfredo es el responsable de las cuerdas y que Joaquín se encarga de las cuerdas también, de la percusión, y es el que cuida del sonido".

Jorge Álvarez dice que la canción ‘Doméstica Salvaje’, el single de un proyecto que quizá algún día se convierta en un álbum, está interpretada con guitarra eléctrica, el instrumento más moderno, y flauta de hueso de ala de buitre, que “que sería uno de los instrumentos sonoros más antiguos de la humanidad”. Jorge Álvarez reconoce que el suyo es un trabajo etnográfico, de búsqueda de sonidos, de investigación medioambiental y de memoria de tiempos idos.

Archivo Mosicaires.

El cuento ‘Doméstica Salvaje’, escrito por Jorge Álvarez, narra la historia de Llagure, una joven que con su familia y sus amigos pretende cambiar el futuro ambiental del planeta y de sus alrededores. Convive con el pastor Lorién y con el Cazador de Sonidos, “que está inspirado en el ya citado José Duardo Márquez, que es un todo un personaje y un sabio de la música. El libro, que es como una narración fantástica, se plantea algo muy concreto: queremos decir que muchos de los problemas ecológicos de la tierra, como el cambio climático y otros, nacen de que el hombre ha dejado de escuchar a la naturaleza, sus sonidos, su música, y planteamos que a partir de todo ello, de las canciones y de la música popular, del pastoreo, podemos darle una vuelta a una situación crítica”.

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Quizá por todo ello, en el concierto, además de los instrumentos ya referidos, podrán oírse y verse batefuegos, taburetes, goma de mascarilla, botella de anís (usada en el folclore popular, Joaquín Díaz los usaba a menudo), salterios, chiflos, cucharas metálicas. “Es toda una llamada a la tradición y a la imaginación. Nosotros tomamos ritmos populares, escribimos algunas letras, las integramos en la melodía tradicional e intentamos cantar. Digo intentamos...”, subraya Jorge Álvarez, con tanto humor como modestia.

El cuento lleva muchas cosas: dibujos de Julia Andrés Oliveira y fotografías de varios maestros de la naturaleza como Sergio Sanz, a la cabeza, pero también de Beatriz Pitarch, Enrique Gil, Manuel Minaya, y fotos históricas de dos grandes maestros como Ricardo Compairé y Vicente Bellosta. Todo este trabajo formaría parte de la obra en marcha ‘Iberia Impura’.

Una frase de Eduardo Galeano explica los matices y las ambiciones del trabajo de Mosicaires: “Mucha gente pequeña, en lugares pequeños y haciendo cosas pequeñas, pueden cambiar el mundo”. Quizá por ello, a Jorge Álvarez le gusta subrayar una frase, que casi es un lema para el trío: “No hay nada más vanguardista e innovador que la tradición”.

Archivo Mosicaire.