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Feria de San Jorge: El Cid reconquista Zaragoza y a Clemente se le va un toro vivo

El diestro sevillano borda el toreo al natural y no culmina la faena, que era de dos orejas, con la espada. 

El Cid, toreando al natural en Zaragoza.
El Cid, toreando al natural en Zaragoza.
Ruben Losada/FotografiArte

Afortunados los que quedaron con ganas de ver a Juan Ortega con otro toro y volvieron este martes. Los que no, los ocasionales, se perdieron otra mano izquierda cumbre. La de Manuel Jesús ‘el Cid’ frente al sensacional Marinero de Ana Romero. La de un torero que ha reconquistado la plaza de Zaragoza cinco años y medio después de haberse despedido de ella por la puerta grande.

Esta vez no lo sacaron a hombros. Es igual. Nos quedamos con el sabor de esa veintena de muletazos al ralentí. Con el disfrute del toreo añejo. De trazo largo. Profundo. Como el “ole” que acompañaba cada remate de pecho del sevillano, triunfador de una tarde interesante en la que Borja Jiménez estuvo por debajo de las expectativas y Clemente fue el protagonista negativo al ver marchar vivo uno de sus oponentes.

Hubo un par de tandas de El Cid (segunda y última) que fueron superiores. Ambas al natural, con media muleta arrastrada. Enganchando delante las embestidas del Santa Coloma y llevándolas hasta detrás de la cadera. Con el animal enroscado y sometido por ese soberbio pitón, más templado que un derecho por el que no hubo tanto acople. 

Manuel Jesús se gustó y nos gustó. Mucho. Lástima de esa media estocada que cayó trasera y algo tendida. El presidente, José Antonio Ezquerra, le negó la segunda oreja, que bien pudo ir acompañada de la vuelta al ruedo a un burel que sobresalió entre la disparidad del encierro.

Tanto en hechuras, como en comportamiento. Porque los hubo cabrones -como el que el diestro de Salteras sorteó en primer turno sin ver toro por ningún lado- y también mansos de solemnidad, como ese sexto que le hizo pasar las de Caín a Clemente.

Mariscado de nombre, de lejos el mejor presentado, cantó la gallina en su primer encuentro con el caballo y luego no tuvo un pase en la muleta. Sin celo, con la cabeza por las nubes, dando arreones que cobraron más peligro -si cabe- en la suerte suprema, cuando el francés, que nos hizo pasar un mal rato, fue incapaz de enterrar la tizona tras innumerables intentos y escuchó los tres avisos. 

Antes, Clemente había estado digno con su primero. Tardó en templar, sí. Tuvo defectos de colocación, sí. Pero al menos se puso con otro Santa Coloma de dudosa presentación, al que perdió pasos hasta dibujar un puñado de naturales cantados por La Misericordia, que le obligó a dar una vuelta al ruedo más apropiada que la ovación con que fue despedido. 

El público andaba algo despistado. Hasta lógico, considerando que este martes se había pagado por ver una corrida completa de Ana Romero y acabó saltando al ruedo, como remiendo, un infame bichejo de Núñez del Cuvillo que vino acompañado de otros dos sobreros de la casa.

¿A quién le sorprendió que ese zambombo, contrahecho, se desplomara ya en el primer tercio? No a los que siguen defendiendo Zaragoza y estallaron contra la empresa, mientras Borja Jiménez se ponía pesado ante un imposible de medio viaje, si acaso.

El quinto, ese de la ganadería anunciada, tampoco tuvo demasiadas opciones y el de Espartinas se perdió entre zapatillazos. Sin dar con las distancias ni las alturas. Tampoco con la suavidad que el animal, noble pero muy escaso de fuerzas, requería para tragarse los pases de un torero que estuvo por debajo de lo esperado.

Ficha

Plaza de toros de Zaragoza. Tercer festejo de la Feria de San Jorge, con menos d e un tercio de entrada. Sonó el himno de España antes de que se rompiera el paseíllo. Se lidiaron toros de Ana Romero, desiguales en presentación y comportamiento, y un impresentable remiendo de Núñez del Cuvillo, que ofreció pobre juego.

El Cid: silencio tras aviso y oreja con petición de la segunda, tras aviso, y dos vueltas al ruedo.

Borja Jiménez: silencio tras aviso y ovación.

Clemente: vuelta al ruedo y ovación tras tres avisos.

Presidió José Antonio Ezquerra: mal.

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